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Materias primas, un alto costo humano y ambiental

La mega mina a cielo abierto Alumbrera, propiedad de Xstrata propicia conflictos sociales y ambientales. alumbrera.com.ar

En Argentina, como en otros países andinos, los proyectos mineros de Xstrata chocan con la creciente oposición de pueblos indígenas que denuncian daños ambientales y sociales. Algo que rechaza la empresa con sede en Zug. swissinfo.ch recogió testimonios de activistas sudamericanos de visita en Suiza.

Ubicada en la noroccidental provincia argentina de Catamarca, la Alumbrera es la primera y más grande mina a cielo abierto en el país andino.

De sus profundidades cada año son extraídas 140.000 toneladas de cobre, 400.000 onzas de oro y 960 toneladas de molibdeno, materias primas destinadas principalmente al mercado europeo (Alemania, España y Bulgaria) y al asiático (Corea, Japón, Filipinas y China).

“La mina la Alumbrera fue inaugurada en 1997 y en pocos años se convirtió en una de los más rentables de América Latina”, narra Virginia Cruz, estudiante universitaria y representante de la comunidad indígena Diaguita.

“Pero, mientras que las empresas ganan miles de millones de dólares cada año, la provincia de Catamarca sigue siendo una de las más pobres del país”.

Seducida por las promesas de nuevos puestos de trabajo y una mayor prosperidad para la región, la comunidad indígena tenía muchas esperanzas en ese proyecto. “Cuando llegó la primera multinacional, no teníamos la menor idea de lo que era una mina a cielo abierto ni del impacto ambiental de sus actividades. Nuestros antepasados siempre trabajaron la materia prima de una manera tradicional, sin dañar a la Naturaleza”. 

Con el tiempo, sin embargo, la comunidad empezó a denunciar el daño social y ambiental, la corrupción y las enfermedades generadas por la explotación. Y, sobre todo, la contaminación y el alto consumo de energía y de agua, recurso precioso en una región sumamente árida.

Xstrata, señalada

De la provincia de Catamarca, Virginia Cruz llegó a Suiza en busca de justicia. En 2003, la empresa multinacional Xstrata asumió la dirección del proyecto y ahora posee el 50% de las acciones de la Alumbrera; las canadienses Golcorp, el 37,5% y Yamana, el 12,5%.

Con cotizaciones en las bolsas de valores de Londres y Zúrich, y sede en el cantón de Zug, Xstrata es la cuarta empresa más importante del mundo en producción de cobre.

Con ocasión del Día Internacional de la Resistencia Indígena, el 12 de octubre, diversas organizaciones no gubernamentales suizas efectuaron una manifestación de protesta frente a las sedes de Xstrata y Glencore -su accionista más grande con sede también en Zug-, en la que participó Virginia Cruz.

Con ella estaban también representantes colombianos de la comunidad indígena wayuu, en cuyas tierras se encuentra la mina El Cerrejón, de cuyas acciones Xstrata posee el 33%, que es la mina de carbón más grande del mundo a cielo abierto y es objeto también de graves conflictos sociales. 

Además de las denuncias de daño ambiental y violaciones de derechos humanos, la corporación pretende desviar un río para ampliar sus actividades, según denunciaron Karmen Ramírez Boscana y Yazmín Romero Epiayu. 

Tóxicos en el aire y el agua

Para extraer unos pocos gramos de oro y cobre de la mina la Alumbrera se utilizan cada día cientos de toneladas de explosivos. Los pedazos de roca desprendidos son pasados luego por grandes molinos y procesados a través de la tecnología de lixiviación. El polvo se convierte en barro con la adición de sustancias tóxicas, altamente peligrosas. “En los últimos años, se ha incrementado el número de casos de cáncer y enfermedades respiratorias, y es inútil pagar a investigadores para que intenten probar lo contrario …”, denuncia Virginia Cruz.

En general, para recuperar el cobre se emplea ácido sulfúrico; para el oro, cianuro (de potasio, calcio o sodio). De acuerdo con las comunidades indígenas, los residuos tóxicos son vertidos en un lago artificial y luego penetran en el suelo y contaminan el medio ambiente.  

La megaminera utiliza también un promedio diario de setenta millones de litros de agua extraída de un manto freático, explica la estudiante argentina.

“Esto significa que una vez drenada toda el agua, ese depósito quedará seco. Ahora las multinacionales quieren utilizar también el agua del río que atraviesa la región, pero nosotros necesitamos esa agua para vivir, para alimentar a los animales y regar los campos…”  

El proceso de resistencia pacífica de estas comunidades indígenas no concierne, sin embargo, solamente al yacimiento de la Alumbrera. El consorcio liderado por Xstrata pretende ampliar sus actividades en la región argentina a la mina Agua Rica, pero los lugareños han manifestado de manera reiterada su desacuerdo con marchas de protesta y llamados al gobierno argentino.

