Opositores y oficialistas marcharán bajo tensión tras alzamiento militar
El gobierno y la oposición de Venezuela volverán el miércoles a medir sus fuerzas en las calles, en un ambiente caldeado tras la fugaz sublevación de 27 militares que desconocieron al presidente Nicolás Maduro.
«Tenemos una cita histórica con nuestro país, con el futuro de nuestros hijos. Militar venezolano, mañana tenemos una cita histórica con el pueblo», clamó Juan Guaidó, el jefe del Parlamento de mayoría opositora, al convocar a la marcha.
Estados Unidos dio su apoyo a las movilizaciones opositoras. «Seguiremos con ustedes hasta que se restaure la democracia y recuperen su derecho a la libertad», expresó el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en un video en Twitter.
En respuesta, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, acusó a Pence de haber ordenado a los sublevados entregar armas a activistas de Voluntad Popular -partido de Guaidó y del encarcelado líder Leopoldo López- para provocar «heridos y muertes en la manifestación».
Mientras que Maduro señaló al vicepresidente estadounidense de promover un golpe de Estado y ordenó a la Cancillería iniciar «una revisión total de las relaciones» con Estados Unidos.
«La violencia se la dejamos a otros, mañana es reencontrarnos como pueblo, hablarle al mundo de los pasos que vamos a tomar para que cese la usurpación, lograr un gobierno de transición y una elección libre», explicó Guaidó, al referirse al objetivo de las manifestaciones opositoras.
Al llamar también a los oficialistas a marchar, Maduro pidió la «máxima movilización popular para defender la patria». «¡Mujeres a la calle!, ¡hombres a la calle!, ¡poder popular a la calle!, al combate, (…) a defender la paz», dijo.
El senador estadounidense Marco Rubio lanzó una advertencia al Servicio de Inteligencia venezolano (Sebin), llamándolos a reconsiderar cualquier plan previsto para el míercoles: «Están a punto de cruzar una línea y desatar una respuesta para la cual, créanme, no están preparados. Todavía están a tiempo de evitar esto».
Será el primer gran pulso callejero tras las protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio de 2017, en medio de la peor crisis en la historia moderna del país petrolero, con escasez de alimentos y medicinas y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019.
La debacle provocó el éxodo de 2,3 millones de personas desde 2015, según la ONU, el mayor movimiento migratorio en décadas en América Latina que ha dado lugar a brotes de xenofobia en países como Brasil, Colombia y Ecuador.
– «Fuera Maduro» –
Tras el levantamiento el lunes, unas 30 pequeñas protestas ocurrieron en barrios de Caracas y alrededores, con bloqueos de calles, saqueos a negocios, cacerolazos y choques con las autoridades.
«¡Fuera Maduro!, era lo que gritaba la gente. Fue horrible. La policía disparando y los gases lacrimógenos por todos lados. Tuve que meter a mis nietos en el baño», describió a AFP Dinora de Longa, de 60 años, en el barrio Los Mecedores.
Los focos de protesta estallaron luego de que, entre intensos llamados de la oposición a la Fuerza Armada para que rompa con Maduro, el lunes 27 militares robaran armas de un cuartel y se atrincheraran en un destacamento en Cotiza (norte de Caracas), donde fueron detenidos.
Más temprano, Maduro afirmó en Twitter que la Fuerza Armada «ha dado incontables muestras de disciplina, cohesión y preparación para enfrentar cualquier amenaza».
El nuevo mandato de Maduro, iniciado el 10 de enero, es desconocido por Washington, varios gobiernos latinoamericanos y la Unión Europea, que apuesta a lanzar en febrero un grupo internacional de contacto en busca de una salida a la crisis.
La OEA, que por mayoría declaró también la «ilegitimidad» del segundo periodo de Maduro, convocó para el jueves una nueva sesión extraordinaria destinada a analizar «los recientes acontecimientos en Venezuela».
– «Amnistía, la puerta» –
Hace una semana, al declarar a Maduro «usurpador», el Legislativo prometió amnistía a los militares, considerados el principal sostén de mandatario socialista, y que suman unos 365.000 efectivos más 1,6 millones de milicianos civiles.
El Congreso aprobó este martes esa propuesta, desafiando una sentencia de la justicia (de línea oficialista) que desde 2016 considera en desacato al Legislativo y nulas todas sus decisiones.
«No pueden declarar inconstitucional el deseo de cambio de un pueblo», aseguró Guaidó, quien cree que el llamado del Parlamento está calando en los militares y que el fugaz alzamiento del lunes muestra el descontento en la Fuerza Armada (FANB).
Para la experta en temas militares Sebastiana Barráez, la amnistía «puso en alerta al poder establecido» y le «abre una puerta a aquellos militares que están hastiados de lo que sucede al interior de la FANB».
Aunque la Fuerza Armada dice estar unida, según la ONG Control Ciudadano unos 180 efectivos fueron detenidos en 2018 acusados de conspirar, unos 10.000 militares pidieron la baja desde 2015 y más de 4.000 desertaron de la Guardia Nacional en 2018.
Dos generales figuran entre los detenidos por el estallido, el 4 de agosto, de dos drones cargados de explosivos cerca de una tarima donde Maduro encabezaba un acto militar.