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Primer ministro saliente de Líbano renuncia a ser candidato a su propia sucesion

Saad Hariri en octubre de 2019 afp_tickers

El primer ministro saliente de Líbano, Saad Hariri, renunció este miércoles a presentarse como candidato a su propia sucesión, en vísperas de las consultas parlamentarias para formar gobierno, en respuesta a las peticiones del movimiento inédito de protesta que sacude al país desde hace dos meses.

Cincuenta días después de que las protestas contra el conjunto de la clase dirigente libanesa lo obligaran a renunciar, parecía que el primer ministro saliente podía intentar mantener su puesto.

Pero, afirmó que hay demasiada oposición para que sea candidato, en tanto las consultas oficiales para elegir a una nueva formación comienzan el jueves.

“Me esforcé por responder a las peticiones [de los manifestantes libaneses] para un gobierno de expertos, que considero la única solución para responder a la crisis económica y social que atraviesa nuestro país”, declaró Hariri.

“Anuncio que no seré candidato para formar el próximo gobierno”, dijo en su comunicado.

La economía de Líbano se ha deteriorado en las últimas semanas, pero los principales partidos políticos fracasaron hasta ahora en responder a las peticiones de la calle y de los socios internacionales para formar un gabinete capaz de emprender reformas clave.

Las consultas han sido aplazadas en dos ocasiones y queda por ver si realmente se celebrarán el jueves y si Hariri realmente no tiene más oportunidades para un tercer mandato como primer ministro.

El dirigente de 49 años entró en el escenario político después de que su padre Rafik, que también fue primer ministro, fuese asesinado en febrero de 2005 en un atentado con coche bomba.

Hariri ha tenido dificultades para continuar el legado de su padre y se ha enfrentado a las recientes protestas en todo el país, en las que se pide la salida del conjunto de la élite política, considerada corrupta e incompetente.

El primer ministro saliente se erigió como defensor de una reforma económica. Los manifestantes lo tildan en cambio de producto de la política heredada en Líbano.

– Políticos bajo control –

El movimiento de protesta que estalló en Líbano el 17 de octubre aboga por una identidad ciudadana más nacional para reemplazar al sistema sectario y nepotista político actual.

En virtud del sistema de reparto de poder establecido tras el final de la guerra civil (1975-1990), la posición del primer ministro debe ser ocupada por un miembro de la comunidad musulmana sunita.

Varios nombres han aflorado desde que Hariri presentara su renuncia, pero el suyo volvió a resurgir y su salida abre un mayor interrogante en vísperas de las previstas conversaciones del jueves.

Si bien las grandes multitudes que llenaron las plazas de Beirut, Trípoli y otras ciudades libaneses hace dos meses han disminuido, el movimiento sigue vivo y mantiene bajo control a los políticos.

El mes pasado los manifestantes rechazaron rápidamente la candidatura de un multimillonario que se presentó como una alternativa a Hariri, y frustraron los intentos de los diputados de aprobar polémicas leyes bloqueando el acceso al parlamento.

Los últimos días estuvieron marcados por un repunte de las tensiones, con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y partidarios de las formaciones chiitas de Amal y del Hezbolá.

Los manifestantes aseguran que hay infiltrados entre sus filas contratados para desacreditar su movimiento.

Las tensiones han ido además en aumento por la inminente bancarrota del Estado libanés, endeudado, con bancos que no pueden responder a una crisis de liquidez.

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