
Nuevo presidente polaco: nacionalista, euroescéptico y en conflicto con el Gobierno
Cracovia (Polonia), 6 ago (EFE).- Karol Nawrocki ha asumido oficialmente la presidencia de Polonia este miércoles en una ceremonia celebrada en el Parlamento, y ha dejado claro desde su discurso inicial que su mandato de cinco años mantendrá una postura conservadora que renovará los conflictos institucionales del país entre el Gobierno, el poder judicial y la Unión Europea.
Un discurso beligerante
En su discurso de investidura, Nawrocki afirmó haber ganado las elecciones «a pesar de la propaganda, las mentiras, el teatro político y el desprecio», por parte de sus rivales, al tiempo que se mostró dispuesto a frenar las iniciativas liberales del Gobierno que dirige Donald Tusk y a complicar la segunda mitad de su legislatura con el uso del veto presidencial y el mantenimiento de las reformas judiciales.
El nuevo presidente mostró su posición frente a la Unión Europea (UE), y anunció que durante su mandato “no aceptará imposiciones de Bruselas que perjudiquen los intereses nacionales polacos”.
Nawrocki reiteró su rechazo al Pacto Verde Europeo, calificándolo como “una amenaza a la economía polaca basada en el carbón” y, de manera enfática, se opuso a una hipotética entrada al euro: «No al euro: Polonia no puede ser una economía subsidiaria de nuestros vecinos occidentales».
Sobre la compleja situación del poder judicial, que sigue sumido en un caos institucional desde la reforma emprendida hace más de una década por el anterior Gobierno conservador el presidente lanzó una advertencia directa al ejecutivo de Donald Tusk y a las instituciones comunitarias
«La reforma de la justicia es competencia exclusiva de los polacos. No aceptaremos presiones externas, ni de Bruselas ni de Berlín, que busquen interferir en nuestro sistema legal”, dijo.
Este posicionamiento anticipa obstáculos para los intentos del primer ministro de revertir las políticas judiciales del anterior gobierno, principal foco de roces entre Varsovia y la UE.
La política migratoria fue otro eje de su discurso, y el presidente polaco subrayó que «Polonia no será un campo de experimentos migratorios ajenos y defenderemos nuestras fronteras y daremos prioridad a los ciudadanos polacos en el acceso a recursos y ayudas», en referencia al millón y pico de refugiados ucranianos que permanece en el país.
Un pulso para Tusk
Internamente, el mandato de Nawrocki augura una convivencia conflictiva con el Gobierno de Donald Tusk y sus políticas de corte liberal y proeuropeo, contra las que seguramente hará uso del poder de veto para bloquear reformas clave en ámbitos como la justicia, los derechos civiles de la comunidad LGBT y la política fiscal.
Esto augura una parálisis o ralentización de importantes paquetes legislativos, la intensificación de la polarización social y política y una prueba de cohesión para los socios de coalición de Tusk, una alianza que ya atraviesa momentos difíciles.
Nawrocki ha anunciado la creación de un Consejo para la Reparación del Sistema Estatal para articular sus políticas y proyectar el poder político que la Constitución le confiere, y ha propuesto la implementación de un sistema mixto para la elección del Consejo Nacional del Poder Judicial, propuesta que, si no se materializa para febrero de 2026, le llevaría a convocar un referéndum nacional sobre este asunto.
Además, el nuevo presidente planteó la idea de contar con «una nueva ley fundamental para 2030», lo que podría traducirse en la redacción de una nueva Constitución.
El presidente de la oposición
Si la llegada de Donald Tusk al Gobierno a comienzos del año pasado fue el detonante de una serie de medidas para revertir los efectos del anterior Gobierno de Ley y Justicia (PiS), la presidencia de Nawrocki se configura como una nueva vuelta en sentido contrario, que intentará desactivar los planes reformistas de Tusk y a reactivar las políticas nacionalistas y conservadoras que marcaron el mandato conservador.
Las políticas sociales basadas en subsidios, el control de la enseñanza pública con intervención de la Iglesia, políticas dirigidas a beneficiar la natalidad y las familias de clase media, así como un no rotundo a la despenalización del aborto vertebran el ideario de Nawrocki, que coincide casi plenamente con el del PiS.
Uno de los posibles efectos que puede tener este nuevo ciclo presidencial puede ser el desgaste acelerado del Ejecutivo y, en última instancia, la convocatoria de elecciones anticipadas, una perspectiva que beneficiaría claramente al PiS. EFE
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