Lula reta a los líderes mundiales a conocer la Amazonía rural, pobre y marginada
Carlos Meneses
Acará (Brasil), 3 nov (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, conoció este lunes la cara más vulnerable de la Amazonía y, en vísperas de la COP30, invitó a los líderes mundiales a descubrir a la población negra, ribereña e indígena que vive en la selva en condiciones extremadamente difíciles.
El líder progresista visitó la comunidad quilombola de Itacoã-Miri y el asentamiento de pequeños agricultores Ilha Grande, a una hora de distancia en lancha rápida desde Belém, donde tendrá lugar la cumbre del clima de la ONU (COP30), que arranca oficialmente en una semana.
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, el jefe de Estado escuchó de primera mano los muchos reclamos de las comunidades de descendientes de esclavos africanos, conocidos en Brasil como quilombolas.
Hubo un común denominador en todos ellos: educación, salud y seguridad. Lo elemental.
Los mismos problemas padecen la mayoría de los cerca de 30 millones de brasileños que habitan en el mayor bosque tropical del planeta, una de las regiones más pobres del país.
Lula defiende la COP30 en Belém, pese a las carencias
«Yo quiero que (los líderes mundiales) conozcan lo que es la selva amazónica, me gustaría que conocieran un quilombo», dijo Lula a los vecinos de Itacoã-Miri.
«Porque es muy fácil hacer una COP en París, Londres y Nueva York. Mucha gente nos dijo que no la hiciéramos aquí porque ‘no hay hoteles, hay mosquitos y no hay saneamiento básico'» en muchas zonas, añadió.
Lula también reconoció que los pueblos tradicionales de la Amazonía han sufrido «décadas de olvido». En Itacoã-Miri, territorio protegido desde 2014, viven 200 familias, unas 700 personas.
Hay multitud de niños correteando por las calles de tierra. La aldea se ha detenido para recibir al presidente. Viven del cultivo de mango, mandioca, cupuaçu y açaí, el superalimento que se ha puesto de moda en el mundo en los últimos años.
Pero no hay un instituto, ni un hospital, solo un ambulatorio para lo básico. Adrião Galizas ha venido con su prima de apenas unos años de edad para escuchar a Lula. Vive de lo que siembra. Cuenta a EFE que hace poco un joven murió camino al hospital tras un accidente de moto.
Ellen Taiany, por su parte, denunció el proyecto en marcha para instalar un vertedero sanitario a unos ocho kilómetros de allí.
Las autoridades regionales negaron la licencia medioambiental del relleno para enterrar toneladas de basura, por el impacto que puede causar en la calidad del suelo y en la veintena de manantiales de la zona y, en consecuencia, en la vida de los quilombos.
Sin embargo, un juez ha ordenado darle seguimiento al negocio.
Lula, quien en 2026 se presentará a la reelección para intentar un cuarto mandato, tras gobernar entre 2003 y 2010, se comprometió a hablar con el gobernador de Pará, Helder Barbalho, sobre el asunto.
Una comisaría sin policías
Taiany se queja además de que hay un puesto policial, sin policías.
«Pocos días hay policías aquí para patrullar», asegura a EFE esta futura profesora.
Y Keitiane Dias, de 29 años y madre de cuatro hijos, pide más médicos y un centro de educación secundaria.
Por el momento, Lula, acompañado de los ministros Paulo Teixeira, de Desarrollo Agrario; y Anielle Franco, de Igualdad Racial, les prometió facilitarles el acceso a créditos a tasas de interés bajas para mecanizar y procesar su producción agrícola.
El Gobierno también anunció que incluirá en sus programas de financiación la posibilidad de adquirir un robot que puede cambiar la vida de los agricultores de açaí, que hoy lo recogen subiendo las alargadas y finas palmeras con la fuerza de sus brazos y piernas.
Se trata de un robot que sube la palmera de açaí, corta la rama con los frutos y baja con ella lentamente. Toda una revolución para este remoto lugar del planeta. EFE
cms/mp
(foto)(vídeo)