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El ‘Ejército de Ángeles’ de Orlando, un escudo contra el odio antigay

Mensajes en memoria de las víctimas de la masacre en una discoteca de Orlando, Florida (EEUU), el 9 de junio de 2017, a punto de cumplirse un año de la tragedia, en la que 49 personas fueron asesinadas en un club gay afp_tickers

Cuando un hombre mató a tiros a 49 personas en un bar gay de Orlando hace un año, Jen Vargas quiso hacer algo por la comunidad. Se puso un par de alas y se unió al ‘Ejército de Ángeles’ que protege a los LGBT de los manifestantes antigay.

El 12 de junio del año pasado, Omar Mateen atacó la discoteca Pulse y, jurando lealtad al grupo yihadista Estado Islámico, dejó 49 muertos y 58 heridos antes de morir él también, abatido por la policía.

“Lo del bar Pulse me golpeó mucho. Fue ofensivo, fue exasperante, me puso muy triste. No sabía qué hacer para ayudar”, dice Vargas, mientras se coloca las alas de caños de PVC y tela blanca.

El Ejército de Ángeles se formó tras la tragedia, cuando un grupo conservador organizó una protesta contra los homosexuales en los funerales de varias de las víctimas.

En respuesta, voluntarios vistieron grandes alas con telas blancas y se colocaron uno al lado del otro.

Así, los ángeles bloquearon la vista de los manifestantes de la Westboro Baptist Church, una organización religiosa virulentamente antigay que porta el eslogan “Dios odia a los maricones”.

“Cuando vi que la Westboro Baptist Church iba a venir a protestar a los funerales de las víctimas, me dije ‘basta'”, recuerda Vargas.

Desde entonces ha estado protegiendo funerales y tributos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) en Orlando.

“Esto es lo que quiero hacer para contribuir a la curación. Ser una pared entre el odio y el amor”, dice la activista de 39 años, antes de entrar junto a otros cuatro ángeles al anfiteatro de la Administración de Veteranos de Orlando, que organiza un tributo a las víctimas de aquel atentado.

Esta vez los ángeles no tienen que bloquear manifestantes sino transmitir tranquilidad. Resisten en silencio el peso de las alas mientras se suceden los discursos y actúa el Coro Gay de Orlando. Los cantantes se enjugan las lágrimas en las pausas.

“Ver a los ángeles en estos eventos me inspira un gran sentimiento de esperanza y de paz”, dice a AFP Shannon Graves, gerente de operaciones del Centro LGBT de Florida, y capitana de este “ejército”. “No es necesario identificarlos con algo trágico”.

– “Orlando Unido” –

El lunes, cuando se cumple el primer aniversario de la masacre más mortífera en Estados Unidos desde los atentados de 2001, se desplegarán en el bar Pulse y en el lago Eola, donde se concentrarán los tributos.

Pero ya se puede ver que Orlando está sumido en el recuerdo.

Los postes llevan carteles que ponen ‘Orlando Unido’. Las cercas del bar Pulse están cubiertas de telas con los colores del arcoíris y mensajes como “El amor gana”. Velas, peluches, collares y flores bordean la cerrada discoteca, que será pronto un museo.

Y muchos recuerdan que esta ciudad en el centro de Florida no sólo se caracteriza por albergar los parques temáticos de Disney y Universal, sino por ser uno de los destinos más ‘gay friendly’ de Estados Unidos.

“Seguiré siendo un ángel, seguiré abogando contra el odio”, dice Vargas. “La tolerancia y la compasión que tenemos aquí en Orlando no se irán en ninguna parte”.

– Un símbolo poderoso –

Yasmin Flasterstein dirige un programa de apoyo para las víctimas de Pulse creado por la Asociación de Salud Mental del Centro de Florida. Según ella, el trabajo de los voluntarios del Ejército de Ángeles en la ciudad ha sido un gran consuelo.

“La mejor manera de combatir el odio es con amor, y ellos vinieron con estos ángeles enormes como símbolo de amor”, comentó a la AFP.

La idea original data de 1998, cuando el joven Matthew Shepard fue torturado y asesinado en Wyoming por su orientación sexual. Entonces la Westboro Baptist Church había convocado una manifestación antigay en su funeral.

Un amigo de Matthew concibió entonces un traje de ángel con grandes alas diseñadas para bloquear la vista de los manifestantes.

Dieciocho años después, la idea revivió en Orlando, cuando la misma iglesia convocó protestas en los funerales de las víctimas.

La universidad central de Florida (UCF) y la compañía de teatro Shakespeare de Orlando realizaron los disfraces y desplegaron por primera vez la “Angel Force”.

Esa protesta antigay “fue muy desagradable”, recuerda Graves. “La gente como nosotros no puede entender este tipo de cosas, pero el ejército de ángeles se plantó con mucha fuerza”.

Seis meses después, los creadores entregaron los trajes en una ceremonia solemne al Centro LGBT. Uno de ellos fue donado al museo Smithsonian de Washington.

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