Plati, un pueblo sin alcalde gangrenado por la mafia calabresa
El domingo, unos 3.500 habitantes de Plati, en Calabria (sur), no votarán en los comicios municipales. Ningún candidato se atreve a presentarse a elecciones en este pueblo, gangrenado por la crisis económica y sobre todo por la Ndrangheta, la mafia calabresa.
Casas a medio construir o en ruinas, el gris como color dominante, agujeros por todos lados, pocos comercios, basuras que desbordan… Un paseo rápido por el pueblo, situado en los contrafuertes del Aspromonte, a unos 15 kilómetros del mar, hace intuir que algo no funciona.
El ayuntamiento es el único que, pintado de amarillo y rojo, aporta algo de color, aunque sus ventanas, con las persianas metálicas bajadas, están acribilladas a balazos. Sobre la fachada, una placa rinde homenaje al alcalde «Domenico Damaio, orgullo de los habitantes honestos de Plati, víctima de su deber, asesinado de forma bárbara por una mano criminal» el 27 de marzo de 1985.
En la oficina del alcalde, desocupada desde hace años, el administrador de tutela Luca Rotondi, enviado por la prefectura de Reggio di Calabria, recibe a la AFP.
– Gestionar los asuntos corrientes –
¿Su misión? «Gestiono los asuntos corrientes, que van de la puesta en marcha del reciclaje de basura al transporte escolar, del equilibrio presupuestario a la construcción de un parque para los niños», explica este funcionario, que reparte su tiempo entre Plati y Bagnara, una localidad vecina de 11.000 habitantes cuyo consejo municipal fue disuelto en abril por la infiltración de la mafia.
Sin apartarse del teléfono, sonríe cuando se le recuerda el rumor de que el primer ministro Matteo Renzi viajará a Plati el 2 de junio, fiesta nacional en Italia, para manifestar la solidaridad del Estado.
«Este pueblo no deja de sorprenderme», dice tras el café. Pese a «las pocas perspectivas de sus jóvenes (un habitante de cada dos está desempleado)» y el «contexto de criminalidad», «la natalidad es importante» y «las madres están muy implicadas» en la vida del pueblo, asegura.
– «Es un gran tipo» –
«Es un gran tipo», dice de él Giuseppe Lentini, primer adjunto de alcalde en 2006, antes de acompañar a la AFP al lecho seco del torrente Ciancio, que en 1951 se salió de su cauce y provocó una gran inundación que dejó 18 muertos. Tras la catástrofe, muchos jóvenes emigraron y la mafia calabresa multiplicó los secuestros a cambio de rescates, antes de lanzarse al tráfico de droga.
En las calles, el baile de ‘motorini’, pequeñas scooter conducidas por chicos sin casco, rompe el silencioso ambiente. Los ancianos, sentados en sillas de plástico, miran la vida pasar, mientras que las mujeres, a menudo vestidas de negro, caminan rápido con un niño de cada mano.
«Aquí los jóvenes sólo pueden emigrar al norte», opina el dueño del bar central.
Para Domenico Nasone, coordinador oficial de la asociación antimafia Libera, la ausencia de candidato a las elecciones no es una sorpresa. «Los eventuales candidatos se dicen: ‘¿por qué arriesgar mi vida, para qué hacerme el héroe?'», explica a la AFP. «La mayoría aquí es gente honesta, pero en Calabria, ser honesto no es suficiente», lamenta.