Ada Ventura, defensora de derechos humanos en Guatemala: «Ser mujer ya es un desafío»
Cristina Alonso Pascual
Madrid, 28 sep (EFE).- La defensora de derechos humanos guatemalteca Ada Ventura de León, miembro de la Asociación de Estudios y Proyectos de Esfuerzo Popular (EPRODEP), asegura que «en Guatemala, el simple hecho de ser mujer ya es un desafío», lo que se complica aún más en el caso de pertenecer a los pueblos indígenas u originarios.
En una entrevista con EFE tras un coloquio sobre la situación de los derechos humanos y los peligros que afrontan sus defensores, organizado por la Fundación InteRed en Madrid, Ventura enfatiza que las mujeres son las que más sufren las consecuencias de la violencia.
«Las peores expresiones de violencia siempre se las llevan las niñas», precisa, en referencia a los 1.805 embarazos de niñas entre 10 y 14 años que Guatemala registró en 2021, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas
También se ven perjudicadas en el ámbito de la educación, que en Guatemala no es obligatoria a partir de los 12 años. «Si hay niñas y niños y están en situación de pobreza, le van a dar prioridad a la educación del niño y no de la niña», destaca, si bien, para ella, la educación es «una herramienta poderosa de transformación».
Sin presupuesto para la necesidades básicas
Según Ventura, las anteriores variables se agravan en el caso de pertenecer a uno de los pueblos originarios guatemaltecos —maya, xinka y garífuna—, en un país donde casi la mitad de la población se reconoce como indígena, según el último censo de 2018,
La también licenciada en Administración Educativa, Profesorado en Pedagogía y Educación Intercultural expone la necesidad de redistribuir los recursos existentes y aumentar la inversión de partidas como las de educación o empleo. «No hay un presupuesto asignado para atender las necesidades básicas para vivir dignamente», expresa.
«El precio de la canasta básica sobrepasa lo que ni siquiera tiene el salario mínimo», pone como ejemplo. En agosto de 2023, el coste de adquisición de la canasta básica alimentaria era de 3.809,73 quetzales (unos 480 dólares estadounidenses) y aumentaba hasta los 8.796,42 quetzales (1.118 dólares) en el caso de incluir otras necesidades, como vivienda o transporte.
Frente a esto, el salario mínimo establecido para la mayoría del territorio en 2023 es de 3.209,24 quetzales (unos 408 dólares al cambio), presupuesto inferior al precio tan solo de la canasta alimentaria y que cubre la mitad del coste de la cesta ampliada.
Esperanza pese a la incertidumbre
Tras la victoria de Bernardo Arévalo de León, del partido Movimiento Semilla, en las últimas elecciones, quien se prevé que sea investido el próximo enero como el primer presidente progresista del país, Ventura considera que «hay un sentir esperanzador» por el cambio de la postura del pueblo guatemalteco. «Estamos cansadas de vivir en corrupción», sentencia.
No obstante, opina que, por el momento, «hay mucha zozobra e incertidumbre ante el clima» político de Guatemala. «Hay mucho trabajo que seguir haciendo y creo que también esa es parte de nuestra responsabilidad como ciudadanía: defender nuestro estado de democracia, defender la libre expresión a pesar del miedo», manifiesta.
Hace unos años ella misma tuvo que abandonar su ciudad, Quetzal, junto a su familia durante unos meses por amenazas. Sin embargo, destaca la importancia de permanecer cerca de la comunidad para defender los derechos humanos de forma colectiva.
Ventura cree necesario «acuerparse (apoyarse) a nivel institucional» en el ámbito local, pero también a mayores niveles, incluso en el internacional: «eso es clave: no vernos solo como instituciones individualistas, sino pensar también el complemento y el acuerpamiento con organizaciones de la sociedad civil» Todo, como expresa, con el fin de que Guatemala florezca» EFE
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