¿Qué está pasando en la batalla de Pokrovsk?
Moscú/Kiev, 6 nov (EFE).- Los ejércitos ruso y ucraniano libran en estos momentos en Pokrovsk la batalla más importante de los últimos dos años en el Donbás. Los rusos aseguran que están cercando a los defensores ucranianos, pero Kiev niega el bloqueo de sus tropas, que estarían eliminando a las unidades enemigas infiltradas.
Pokrovsk (región de Donetsk) se ha convertido también en un campo de batalla entre los relatos bélicos que defienden ambas propagandas ¿Qué está pasando en realidad?
Pokrovsk, el cerco de Putin
Justo después de que se cancelara la cumbre con Estados Unidos en Budapest, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el 26 de octubre que su Ejército había rodeado a medio centenar de batallones enemigos (unos 10.500 hombres), tanto en Pokrovsk como en la estratégica localidad de Kúpiansk, en la región de Járkov.
Tanto los blogueros militares rusos como los ucranianos reconocen que las tropas rusas están combatiendo en Pokrovsk y que es posible que hayan estrechado el cerco en torno a los destacamentos ucranianos en varios barrios del este, norte y sur, además de la estación de trenes, que se encuentra en el centro de la urbe. Cruentos combates tienen lugar en la ciudad satélite de Mirnograd, considerada la puerta a Pokrovsk.
Aunque Moscú mantiene que avanza desde todos los flancos, la realidad es que Pokrovsk aún no está rodeada y el cuello de botella por el que pueden replegarse las tropas ucranianas tiene aproximadamente unos 5 kilómetros de ancho. Mientras los rusos no hayan cortado las líneas de suministro, no estará todo perdido para los defensores. La llegada del invierno dictará sentencia.
Ucrania habla de zonas grises
En un intento de levantar el ánimo de la tropa, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitó esta semana el frente de Pokrovsk, donde aseguró que sólo había entre 200 y 300 soldados enemigos. «Cada baja rusa contribuye» a la capacidad de Ucrania de defender su independencia, dijo, pero no dio detalles sobre la situación real que se vive en la ciudad.
Los mensajes sobre Pokrovsk de la administración de Zelenski hacen hincapié en el trabajo para eliminar a los infiltrados -que habrían entrado en destacamentos de no más de diez personas, según Kiev- y evitar que se hagan fuertes dentro de la ciudad.
Los mapas que manejan los blogueros militares rusos difieren de los que publican los ucranianos en el grado de control de las fuerzas del Kremlin sobre Pokrovsk. Los barrios que los rusos consideran ocupados son zonas grises para los ucranianos.
No obstante, voces como la del exviceministro de Defensa ucraniano Vitali Deinega, ha dado prácticamente por perdida Pokrovsk y ha abogado por una retirada de las tropas ucranianas de la ciudad antes de que sea tarde. A su vez, acusó al Estado Mayor de mentir para retrasar la retirada.
Operación especial ucraniana
La Inteligencia militar ucraniana (GUR) informó esta semana de una operación especial de un helicóptero estadounidense Black Hawk que habría servido para retomar el control de varios bloques de viviendas y aliviar la presión rusa sobre las vías de suministros.
La presencia en Pokrovsk del jefe del GUR, Kirilo Budánov, que aparece en las imágenes distribuidas por la inteligencia militar, ha sido interpretada por algunos observadores como una forma de reivindicar su figura en un momento en que parece haber perdido influencia en favor del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU).
De hecho, el SBU publicó su propio vídeo de las operaciones en Pokrovsk, donde sus fuerzas especiales estarían «destruyendo de forma sistemática a las tropas rusas y el equipamiento enemigo».
El antecedente de Mariúpol
Putin se ha dirigido a las autoridades ucranianas para que ordenen la rendición de los defensores de Pokrovsk y Kúpiansk con el fin de «minimizar» el número de bajas. Además, en una clara estratagema de relaciones públicas, pidió a Kiev que permita la entrada en ambas urbes de la prensa internacional para que ésta informe al mundo sobre el estado real de los soldados rodeados.
Aludió a lo ocurrido en mayo de 2022 en el puerto de Mariúpol (Donetsk), cuando miles de defensores ucranianos, muchos de ellos heridos y tullidos, se entregaron tras resistir durante semanas en los túneles y las galerías de la acería Azovstal.
El Kremlin, que intenta convencer a Estados Unidos de que conquistará por las buenas o por las malas todo el Donbás, quiere repetir el mismo guión. Después de martillear con su artillería, aviación y drones ambas ciudades, ahora está dispuesto a tener un gesto de buena voluntad con el enemigo, eso sí, siempre que se entregue. Como en Mariúpol.
Consecuencias de la caída de ambos bastiones
La caída en manos rusas de Pokrovsk y, en menor medida, de Kúpiansk tendría graves consecuencias para el ejército ucraniano, ya que dejaría el camino expedito a Moscú para iniciar la ofensiva contra las dos principales plazas fuertes en el norte de Donetsk: Sloviansk y Kramatorsk.
Además, Pokrovsk, objetivo principal de la ofensiva rusa que comenzó en octubre de 2023, era una ciudad de más de 60.000 personas antes de la guerra; un nudo de comunicaciones -una carretera conduce a la región de Dnipropetrovsk y otra a la ciudad de Kostiantínivka- y un centro de producción de coque que acoge en sus alrededores ricos yacimientos de litio.
En cuanto a Kúpiansk, su caída permitiría a los rusos avanzar en el objetivo declarado por Putin de crear una franja de seguridad y atacar, al mismo tiempo, el norte de Donetsk desde dos frentes: Járkov y Lugansk.EFE
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