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El Gobierno griego, frente a la discordancia de voces en Syriza

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en Atenas el 15 de mayo de 2015. Los más contestatarios de la izquierda radical en el poder en Grecia aumentan la presión sobre el Gobierno, que necesita alcanzar un compromiso ante la emergencia financiera afp_tickers

Los más contestatarios de la izquierda radical en el poder en Grecia, dispuestos al “enfrentamiento” con los acreedores del país y a una salida del euro, aumentan la presión sobre el Gobierno de Alexis Tsipras, que necesita alcanzar un compromiso ante la emergencia financiera.

“Rechazar pagar hasta que los acreedores cedan”, “no tener miedo a que el Banco Central Europeo abandone su financiación de emergencia”, “prepararse para el próximo paso y para la salida de la zona euro”.

Los aplausos resonaron en la sala: los responsables del partido gobernante, Syriza, en el escenario, encontraron las palabras que quería escuchar el público, de unas 300 personas, el martes por la noche en Atenas. En la reunión se presentó la iniciativa ‘Proyecto R (rebelarse, recuperar, resistir)’, lanzada por tres líderes de la formación de izquierda radical que ganó las legislativas del pasado 25 de enero en Grecia.

En la lista de organizadores del acto figuraban conocidas personalidades de la facción más radical del partido, a la que pertenecería el 30% de los dirigentes y que cuenta con varios ministros, cuya opinión será decisiva para asegurar la estabilidad del Gobierno.

“¿Qué queremos, una sumisión total al chantaje de los acreedores o el enfrentamiento?”, lanzó el diputado Yanis Milios, uno de los artífices del programa económico de Syriza antes de adoptar una posición crítica tras el preacuerdo del 20 de febrero entre Grecia y la antigua troika. A ojos de este economista marxista, “el capital continúa imponiendo sus intereses a la clase trabajadora” por el perfil de las negociaciones en curso entre el Gobierno de Tsipras y sus socios de la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según él, el Ejecutivo griego se ha atado las manos al aceptar un preacuerdo que prohíbe “cualquier iniciativa no concertada”.

El resultado: “Nosotros pagamos cada mes a nuestros acreedores con un dinero del que se priva al pueblo”, se indigna Sophie Papadogianni, una de las oradoras, según la cual, un acuerdo que beneficie a todas las partes, como defendió el primer ministro, es “imposible”.

Los acreedores reclaman a Atenas, a cambio de varios miles de millones de euros en préstamos, compromisos para efectuar reformas o tomar medidas presupuestarias que, para algunos, contradicen completamente las promesas electorales de Syriza.

– Las divergencias, el ADN del partido –

Con todo, los diputados más contestatarios insisten en que su revuelta no va contra el Gobierno. Se trata de “un apoyo crítico para ayudarle a seguir siendo fiel a sus compromisos y a su mensaje de esperanza”.

La magnitud de las relaciones de fuerza entre las distintas corrientes del partido quedará patente cuando los 149 diputados de Syriza, de los 300 que tiene el Parlamento heleno, tengan que validar el acuerdo, que el Ejecutivo espera para las próximas semanas.

“Yo no creo que la existencia de opiniones diferentes dentro de Syriza sorprendan a nadie”, relativizó esta semana Tassos Koronakis, secretario del partido.

“El partido se construyó y avanzó así, es su naturaleza”, agregó María, una militante que participó en la reunión del ‘Proyecto R’.

Manos Papazoglou, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Peloponeso, reconoció que “Syriza es un partido menos homogéneo que muchas otras formaciones políticas en Europa”.

La coalición de la izquierda radical, nacida de la unión de varios movimientos pequeños, tiene ya diez años de existencia en los que ha atravesado varias transformaciones. Si bien el partido ha seguido adelante superando sus diferencias internas, “los problemas que se imponen esta vez son de otra naturaleza”, considera el politólogo.

A menudo, preguntado sobre el riesgo de fracturas internas en el partido, el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis, asegura que la formación se pondrá de acuerdo para un eventual pacto.

Los argumentos para alcanzar un acuerdo son fuertes, según Papazoglou: evitar la caída del primer gobierno de izquierdas de la historia reciente del país y no contradecir a una opinión mayoritaria que se opone a que Grecia abandone el euro.

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