Modigliani y el marchante que cambió su carrera en París, cuando abrazó la pintura

Nerea González

París, 15 sep (EFE).- Algo más de un siglo después de su primer encuentro en el París de 1914, el Museo de L’Orangerie vuelve la vista a la relación entre el marchante de arte Paul Guillaume, clave en el coleccionismo de entreguerras, y Amedeo Modigliani, que ese año dejó la escultura para dedicar el resto de su vida a la pintura.

Aunque L’Orangerie tiene la tercera mayor colección del autor italiano -su producción se encuentra muy diseminada por el mundo-, para esta temporada de otoño, esa pinacoteca ha preferido en lugar de montar una muestra monográfica de Modigliani (1884-1920), centrarse en un aspecto menos conocido pero crucial de su recorrido artístico.

«El rol que Guillaume desempeña durante los años de la guerra es ciertamente fundamental. Provoca un giro en la carrera de Modigliani (…) Y después de la guerra y de su muerte, su papel es realmente instrumental en el mercado», indica a EFE Simonetta Fraquelli, comisaria junto a Cécile Girardeau de la muestra «Modigliani, un pintor y su marchante».

Fue el poeta francés Max Jacob el que le presentó al marchante, que pese a tener solo 23 años y unos orígenes modestos se desenvolvía ya con visión en los círculos del arte. Modigliani era un italiano de origen burgués judío, cuyo nombre todavía no era demasiado conocido entonces a sus 30 años.

Liberados de luchar en la Primera Guerra Mundial, los dos tenían amistades en común y también intereses que no eran tan frecuentes entre la pequeña comunidad de la vanguardia parisina, como el gusto por el arte africano y de otros continentes.

Esa relación desembocó en que Guillaume se convirtiera en el marchante de Modigliani hacia finales de 1915, durante un periodo de apenas un año, si bien luego siguió adquiriendo las obras de su amigo hasta el final de sus días, en 1934, y coleccionándolas con sus cuadros de Picasso, Soutine, Matisse y tantos otros.

UN MOMENTO DE GIRO EN LA CORTA VIDA DE MODIGLIANI

«Para el momento en el que se conocieron en 1914, Modigliani estaba reduciendo su producción escultórica. Había hecho algunos tallados en los dos o tres años anteriores al comienzo de la Primera Guerra Mundial, pero alrededor de 1913-1914 paró», explica Fraquelli.

Ese cambio de rumbo pudo haberse debido «a varios factores», apunta la experta, como la dificultad para encontrar materiales en el contexto bélico o su frágil salud. Pero también pudo ser en buena parte una consecuencia de su relación con Guillaume, que veía más fácil vender cuadros que esculturas.

En cualquier caso, le alquiló un estudio en Montmartre y empezó a dar a conocer sus telas. El propio marchante quedó retratado por Modigliani en varias ocasiones, tres de ellas reunidas ahora por primera vez en L’Orangerie para una exposición de este tipo.

Las 54 obras de la muestra -22 pinturas, ocho fotografías y ocho esculturas- pertenecieron o, al menos, pasaron por las manos de Guillaume con vistas a ponerlas a la venta. Eso incluye muchas pinturas que fueron elaboradas cuando el gran mecenas del artista era ya otra figura clave, Léopold Zborowski.

Entre ellas figuran el desnudo «Nu couché», que resultaba chocante allá por 1917 por incluir el vello púbico de la modelo, o «Le jeune apprenti» (1917-1919) y «Elvire assise, accoudée à une table» (1919).

Todas pertenecen a un denominado «periodo meridional» de Modigliani, en el que el pintor estuvo en la Costa Azul francesa para cuidar de su debilitada salud y donde desarrollaría más plenamente el estilo figurativo por el que pasaría a la historia.

«Los marchantes tienen un rol fundamental. Uno tiende a pensar en ellos en términos del mercado, de hacer dinero. Pero en realidad promotores y marchantes arriesgan mucho. De hecho Paul Guillaume, cuando se hizo cargo de Modigliani no era un artista muy conocido. Incluso si él mismo también estaba empezando como marchante, se arriesgaba mucho», según Fraquelli.

«Y -añade- creo que el papel de los mercados del arte es obviamente muy importante a la hora de establecer cuáles tienen éxito, cuáles son vistos por el público».

La muestra de esta pinacoteca situada en el jardín de las Tullerías abre sus puertas al público el próximo 20 de septiembre y podrá visitarse hasta el 15 de enero de 2024. EFE

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