Ouattara, el líder octogenario que presume de experiencia para dirigir Costa de Marfil
Nairobi, 4 nov (EFE).- El veterano presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, ganó las elecciones del pasado 25 de octubre con el 89,77 % de los votos, según confirmó este martes el Consejo Constitucional, una victoria que logró con la experiencia como su mejor baza.
Ouattara, de 83 años, competía con cuatro rivales en un clima de tensión y protestas por la ausencia de sus dos principales adversarios, el exconsejero delegado del banco suizo Crédit Suisse Tidjane Thiam, de 63; y el expresidente Laurent Gbagbo, de 80, a quienes las autoridades prohibieron concurrir.
«Soy candidato porque la Constitución de nuestro país me autoriza a presentarme para otro mandato y mi salud me lo permite», señaló el mandatario en julio al confirmar su candidatura, cuando subrayó que el país «afronta desafíos de seguridad, económicos y monetarios sin precedentes cuya gestión exige experiencia».
Líder de la Agrupación de Houphouëtistas por la Democracia y la Paz (RHDP), dirige el país desde 2010 y ahora gobernará con un nuevo mandato de cinco años.
Economista de formación, Ouattara comenzó a trabajar en el Fondo Monetario Internacional en Washington en 1968 y pasó en 1973 a la sede del Banco Central de Estados de África Occidental (BCEAO) en París, donde ascendió a consejero especial del gobernador, a quien sustituyó tras su muerte, y seis años después fue trasladado a Dakar, sede del banco.
Su carrera política comenzó en 1990, cuando el padre de la independencia de Costa de Marfil, Houphouët-Boigny, lo nombró primer ministre, y hasta llegar a la Presidencia se sucedieron dos crisis nacionales en 2002 y 2010.
Ouattara se convirtió en enemigo del entonces presidente del Parlamento, Henri Konan Bédié, nombrado jefe de Estado cuando Houphouët-Boigny murió en 1993, como estipulaba la Constitución.
La «ivoirité»
Para evitar que Ouattara participara en elecciones presidenciales, Bédié impulsó una reforma del Código Electoral en 1994 por la cual, para postularse, hacía falta tener padre y madre de origen marfileño, ya que el actual presidente, oriundo del norte marfileño y musulmán, tenía a uno de sus padres de origen burkinés.
La reforma electoral acabó inscrita en la Constitución y se basaba en el concepto de «ivoirité» («marfileñidad»), un término para ensalzar la autenticidad de la identidad marfileña que pretendía ser armonizador y unificador.
La reforma eliminaba también el derecho a voto de los inmigrantes, más identificados con Ouattara, y el desacuerdo de la oposición hizo que ésta boicoteara las elecciones de 1995 y que Bedié saliera electo con más del 96 % de los votos.
Esta exclusión también le impidió participar en los comicios del año 2000, que ganó Gbagbo.
De rebelde a presidente
Poco después de llegar Gbagbo al poder, en el norte del país se gestó una rebelión, inicio de la lucha de Ouattara por acceder al poder.
Gbagbo, que rechazaba la política neocolonialista de Francia en el país, decidió diversificar las relaciones externas con potencias como China o EE.UU., y Francia decidió apoyar a los rebeldes del norte.
Casado con la empresaria francesa Dominique Folloroux, Ouattara se convirtió en el candidato de Francia y Occidente, que en la crisis de 2002 -cuando hubo un intento de golpe de Estado y se instauró una misión de la ONU-, armaron a la rebelión.
Con el país dividido, Costa de Marfil celebró elecciones en 2010. En la segunda vuelta, la Comisión Electoral atribuyó a Ouattara la victoria.
Pero el Tribunal Supremo, encargado de validar los resultados, declaró vencedor a Gbagbo.
Los dos líderes se atrincheraron en Abiyán, capital económica del país: Gbagbo, en el Palacio Presidencial, y Ouattara en un hotel, vigilado por soldados de Naciones Unidas.
Después de unos meses de crisis postelectoral en los que oficialmente murieron unas 3.000 personas, Gbagbo fue detenido y enviado a la Corte Penal Internacional (CPI) acusado de crímenes contra la humanidad.
Paz y estabilidad
Tras esas turbulencias, Ouattara ha presumido de mantener la paz en el país.
«La paz, la seguridad y la cohesión social son la base de nuestro desarrollo», subrayó el pasado 18 de octubre en la red social X.
En marzo de 2020, dijo que no optaría a un tercer mandato, controvertido porque, según la Constitución, el presidente «es elegido por cinco años» y «sólo puede ser reelegido una vez».
Ouattara designó a su primer ministro, Amadou Gon Coulibaly, como su sucesor, pero éste falleció y el presidente se retractó para presentarse por «causa de fuerza mayor».
El mandatario ejerce un polémico tercer mandato desde 2020, pues aunque la Constitución marfileña sólo permite dos mandatos, el Consejo Constitucional sostiene que el conteo se «reinicia» con la nueva carta magna de 2016. EFE
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