Xstrata se defiende

Entrevistada por swissinfo.ch, la portavoz de Xstrata Emily Russell rechazó las acusaciones y aseguró que “todos los proyectos se llevan a cabo en total conformidad con las normas internacionales ambientales y sociales, y previa consulta con las comunidades locales”.

“En el caso de la mina la Alumbrera, un estudio de la fundación FUNCEI, encargado por el gobierno de Catamarca, determinó que no hay evidencias de contaminación ambiental ni de efectos negativos para la salud”, dijo Emily Russell. “El consorcio ha invertido 28 millones de dólares para la población local y el mejoramiento de infraestructuras sanitarias, educativas, culturales y ambientales”.

La mina la Alumbrera, por otra parte, proporciona empleo a una parte importante de la población local, añadió la vocera. “De los más de 2.000 empleados de la mina, más de la mitad proviene de las provincia de Catamarca y un 38% del vecino Tucumán.  

Ningún diálogo, sino un llamado a Suiza

Bajo la presión de las organizaciones no gubernamentales y la prensa, la empresa aceptó un diálogo con los representantes de las comunidades indígenas.

Sin embargo, la posición de éstas últimas es categórica: “Estamos cansados de este juego, de la aparente transparencia y de negociaciones que año con año se traducen en la victoria del fuerte sobre el débil”, dice Karmen Boscana Ramírez, representante de la organización Fuerza de las Mujeres Wayuu.

“Nuestro objetivo es crear conciencia y responsabilizar a la población suiza frente a los abusos de estas multinacionales. Suiza se presenta como un país promotor de la paz, mediador en conflictos, y defensor de los derechos humanos. Pero al mismo tiempo promueve actividades económicas que dañan el ambiente e infringen los tratados internacionales. Violaciones que nunca aceptaría en su territorio”.  

Activa en el comercio de materias primas, la multinacional con sede en Zug emplea a unas 40.000 personas a escala mundial y mantiene actividades en 19 países.

En 2010 registró un volumen de negocios de 30.500 millones de dólares, un crecimiento del 34% respecto al año anterior, y un beneficio neto de 4.690 millones.

En los primeros seis meses de este año, el beneficio es de 2.860 millones, un aumento del 25% con respecto al mismo período del año 2010.

La multinacional produce esencialmente carbón, oro, aluminio, cobre, níquel y zinc.

En 1990, el gigante Glencore era el mayor accionista de Xstrata (34,5% en 2011).

Situada en el noroeste argentino, en la provincia de Catamarca, la mina es propiedad de la suiza Xstrata (50%); y de las canadienses Golcorp (37,5%) y Yamana (12,5%).

Con una profundidad de cerca de 800 metros, este inmenso cráter tiene una superficie de más de 7 km2 y produce anualmente 140.000 toneladas de cobre, 400.000 onzas de oro y 960 toneladas de molibdeno, utilizado sobre todo para las aleaciones metálicas.

El consorcio Alumbrera pretende ampliar sus actividades al yacimiento de Agua Rica (propiedad de la Yamana), cuya producción está estimada en 250.000 toneladas de cobre y 140.000 de oro el año.

La población local se opone al proyecto por razones sociales y medioambientales.

Con ocasión del Día internacional de la resistencia de los pueblos indígenas, el 12 de octubre, las ONG suizas Incomindios, Multiwatch y la Sociedad para los pueblos amenazados organizaron una serie de manifestaciones de protesta contra las actividades de Glencore y Xstrata.

El objetivo era sensibilizar a la población y a las autoridades suizas sobre los conflictos relacionados con la extracción de las materias primas.

Actualmente, el Ministerio suizo de Exteriores y la también helvética Secretaría de Estado de Economía se han limitado a invitar a las empresas con sede en Suiza, a cumplir con los principios voluntarios en materia de seguridad y derechos humanos.

Las autoridades suizas observan de cerca los conflictos relacionados con la extracción de las materias primas, pero no toman medidas directas.

En el marco de la campaña dedicada a la explotación minera, las ONG Acción Cuaresma y Pan para el prójimo pidieron al Gobierno una política exterior y económica más coherente.

Las ONG buscan, por una parte, una mayor transparencia en los flujos financieros y, además, mayor responsabilidad jurídica por parte de los órganos de dirección de las empresas.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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