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Trap en Argentina, de empezar en la calle a ser opción profesional de futuro

Pablo Ramón Ochoa

Buenos Aires, 22 abr (EFE).- Unos amigos se juntaron en 2012 para formar una batalla de gallos en su barrio de Buenos Aires. Nueve años después, lo que se inició con versos improvisados en aquella plaza de un parque es un fenómeno de masas y una profesión con la que decenas de raperos argentinos se ganan la vida.

Si se teclean en Spotify los nombres de Duki, Paulo Londra, Bizarrap, Khea, Wos, Cazzu, Trueno, L Gante y Nicki Nicole, la suma de sus canciones más escuchadas supera el billón de reproducciones, mientras que, en paralelo, las competiciones de improvisación que ahora organiza la Freestyle Master Series (FMS) en Argentina tienen alrededor de 500.000 espectadores en Youtube en cada evento.

APASIONADOS DEL VERSO

“El trap y el ‘freestyle’ (estilo libre) son fenómenos independientes y complementarios (…). Los grandes referentes, por no decir todos, dieron un salto de la improvisación a algo que es muy cercano, que es la música”, explica a Efe el periodista argentino especializado en cultura joven Hernán Panessi.

El mánager de cuentas de Urban Roosters y organizador de la FMS, el español Daniel Bernal, opina que Argentina se ha convertido en uno de los mayores exportadores de artistas porque “viven todo con muchísima intensidad”, cualidad fundamental en improvisación y trap.

“Son unos apasionados, lo viven todo al máximo nivel. Creemos que lo que más aportan los ‘freestylers’ argentinos es muchísima musicalidad y que tienen unos personajes muy definidos, son todos muy auténticos, eso da muchísimo juego. Hay mucho talento en la calle”, añade Bernal.

Los artistas urbanos que encabezan las listas argentinas rondan los 20 años y en algunos casos proceden de lugares humildes de Argentina, país donde según el último indicador de pobreza del Instituto Nacional de Estadística y Censos hay un 56,3 % de pobreza infantil.

El ‘freestyle’ y el trap son así “un aspiracional”, una opción para tener futuro: el rapero Trueno, de 19 años y originario del barrio de La Boca, ganó en 2019 la final de la FMS Argentina y luego dio el salto a la música.

Duki, “un pibe que soñaba con comprarse una campera de fútbol y terminó convirtiéndose en el artista más escuchado de Argentina”, trazó idéntico camino hace dos años.

Panessi, autor de varios libros y presentador del programa “Fan”, considera que los propios raperos generaron las condiciones para que, a día de hoy, miles de niños y adolescentes argentinos vean que, “con talento y constancia”, su sueño es posible.

TODO EMPEZÓ EN UN PARQUE

“En parte, tuvo que ver muchísimo con esa gran cantera de talentos que fue ‘El quinto escalón'”, comenta Panessi.

“El quinto escalón” fue la competición que, ni más ni menos, dio comienzo a todo el movimiento.

El rapero Alejo, más tarde conocido como Ysy A, formó ese torneo de improvisación en una plazoleta del Parque Rivadavia, en el barrio porteño de Caballito, a pocas manzanas de su casa: un rapero contra otro a rima pura por honor, no por dinero.

El boca a boca atrajo al público porteño, sus grabaciones corrieron como la pólvora en Youtube y en cinco años pasaron por la plaza voces ahora gigantes en la industria pero entonces desconocidas para el gran público.

“Hoy sería carísimo juntar a esos pibes”, afirma Panessi sobre “El quinto escalón”, que terminó en 2017 y donde una vez se enfrentaron unos barbilampiños Duki contra Paulo Londra, o lo que es lo mismo en 2021: 9,2 millones de oyentes mensuales contra otros 8,4 millones mensuales en Spotify.

“Sin ‘El quinto escalón’ no habría este presente de tanta luminosidad en el mundo del ‘freestyle’. Fue un fenómeno que conjugó el talento de todos los pibes, la magia irrepetible de un momento espaciotemporal y además la democratización de esa idea en Internet”, asevera Panessi.

ESCUELA PROLÍFICA

La cantera parece inagotable: hace unos meses, el ‘freestyler’ de la FMS Tiago se pasó a las canciones con un tema en el que relató la violencia machista que sufrió su madre y ya va por 53 millones de reproducciones en Youtube.

Durante el último año, Bizarrap, un chico que rondaba los 15 cuando filmaba videos humorísticos en ‘El quinto escalón’, ha logrado ser “uno de los productores más codiciados” de Latinoamérica, según Panessi.

Hoy, Bizarrap cura unas sesiones musicales que son altavoz de los artistas emergentes: así se dio a conocer Nicki Nicole, de 20 años, “un enlace” entre el pop y el trap.

Junto a la llamada “jefa” Cazzu y la argentina establecida en España Nathy Peluso, Nicki Nicole hace que tres mujeres estén en el centro de la escena de la música urbana del país. EFE

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