
Trabajadores argentinos se unen en masiva marcha en defensa de la salud pública
Por Florencia Pessarini
Buenos Aires, 17 jul (EFE).- Decenas de miles de trabajadores se unieron este jueves en la marcha más multitudinaria de lo que va del año en defensa de la salud pública en Argentina, encabezada por los profesionales del Hospital Garrahan, el mayor centro pediátrico del país, que enfrenta una ola de renuncias por los bajos salarios impuestos por el Gobierno de Javier Milei.
Por la amplia avenida de Buenos Aires que conecta el Congreso Nacional con la casa de Gobierno marcharon este jueves decenas de miles de trabajadores agrupados en distintos sindicatos que sumaron sus reclamos a la lucha de los profesionales de la salud pública de Argentina y se unieron bajo el mismo reclamo: «¡Basta de motosierra!».
«El gobierno nacional está destruyendo el sistema sanitario y el sistema científico de la Argentina. Necesita que el Estado soporte y no está. Lo del Garrahan está pasando en todo el país», dijo a EFE Florencia Braga Menéndez, de la Alianza Argentina de Pacientes (ALAPA).
La marcha fue convocada por los trabajadores del estatal Hospital Garrahan, un centro público de alta complejidad que recibe 600 mil consultas por año, muchas de ellas de niños que vienen de distintos puntos del país con patologías graves y poco frecuentes y que desde la llegada de Javier Milei al Gobierno se ha visto fuertemente desfinanciado.
Desde el centro médico denuncian un grave deterioro del centro, que en los últimos meses ha sufrido además la renuncia de 220 empleados, debido a la falta de actualización salarial.
«No son funcionarios de la Argentina, juegan otro partido. Nunca vivimos esta maldad, esta crueldad, este desinterés absoluto por la salud de los argentinos», agregó Braga Menéndez, quien además es madre de un niño con una enfermedad neurodegenerativa de la vista poco frecuente.
Hacia las 16:00 hora local (19:00 GMT), diversas columnas comenzaban a concentrarse en las calles aledañas a la plaza donde se encuentra el Congreso. En total, más de 50 sindicatos, agrupaciones políticas, asociaciones civiles y otras organizaciones se sumaron a la que terminó siendo la marcha en defensa de la salud pública más masiva del año.
«Decidimos acompañar esta lucha, que es la lucha de todos. Todos, de alguna manera, estamos perjudicados por este Gobierno», dijo a EFE Graciela Aleña, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Viales.
Aleña expresó algo de alivio por la decisión de este jueves de la Justicia argentina de suspender temporalmente la disolución de la Dirección Nacional de Vialidad, que el presidente ordenó por decreto y hubiese dejado a una gran parte de los 5 mil trabajadores del ente sin empleo.
«Creo que la lucha es acá, en la calle. Todos los trabajadores unidos contra este gobierno nefasto», agregó Aleña.
Los protagonistas de la marcha, no obstante, tardaron en aparecen: venían marchando tres kilométricos más atrás, desde el sur de la ciudad, donde se ubica el Hospital Garrahan.
«Vengo a pelear porque por primera vez en 13 años estamos con falta de insumos, algo que jamás había pasado», dijo la enfermera del Hospital Garrahan Romina Cabrera.
Cabrera trabaja en el área de neonatología del hospital, donde recibe bebés con patologías de alta complejidad que muchas veces son derivados de otras clínicas y centros privados. «Vengo también en defensa de esos chicos que no tienen otro lugar donde ir y nos necesitan», dijo a EFE.
El Garrahan es, además, un centro de docencia e investigación, donde cada año se capacitan unos 1.800 residentes, quienes también protestan por las bajas remuneraciones que reciben.
Cuando finalmente los trabajadores del Garrahan llegaron al Congreso, con su enorme bandera roja distintiva, tuvieron que atravesar las columnas de algunos de los sindicatos más importantes de argentina, como el de Camioneros o la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), para pasar al frente de una marcha de al menos cinco cuadras de gente.
Ya en Plaza de Mayo, los manifestantes se detuvieron a unos 50 metros del vallado permanente que blinda a la Casa Rosada, desde donde el presidente y sus ministros aplican el ajuste fiscal.
«Que escuche Milei, que escuche (el ministro de salud, Mario) Lugones. La motosierra en el Garrahan no pasará, la motosierra en Salud no pasará», gritó un dirigente sindical desde un escenario improvisado en la plaza.
Los oradores pidieron un paro general con plan de lucha y celebraron la unidad lograda para la jornada, con la participación de más de 50 organizaciones, a lo que los manifestantes presentes respondieron con el cántico: «U-ni-dad, de los trabajadores, al que no le gusta, se jode, se jode». EFE
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