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Votar o no votar, el dilema de los árabes israelíes

Una mujer árabe israelí mira un cartel electoral del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en la ciudad de Haifa, el 4 de abril de 2019 afp_tickers

A pocos días de las legislativas del 9 de abril, unos activistas del norte de Israel intentan convencer a los habitantes árabes de que voten pero ellos dudan entre acudir a las urnas o boicotear los comicios.

Cuatro partidos árabes participan en las elecciones en dos listas. Afirman representar a la minoría árabe (17,5% de la población).

En cada cita electoral se repite la misma historia. Tienen que enfrentarse a los llamamientos al boicot procedentes de los árabes israelíes y a la hostilidad de los partidos judíos en un país con tres cuartas partes de la población de confesión judía.

«Los gobiernos israelíes sucesivos condenaron al ostracismo a la población árabe» pero «nuestra lucha no debe estar ausente del Parlamento, allí es donde se decide la ley», dice la candidata Sondos Saleh, de la alianza de partidos árabes Hadash-Taal.

«Si los árabes boicotean las elecciones, el poder israelí elegirá a árabes que lo representen y que hablen en su nombre», insiste ante un centenar de habitantes en el casco antiguo de Acre.

Un famoso rapero árabe israelí, Tamer Nafar, publicó el jueves un vídeo en el que llama a votar. «O votamos o acabaremos expulsados de la patria», canta en un cuadrilátero en el que lucha contra su doble para simbolizar las contradicciones de la comunidad.

Por el contrario, en un barrio árabe de la ciudad de Haifa, unos desconocidos cubrieron unos carteles electorales con la inscripción en rojo: «Iré a votar cuando los mártires vayan a votar», en referencia a los muertos en el conflicto israelo-palestino.

Los árabes israelíes son descendientes de palestinos que se quedaron en sus tierras después de la creación de Israel en 1948. La inmensa mayoría son musulmanes pero también hay cristianos y drusos. Tienen ciudadanía israelí y derecho a voto.

– Rechazo o adhesión –

Se debaten entre la solidaridad con los palestinos y la adhesión al Estado de Israel, entre la participación y el rechazo al sistema parlamentario.

Afirman ser víctimas de discriminación y de negligencia de parte de las autoridades. Casi el 50% de la comunidad vivía bajo el umbral de pobreza en 2015. En comparación el índice de pobreza en otros grupos de Israel (excepto los judíos ultraortodoxos) era de 13,5%, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En 2015, el 64% de los votantes árabes acudió a las urnas.

«Por el momento la participación de los árabes se estima en 51%», afirma el analista A’as al Atrache, con sede en Nazaret. El boicot gana adeptos entre los jóvenes de entre 18 y 30 años, que hacen campaña en las redes sociales, añade.

Una situación debida a las divisiones entre partidos árabes y la frustración por los resultados obtenidos en el parlamento.

En 2015, los partidos árabes presentaron una lista única para poder alcanzar el 3,25% de votos requeridos para entrar en el parlamento. Obtuvieron un resultado histórico: 13 escaños sobre un total de 120.

Este año acuden en dos listas: Hadash-Taal, laico, y Raam-Balad, una alianza entre un partido nacional árabe y un movimiento islamista.

– Quinta columna –

En el mismo encuentro en el que participa Sondos Saleh, el investigador y activista Alif Sabbagh defiende el boicot.

Distingue tres categorías de no votantes: los que no votan nunca porque Israel es un «Estado de ocupación y colonialista», los que se desesperan por la falta de resultados con la representación parlamentaria y los indignados por las recientes leyes, según ellos discriminatorias.

La Knesset votó en 2018 la ley del «Estado nación judío» que infundió miedo entre los israelíes no judíos. Temen que los convierta en ciudadanos de segunda al hacer prevalecer el carácter judío del país sobre otros principios como la democracia y la igualdad.

El primer ministro de derecha Benjamin Netanyahu acentuó el temor declarando recientemente que Israel «no es el Estado de todos sus ciudadanos (…) Israel es el Estado nación del pueblo judío y únicamente del pueblo judío».

La derecha suele equiparar a los partidos árabes con una «quinta columna» antiisraelí.

El candidato de derecha Oren Hazan publicó un vídeo inspirado en una escena del wéstern espagueti «El bueno, el feo y el malo». Se le ve en el baño sacando un revolver para matar al diputado árabe Jamal Zahalka.

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