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La recuperación se desacelera en España y aumenta la presión sobre el gobierno

Una manifestante que protesta contra el incremento de los precios de la electricidad muestra un panfleto en el que se lee "Obedece" el 19 de septiembre de 2021 en Granada afp_tickers

Con el consumo a medio gas, la inflación disparada y un débil crecimiento, las malas noticias se acumulan para España.

Su esperada reactivación económica tiene menos ímpetu que la de sus vecinos y genera preocupación en el gobierno de izquierda, enfrentado a los primeros signos de descontento social.

Ya no hay rastro del optimismo que imperaba a comienzos de año, cuando se esperaba una potente retomada de la actividad tras meses de crisis sanitaria.

«Poco a poco, el clima ha cambiado» y «las nubes se han acumulado», reconoce Rafael Pampillón, investigador de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

Madrid proyectaba, en sus previsiones iniciales, un crecimiento del 9,8% para 2021, una cifra entre las más elevadas de la zona euro. Pero a comienzos de abril, el objetivo se vio rebajado hasta el 6,5%, tras la tercera ola de la pandemia. Ahora, la mayoría de economistas estiman que el crecimiento no superará el 5%.

La razón: la serie de indicadores decepcionantes conocidos en las últimas semanas, tanto en el ámbito del consumo como en el de la inversión. El producto interior bruto (PIB) español solo avanzó un 1,1% en el segundo trimestre, frente al 2,8% inicialmente anunciado, y un 2% en el tercero trimestre, en lugar de un 2,7%.

«En términos absolutos, no está tan mal», pero «no está en los valores esperados», valora Pedro Aznar, profesor de la escuela de negocios Esade. España — el país europeo más golpeado por las consecuencias de la pandemia en 2020, con una caída del PIB del 10,8% — «disponía de un gran margen de progresión», recuerda el docente.

– ¿Exceso de optimismo? –

Pero el país no pasará la página de la pandemia hasta 2023, según Bruselas. España está así a la cola del pelotón europeo, con un PIB aún inferior en un 6,6% al nivel de antes de la crisis, frente al 1,4% de Italia, el 1,1% de Alemania y el 0,1% de Francia.

¿Qué explica estos malos resultados? Entre los principales factores, la subida de los precios de la energía. Se trata de un fenómeno común en la Unión Europea, pero particularmente marcado en España, muy dependiente de sus importaciones. Esto «afectó al consumo», empujando la inflación al nivel récord del 5,4% en octubre, apunta Pedro Aznar.

Otra explicación: la escasez en las cadenas de aprovisionamiento, que afecta especialmente a la industria del automóvil. «Varias plantas han tenido que pararse», ralentizando un sector «muy importante para España», donde representa un 11% del PIB, insiste Pampillón.

La marcada dependencia del turismo es otro de los motivos que ralentizan la recuperación española. El país esperaba recibir 45 millones de visitantes en 2021, pero los temores sobre la pandemia, que se resiste a remitir, han hecho inalcanzable este objetivo. A finales de septiembre, el país había registrado 20 millones de llegadas.

«El gobierno pecó de optimismo», insiste Pampillón, quien señala igualmente al atraso de Madrid para poner en marcha el plan de activación europeo, del que España es uno de los principales beneficiarios, con 140.000 millones de euros de préstamos y subvenciones.

– Inquietud –

Para el gobierno, que había prometido recuperar el nivel de actividad previo a la pandemia para final de año, la situación supone un duro golpe. Las nuevas circunstancias «van a debilitar» sus previsiones presupuestarias, y eso puede «generar problemas con Bruselas», avisa Aznar.

En los últimos días se han multiplicado las alertas en los círculos económicos: hay que «atajar esta vulnerabilidad» de los presupuestos, pidió el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, mientras que el presidente de la CEOE (patronal), Antonio Garamendi, llamó a tener «más rigor económico».

Pero más allá de los temores presupuestarios, lo que más inquieta al ejecutivo es el aumento del descontento social.

El lunes, varios centenares de empleados del sector automovilístico se manifestaron en Madrid para protestar por los problemas del sector. En Cádiz (sur), los obreros metalúrgicos están en huelga desde mitad de noviembre para reclamar subidas en salarios. Y a pocas semanas de Navidad, los transportistas amenazan también con la huelga ante el alza del precio de los carburantes.

«No vamos a dejar a nadie atrás», ha repetido con insistencia el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, confiado con el horizonte económico.

«España va mejor y yo garantizo que el año que viene estará aún mejor de lo que estamos hoy», ha asegurado.

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