Bolivia vuelve a su «realidad» de crisis y conflicto un mes después del alzamiento militar

Gina Baldivieso

La Paz, 26 jul (EFE).- Bolivia ha vuelto al escenario conflictivo por la escasez de dólares y combustibles que se registraba antes del intento de toma militar ocurrido el pasado 26 de junio, que para algunos sectores fortaleció al Gobierno del presidente Luis Arce y para otros empeoró la situación política y económica del país.

Varios militares al mando del ahora destituido comandante del Ejército Juan José Zúñiga, tomaron hace un mes la sede presidencial de La Paz por unas horas, incluso llegando a derribar con un tanque la puerta del antiguo Palacio de Gobierno.

Arce relevó al mando militar el mismo día, ante lo cual Zuñiga y las tropas se replegaron, el excomandante fue detenido y ahora está recluido preventivamente en una cárcel en el centro del país y es procesado junto a una veintena de personas por alzamiento armado y terrorismo.

Durante su aprehensión, Zuñiga acusó a Arce de haber ordenado la acción militar para «levantar su popularidad» ante los anunciados conflictos con transportistas y comerciantes por la falta de dólares y combustible y el encarecimiento de algunos alimentos.

Esas declaraciones motivaron a que sectores que inicialmente expresaron respaldo al Gobierno y la democracia, como algunos opositores o el expresidente y líder del oficialismo Evo Morales (2006-2019), señalen al Gobierno boliviano de organizar un «autogolpe».

El presidente Arce, en una entrevista con EFE, aseguró que Zuñiga «quería tumbar al Gobierno» y negó haber tenido una relación cercana con el exjefe militar, y distintos ministros han insistido en que lo ocurrido fue un «golpe de Estado militar fallido».

Uno de los más críticos fue Morales, quien está distanciado del Gobierno y señaló recientemente a EFE que el alzamiento militar fue «un golpe a la economía» del país.

Vuelven los conflictos

Al margen del debate de si fue un «intento de golpe» o un «autogolpe», el analista Gustavo Pedraza consideró que la «asonada militar» contribuyó a «empeorar la situación» económica y política.

«Ahora hay más incertidumbre, el dólar paralelo ha ido subiendo y los conflictos sociales nuevamente están con tendencia a intensificarse», dijo Pedraza a EFE.

A su juicio, el Gobierno «estructuró bien su propaganda en torno al hecho militar» que supuso «una especie de corte, de cambio en la agenda mediática» que del alzamiento estaba centrada en las protestas sociales por la falta de dólares que persiste desde 2023.

«Sin embargo, ahora nuevamente se han reencauzado y han vuelto a la agenda los conflictos», añadió.

En los primeros minutos de la toma militar, la población, sobre todo en La Paz, tuvo una reacción inicial de pánico y se volcó a los mercados, cajeros automáticos, farmacias y gasolineras para abastecerse, con el recuerdo de lo ocurrido durante las dictaduras militares de la década de 1970 y principios de 1980.

Para Pedraza, «ya pasó este periodo del temor que pudo generar este hecho» y lo que se ve ahora es la «realidad económica y política vuelven a estar presentes en el día a día de los bolivianos».

«Y ese día a día es mayor precio en algunos alimentos de primera necesidad, escasez de diésel y gasolina, el dólar paralelo en ascenso (…) Y lastimosamente no se ve en el corto plazo una decisión del Gobierno de aplicar medidas correctivas que frenen ese deterioro progresivo de la economía y de la desconfianza de la gente», agregó.

Gobierno fortalecido, militares desprestigiados

Para el analista político Carlos Cordero, el presidente «ha salido más fortalecido» porque después de ese «conato de golpe o insubordinación militar, lo que ha quedado claro es que» Arce «tiene el control de las Fuerzas Armadas», que por su parte «han demostrado que están en un momento de menor prestigio».

Según Cordero, la institución castrense ha hecho «un acto ridículo y les va a ser muy difícil recuperar su imagen».

El analista también consideró que el país «ha vuelto a ingresar a una especie de espiral de conflictividad social por temas económicos», pero la idea de una «amenaza militar y la fractura de la democracia» se ha «alejado del boliviano».

«La democracia está más fuerte que nunca porque no se ha roto, las Fuerzas Armadas están desprestigiadas y todos esperamos la elección general de 2025 como una manera de resolver la conflictividad social o el desencanto con los partidos políticos», sostuvo.

Pedraza opinó que la situación institucional de las Fuerzas Armadas empeoró, porque tras el alzamiento militar quedó como una «institución presa de la manipulación gubernamental». EFE

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