
Rueda pide al Gobierno estar informado de primera mano sobre los bidones radiactivos
Bruselas, 2 jul (EFE).- El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, pidió este miércoles al Gobierno español que le mantenga informado de primera mano sobre la situación del vertedero de bidones con residuos radiactivos a 600 kilómetros de la costa gallega que ahora estudia una misión científica francesa mapeando el fondo marino, aunque señaló que en principio su efecto es «inocuo».
En declaraciones a la prensa desde Bruselas, Rueda señaló que pese a los detalles que han recibido hasta ahora, que apuntan a que los bidones no son preocupantes, el Gobierno regional quiere estar bien informado y en España las competencias de seguridad nuclear recaen en el Ejecutivo central.
«Queremos que se nos informe, queremos que (el Gobierno) esté en contacto con la organización francesa que está actuando sobre esos bidones. Hasta ahora se nos transmite tranquilidad. Si es así, perfecto, pero si hay cualquier otra cosa que transmitir, queremos estar informados de primera mano», pidió Rueda, que resaltó que los bidones no dejan de estar frente a las costas gallegas aunque la distancia sea «considerable».
Las aguas del Atlántico, a 600 kilómetros de la costa gallega, esconden un vertedero con más de 200.000 bidones con residuos radiactivos vertidos durante casi cuatro décadas que ahora estudia una misión científica francesa mapeando el fondo marino, y que ya ha localizado más de 2.000 barriles.
La existencia de esos bidones, arrojados por varios países europeos entre las décadas de los cuarenta y los ochenta del siglo pasado, no era desconocida, pero sí es la primera vez que se hace un estudio para localizarlos y analizar su impacto en las aguas y el ecosistema.
Por ahora no pueden avanzar resultados, pero no han detectado «nada alarmante» a bordo con los aparatos de radioprotección, porque los niveles de presencia de radionucleido son bajos.
Los vertidos de residuos nucleares al mar eran una práctica normalizada cuando, en 1982, el buque Sirius de Greenpeace, junto a barcos gallegos, se enfrentaron a embarcaciones holandesas para detener sus descargas.
Una década después, el convenio OSPAR de protección del medioambiente del Atlántico Nordeste prohibió esta práctica de forma definitiva.
La misión francesa se mantiene en contacto con el comité de radioactividad de OSPAR y con la Comisión Europea para el seguimiento de la campaña, que ha suscitado cierta inquietud en España por su proximidad con el vertedero nuclear, especialmente en Galicia. EFE
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