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Protestas en Marruecos de trabajadores que piden acceder a Ceuta sin visado

Castillejos (Marruecos), 31 may (EFE).- Un centenar de trabajadores marroquíes se manifestaron este martes en la localidad de Castillejos, fronteriza con Ceuta, para reclamar que se les deje entrar en la ciudad española sin necesidad de visado, tal y como ocurría hace dos años antes del último cierre de la frontera.

La protesta se produce coincidiendo con la segunda fase de la apertura de los pasos entre Marruecos y las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, en el norte de África, que llevaban dos años cerrados por la pandemia y la crisis diplomática entre ambos países.

Las fronteras abrieron en una primera fase el pasado 17 de mayo sólo para residentes en la UE y personas con visado europeo. A esa categoría se añade hoy la de los trabajadores marroquíes, conocidos como transfronterizos, que sigan teniendo un contrato en vigor en las ciudades españolas.

Se trata, según cálculos de las delegaciones del Gobierno en Ceuta y Melilla, de 230 personas (150 de la primera ciudad y 80 de la segunda) de las 4.252 que en marzo de 2020, cuando se cerraron por la pandemia, tenían un contrato laboral en regla.

En la concentración, celebrada en una calle de Castillejos, participaron sobre todo mujeres que realizaban labores de empleadas del hogar para españoles en Ceuta antes del cierre fronterizo. Ahora, sólo podrán volver a hacerlo si consiguen un contrato de trabajo en la ciudad española.

Antes de la clausura, aparte de estos 4.252 trabajadores legales, miles de personas de las provincia de Tetuán, contigua a Ceuta, y Nador, cercana a Melilla, pasaban también cada día a las localidades españolas para trabajar de forma irregular gracias a la exención de visado que se aplicaba a esas dos regiones marroquíes y que por ahora no está vigente.

Esa economía sumergida, así como el tráfico irregular de mercancías desde Ceuta y Melilla a Marruecos que llevaban a las espaldas las conocidas como porteadoras, nutrían la economía de localidades como Castillejos (Fnideq en árabe), que ahora Marruecos intenta reflotar con proyectos para crear empleo en otros sectores.

A esa situación de exención de visado pidieron volver las decenas de personas que se manifestaron hoy en una calle de Castillejos, con sus carnés de identidad en mano y al grito de “nada de visado”, en referencia a la visa especial que se les exige ahora para pasar a Ceuta.

Una de las participantes era Mennana el Haddad, marroquí de 54 años que trabajó como empleada doméstica en la casa de una mujer española durante 27 años.

“No quieren darme el visado para entrar a Ceuta, mi ‘seguro’ (documento de estancia en Ceuta) está caducado desde hace dos años, y después de la pandemia mi empleadora no quiere renovar mi contrato, no tiene dinero para pagarme”, afirma a Efe.

La mujer reproduce un mensaje de audio de la española para la que trabajaba, en la que su antigua jefa se lamenta de la burocracia y la inversión necesaria para contratarla de nuevo y le comunica que ya no necesita de sus servicios.

El Haddad es soltera y vive sola en el campo fuera de Castillejos. “Cuando se acaben mis ahorros me quedo sin nada, no tengo ningún otro ingreso”, se queja.

Por la frontera ceutí del Tarajal pueden pasar a partir de hoy 150 marroquíes que trabajan en Ceuta y tienen los papeles en regla, pero deben volver en el mismo día, ya que no se les permite pernoctar allí.

En la protesta, Maruan Chakib, representante de los trabajadores transfronterizos en el sindicato Unión Marroquí del Trabajo (UMT), denunció la situación en la que se quedan los miles de marroquíes que antes tenían trabajo en Ceuta y ahora ya no.

Esas personas, explicó, perderán sus años cotizados en España de cara a cobrar una pensión española porque “el Gobierno marroquí no salió a defenderlos”.

“Nosotros seguiremos nuestra lucha, aumentaremos nuestra lucha y habrá más sentadas de protesta pacíficas para volver a trabajar sin ningún tipo de visado”, afirmó para añadir que esas personas no eran “contrabandistas, sino trabajadores legales que introducían divisas al país y tienen su dinero en los bancos (de Ceuta)”.

Los empleadores españoles, aseguró, “no quieren a estos trabajadores porque están cansados y han envejecido”, por lo que pidió que “al menos” les den el dinero al que tienen derecho por despido.

“Estas personas tienen que entrar a Ceuta y presentar una denuncia contra todos los empleadores quienes les expulsaron de forma abusiva”, denunció. “No se rendirán”, sentenció.

Más allá de la protesta, celebrada a un kilómetro de la frontera, la segunda fase de apertura de los pasos de Ceuta y Melilla no se notó especialmente en el lado marroquí del Tarajal, donde las esperas para entrar y salir son de unas dos horas para los coches particulares, sometidos a controles aduaneros.

Con la inaplicación de la excepción de visado, los transeúntes que ahora cruzan de un país al otro se han visto reducidos significativamente y apenas hay colas para pasar. EFE

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