Salvar tradiciones con IA: un proyecto marfileño convierte danzas y máscaras en animación
Sol Acuña
Abiyán, 15 nov (EFE).- «¡Hola, soy Glah y vengo a bailar contigo!». Con esa frase se presentará uno de los personajes diseñados con inteligencia artificial para preservar la cultura de la danza y las máscaras en Costa de Marfil, con la esperanza de evitar que se pierdan esas tradiciones entre los jóvenes.
Así lo ha concebido Roseline Gbouklou, una bailarina de danza clásica y tradicional de 32 años que además es realizadora audiovisual y presidenta de la compañía Géneration X Production, que ha lanzado el proyecto «La Racine Numérique» (La raíz digital, en francés).
Consternada por la falta de interés de los jóvenes en las tradiciones locales, Gbouklou se ha embarcado en una aventura: utilizar la IA para preservar y popularizar la tradición marfileña, crear héroes nacionales que sean admirados por los niños y fomentar en la juventud el deseo de aprender danzas tradicionales.
«Muchas danzas están en riesgo de desaparecer, y la mayoría de los jóvenes en nuestro país no conocen la tradición», explica la creadora.
En Costa de Marfil hay más de 60 grupos étnicos, y cada uno tiene, al menos, una danza.
Gbouklou le echa la culpa al «modernismo» de este desinterés masivo en la tradición oral marfileña, pero asegura que no es la única razón.
«Las nuevas religiones han hecho que la gente piense que las máscaras son algo relacionado con la brujería, cuando no es así», explica a EFE.
Para la bailarina, «la tradición no avanza porque no es moderna», por lo que su objetivo es asociar ambas para preservar el patrimonio del país.
Así, el proyecto, aun en fase inicial, engloba tanto una serie de dibujos animados como una plataforma en la que los personajes animados enseñarán a los niños a bailar. Entre ellos estará Glah, que comparte nombre con una de las múltiples máscaras sagradas de Costa de Marfil.
De compañía de danza a ‘startup’
Cuando William Diarrassouba, director de la compañía La Marmite Africaine -el proyecto artístico de Generation X- escuchó por primera vez la idea de Gbouklou, se dijo: «¡Vaya proyecto futurista!». Sin pensarlo dos veces, se lanzó a acompañarla e implicó a toda la compañía en la aventura.
«Pensé que era una revolución. Al igual que Occidente con sus Hulk, Spiderman o Batman, nosotros podemos crear nuestros propios héroes basados en nuestra tradición, nuestras máscaras y danzas», explica el coreógrafo.
Diarrassouba comprendió que el proyecto implicaría recursos, por lo que a inicios de este año se apuntaron a un concurso de innovación tecnológica y startups llamado Hackaton Nacional INP-HB, y obtuvieron un premio de 350.000 francos CFA (unos 530 euros).
Gracias a ese dinero y a los fondos propios de Gbouklou, este viernes dieron el pistoletazo de salida al proyecto en Costa de Marfil.
En la sede de la compañía, ubicada en el barrio de Faya en Abiyán, la capital económica del país, los bailarines Junior Kouassi, de 20 años y Dazongui Yeo, de 35, se preparan para dar vida a la máscara Zaouli (pueblo Gouro).
Se trata de la máscara y danza más emblemática de Costa de Marfil, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2017.
El joven camarógrafo, Fabien Sehi, ya tiene preparado el trípode y la cámara. Cuatro percusionistas se han vestido y baten los tambores sobre el escenario. Tras la orden de Diarrassouba, se desata la polirritmia para grabar la iniciación sagrada de la máscara Zaouli (Yeo) y de su «guía» (Kouassi).
En las próximas semanas, las filmaciones realizadas se transformarán en dibujos animados mediante inteligencia artificial, que contarán una historia para que los niños se enamoren de las más de 60 culturas de su país.
«Queremos crear héroes nacionales que sean adorados por los niños, y la IA permite hacer que las máscaras no den miedo y tengan un aspecto más amigable para que los niños quieran acercarse a ellas», explica el coreógrafo.
Así, comprometidos con salvar su patrimonio, los jóvenes de GX Production aseguran que su objetivo requerirá de mucha paciencia y al menos 50 personas, entre artistas, técnicos e informáticos, a lo largo de toda la producción.
Sin embargo, están convencidos del valor y éxito de su empresa. Gbouklou, una chica moderna enamorada de la tradición, ve imprescindible adaptar la tradición oral a los tiempos digitales: «Si transformamos la tradición en héroes, ésta nunca morirá, porque cuando lo cuentas, lo transmites». EFE
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