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El turístico Caribe mexicano trata de recuperarse de sangrientos tiroteos

La Policía Federal mexicana recorre una playa de Cancún, cerca del lugar donde se registró un tiroteo en un club nocturno, el 18 de enero de 2017 afp_tickers

Tras dos días de horror, el tranquilo estado de Quintana Roo, en el Caribe mexicano, se esforzaba este miércoles por volver a la normalidad después del shock que provocaron dos tiroteos con saldo de nueve muertos en una de las zonas favoritas de los turistas extranjeros.

El martes, un ataque armado contra instalaciones de la fiscalía estatal en el balneario de Cancún hizo que efectivos del contiguo centro de operaciones de la policía repelieran el fuego, en un tiroteo en el que murieron un policía estatal y tres delincuentes.

“Tenemos muy claro que, desde luego, es un acto del crimen organizado”, dijo este miércoles a la cadena Televisa Francisco López, secretario de gobierno de Quintana Roo.

Esa fiscalía se encuentra a unos siete kilómetros de la zona hotelera de Cancún, el destino con mayor número de turistas extranjeros de México.

“No nos vamos a dejar amedrentar por estos grupos criminales que buscan establecer su dominio en el estado”, añadió, al precisar que hay cinco detenidos por este caso.

Según el funcionario, las investigaciones tratan de determinar si este crimen se debe a pugnas entre cárteles que se disputan el territorio, ajustes de cuentas entre ellos, o intereses de políticos coludidos con el crimen.

Esto ocurrió un día después de que tres extranjeros y dos mexicanos murieran en un tiroteo en el bar “Blue Parrot” de Playa del Carmen, donde se celebraba la clausura de un festival de música electrónica.

Aparentemente, ese ataque también podría haber sido resultado de un ajuste cuentas entre narcotraficantes, dijo el martes el fiscal estatal Miguel Ángel Pech, al recordar que hay cuatro detenidos por el caso.

López aseguró que “la presunción de que están ligados ambos acontecimientos es una línea de investigación”, mientras que fuerzas armadas federales fueron desplegadas a la zona.

Con estos ataques que conmocionaron a pobladores y turistas, se rompió la paz en una región que, contrariamente a otras zonas del país, había estado libre de la violencia generada por el narcotráfico.

Según cifras oficiales, Quintana Roo registró en 2016 5,36 homicidios por cada 100.000, una cifra que contrasta con los 72,45 del estado de Colima (noroeste), el que registra el índice más alto del país.

– “Hay que seguir” –

El secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, Rodolfo del Ángel, anunció el martes la activación de un “código rojo”, que consiste en un protocolo de seguridad en el que participan las fuerzas castrenses, las policías federal y estatal, así como el servicio de inteligencia mexicano.

Cancún, con cerca de 750.000 habitantes, intentaba volver a la normalidad aunque con presencia policial en las calles de la zona urbana y de militares en las inmediaciones de la fiscalía donde se registró el ataque. Los uniformados realizaban revisiones a algunos vehículos, principalmente a motociclistas.

El consulado de Estados Unidos en Mérida, en el vecino estado de Yucatán, informó a los estadounidenses que se encuentran en la zona que la situación en Cancún se reportaba ya “en calma” y sólo advertía de mayor presencia policial e incluso policial en las calles.

Los numerosos empleados del sector turístico se dirigieron a sus trabajos en transporte público y aunque la mayoría de las escuelas abrió sus puertas, hubo un fuerte ausentismo.

El martes, las redes sociales y la mensajería instantánea ardieron en rumores de supuestos nuevos ataques, un toque de queda que jamás existió y llamados de alerta a los jóvenes para que no salgan de “antro” (bares).

Pese al miedo, “hay que seguir”, dijo a la AFP Andrea González, empleada de un restaurante de Plaza las Américas, el mayor centro comercial que está a la entrada de la ciudad y en el punto de acceso a la zona hotelera.

“Yo fui a dejar a mis hijos a la escuela y me vine a trabajar a pesar de que ayer me tocó estar aquí cuando se escucharon los balazos”, relató.

El centro comercial fue desalojado en medio de un gran dispositivo militar, pero este miércoles lucía su rostro habitual con restaurantes abiertos desde muy temprano.

“La vida turística, la noche de ayer fue normal, como lo está siendo hoy”, recalcó el secretario López, pero la embajada de Estados Unidos pidió el martes a sus ciudadanos seguir las instrucciones de las autoridades “antes de salir” de sus hoteles.

En el aeropuerto de Cancún, el segundo del país en número de operaciones después del de Ciudad de México, “los vuelos y la llegada de pasajeros nacionales y extranjeros se produce de manera habitual, no hemos tenido cancelaciones”, dijo a la AFP Eduardo Rivadeneira, vocero de la terminal aérea.

Pese a los momentos de caos y horror, los habitantes se toman los acontecimientos con calma.

“Ayer me dio un poco de miedo, pero no, no pasa por mi mente irme (de Cancún). Aquí yo siempre he tenido trabajo, en mi estado no lo hay”, explica Juan Díaz, originario de Tabasco (sur), un estado con fuerte presencia del crimen organizado.

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