
Amigos del colombiano Edwin Arrieta confían en que se haga justicia en fallo contra Sancho
Lorica (Colombia), 28 ago (EFE).- Los amigos del cirujano colombiano Edwin Arrieta están «ansiosos» y se mostraron confiados este miércoles en que se haga justicia con la sentencia contra el español Daniel Sancho, acusado de asesinar al médico, que se dará a conocer el jueves en la isla tailandesa de Ko Samui.
«Estamos muy ansiosos (…) confiamos en la lectura (de la sentencia contra Daniel Sancho), la vamos a esperar con el mayor orgullo de las instancias y de todos los entes reguladores en Tailandia, (creemos) que sí se va a hacer justicia», expresa a EFE Victoria Jattin, amiga de la infancia del cirujano.
El juez, que ha llevado el caso desde el principio y cuya identidad no ha sido revelada, leerá la sentencia en una vista convocada a las 10 de la mañana (03.00 GMT) en el Tribunal Provincial de Samui, cuya duración podría prolongarse hasta tres horas, según dijeron fuentes cercanas al caso a EFE.
A Colombia la sentencia llegará a medianoche, pero en las casas de Lorica, un pequeño pueblo del Caribe colombiano, trasnocharán atentos.
La Fiscalía acusa a Sancho del asesinato premeditado de Arrieta, lo que trató de demostrar durante el juicio con decenas de pruebas y testigos, incluida la compra de cuchillos y una sierra días antes del supuesto crimen, así como del descuartizamiento del cirujano y del robo de su pasaporte.
«Por más mediático que haya sido este caso en Tailandia y en Madrid, de donde es el confeso asesino, estamos confiados (…) se va a hacer justicia para Edwin, porque eso es lo que queremos», insiste Jattin.
Momentos muy duros
La amiga de Arrieta, que atiende a EFE en su casa de Lorica, no oculta su tristeza y explica que «han sido momentos muy duros que jamás esperamos vivir».
«En ocasiones decimos ¿por qué a él? (…) Nadie se merecía una muerte así, entonces por eso estamos confiados en que sí va a haber justicia y que va a ser la que le corresponda a Daniel Sancho», añade.
Edwin Arrieta nació en una familia humilde de Lorica en la que su padre, Leovaldo José Arrieta, se desempeñó toda su vida como radiotécnico y su madre, Ana Marcela Arteaga, fue profesora de primaria en Purísima, un poblado vecino.
Arrieta fue muy buen alumno y destacó siempre en el colegio, luego en su juventud estudió medicina y como cirujano plástico se convirtió en el sostén económico de su familia.
Jattin enfatiza que, con el asesinato del médico, sus padres, su hermana Darlin y su sobrina María Fátima quedaron desamparados, ya que les «arrancaron un núcleo fundamental de ellos, era un pilar que los unía».
«La alegría de él era llegar a esa casa», expresa la amiga, quien afirma que «Edwin era una persona extrovertida, Edwin era una persona abierta, cariñosa, no se le negaba a nada, era una persona que siempre estaba presta a cumplirle a todo el mundo».
Sancho, que confesó inicialmente el crimen ante la Policía de Phangan, mantuvo después y durante el juicio que la muerte de Arrieta, de entonces 44 años y con quien quedó en Phangan el día de los hechos, se debió a un accidente durante una pelea en la que se defendió de un supuesto intento de agresión sexual.
De los tres cargos en su contra, el español solo ha aceptado haber descuartizado a Arrieta, delito castigado con un máximo de un año de cárcel.
Como parte del fallo, la sentencia incluirá en principio qué indemnización debe pagar el acusado a la familia de la víctima. Sus abogados en Tailandia presentaron durante el juicio una solicitud de 30 millones de bat (unos 880.000 dólares o 790.000 euros), calculada con base al perjuicio económico de la muerte para los padres. EFE
ric/jga/ime/ad
(foto)(video)