Un ginebrino hace su agosto con el museo Chirac
En el 2005 se inaugura en París el Museo del Quai Branly dedicado al arte primitivo - un 'capricho' del presidente galo.
El proyecto beneficia al coleccionista ginebrino Jean-Paul Barbier. Los expertos reprochan al museo la compra ilegal de objetos.
Jacques Chirac siente fascinación por los fetiches. Así se llamaba antaño a las estatuas antiguas de Africa, Asia, Oceanía y América que hoy conocemos como 'arte primitivo' o prehistórico.
'Mausoleo' presidencial
Es costumbre en Francia que el presidente de la República construya su propio 'mausoleo'. Y el Museo de Arte de Africa, Asia, Oceanía y las Américas de Jacques Chirac será el más importante de su género en el mundo.
Pero el flamante proyecto, un edificio concebido por Jean Nouvel a orillas del Sena, genera polémica, porque representa una amenaza para las venerables instituciones parisinas. Por ejemplo, el departamento de etnografía del Museo del Hombre tendrá que ceder el 80% de sus tesoros de arte primitivo al nuevo museo.
Saqueo neocolonial
No es la pérdida de 'su' colección lo que más disgusta al director André Langaney: "Con las adquisiciones del nuevo museo se han disparado los precios del arte prehistórico."
"Para satisfacer la creciente demanda, redes internacionales de traficantes organizan auténticas incursiones en Africa. Hay bandas que saquean sitios arqueológicos enteros y se apoderan de todo lo que tiene valor", señala indignado André Langaney, quien es también profesor en la Universidad de Ginebra.
El principal proveedor del museo de Jacques Chirac es el multimillonario ginebrino Jean-Paul Barbier, propietario de una de las colecciones privadas de arte prehistórico más importantes del mundo.
Desde el inicio, los compradores parisinos se dirigieron a Barbier, a cuyos bolsillos ha ido a parar casi la mitad del presupuesto previsto para la compra de objetos.
Liquidación de un patrimonio
La creciente venta del patrimonio cultural africano en Europa no preocupa a Jean-Paul Barbier. En su opinión, las colecciones europeas han contribuido más bien a conservar muchos objetos de arte.
"Sólo compramos en lugares donde se ponen a la venta objetos antiguos que han dejado de tener valor para la gente. Además, no hay obstáculo para que un japonés compre un armario pintado al estilo de Appenzell. A fin de cuentas, se trata simplemente de un intercambio cultural."
Lo que Barbier omite mencionar es que muchos objetos de las colecciones europeas fueron robados durante la época colonial. Es la otra faceta de ese 'intercambio cultural' presente también en el Barrio Latino de París.
En esas calles de la capital gala, donde se venden objetos de origen dudoso, los traficantes esquivan las preguntas y las cámaras de los periodistas.
Lista roja de la UNESCO
El Museo del Quai Branly también es cliente de esos vendedores privados. Y entre los objetos adquiridos hay varias esculturas que figuran en la lista roja de la UNESCO exportadas ilegalmente de Nigeria.
Es por ello que el arqueólogo de Cambrigde Lord Renfrew exige la restitución de esos "objetos de contrabando, saqueados, que están en el mercado".
Pese a ello, el ministro francés de la Cultura insiste en la importancia del museo que "confiere a los objetos el estatuto de obras de arte", cuando hasta hace poco eran considerados simples "reliquias etnográficas".
Lo que más incomoda al profesor André Langaney es que "gran parte de los objetos de arte primitivo servía para las ceremonias fúnebres".
"Imaginemos que en el Congo se abra un museo europeo, donde se expongan, sin mayores explicaciones, solamente crucifijos y antiguas lápidas sepulcrales. Nos resultaría de muy mal gusto. Y es precisamente lo que se propone hacer el Museo Quai Branly", concluye.
swissinfo, Peter Balzli (Traducción: Belén Couceiro)

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