Acercando la escuela en Honduras
La Fundación Pestalozzi pone su grano de arena en la ejecución de tres proyectos de educación alternativa que pretenden atenuar la carencia de aulas.
El Ministerio de Educación hondureño reconoce e impulsa estos sistemas de estudio dirigidos a la población rural.
Honduras, como sus vecinos centroamericanos, aún no es capaz de ofrecer educación básica a todos sus niños.
Si bien es cierto que la Fundación Pestalozzi reconoce el papel de los Estados en materia de educación, intenta apoyar a través de programas educativos en colaboración con las autoridades gubernamentales.
«Nosotros tratamos de cerrar la brecha y hacer un puente hasta que el Estado pueda asumir completamente su responsabilidad», indica a swissinfo, Sandro Giuliani, a cargo de los proyectos en Centroamérica de la Fundación.
En la tarea participan varias instituciones, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el propio gobierno hondureño, centrados en la expansión de estos programas para que lleguen a más localidades rurales.
La Fundación Pestalozzi se concentra en su misión: «Apoyar una convivencia pacífica en todos los países que trabajamos y la educación es una forma de hacerlo», indica Giuliani al referirse a los esfuerzos de prevención de la violencia en países donde es el flagelo más difícil a combatir.
«La temática más grande que tratamos de tocar en Centroamérica es la de la violencia juvenil, que casi quiebra al sistema social.»
Giuliani conoce bien el terreno centroamericano y sabe que para los chicos de entre 13 y 18 años, la dificultad de encontrar oportunidades para su futuro los convierte en presa fácil de bandas violentas.
Mejora de los libros de enseñanza a distancia
Actualmente el esfuerzo de prevención de la violencia se inyecta en la edición de material didáctico que pronto estará listo para su venta.
Podrá ser adquirido por unos 30.000 estudiantes del sistema de educación a distancia del Instituto Hondureño de Educación por Radio (IHER).
Esto permite que el estudiante, de entre 12 y 20 años de edad, continúe su educación sin tener que salir de su poblado, ni dejar de realizar las actividades que se le asignan dentro de su círculo familiar. Un animador local les ayuda con las dudas.
«Lo único que tienen todos los días es el libro, por eso la importancia de mejorar su calidad», comenta Giuliani.
Un cambio urgente si se piensa que este material fue creado para la educación de adultos. «Ahora, en Honduras cambió mucho la situación. Hay lastimosamente muchos jóvenes que no tienen oportunidad de educarse. Un 70% de los alumnos de maestro en casa son jóvenes de 17 a 20 años.»
La idea es hacerlos más interesantes y más adecuados a la vida rural; y mejorar la calidad y el contenido de la impresión agregando elementos de cultura de paz y derechos del niño.
La siembra y la cría de pollos
Además del proyecto de educación por radio, la Fundación respalda el Sistema de Aprendizaje Tutorial (SAT). Se trata de capacitar a gente de la comunidad como tutores para brindar la educación secundaria en áreas rurales.
«Lo que es muy especial en esta educación es que trata de combinar la teoría con la práctica. Dos o tres veces a la semana los niños aprenden sobre agricultura: cómo criar pollos, cómo sembrar verdura.»
El tercer proyecto sostenido desde Suiza lo dirige la organización Proyecto Aldea Global y se realiza en la zona lenca, una de las más pobres de la provincia hondureña.
Además de la construcción de escuelas, se capacita a los padres para que sepan exigir sus derechos de educación básica en sus comunidades y colaborar con las autoridades para la creación y administración de las escuelas.
«Tratamos de combinar educación primaria de calidad pero involucrando a los padres, para que puedan luchar por la educación de sus niños», agrega al respecto el representante de la Fundación Pestalozzi.
Jóvenes trabajadores
¿Y sobre los resultados? «Creo que tenemos resultados muy altos de calidad en esos proyectos porque se trabaja con jóvenes comprometidos que quieren aprovechar la oportunidad que reciben.
Iris Gamero, quien trabaja en la educación por radio en Honduras comenta al respecto: «Estos chicos ya son diferentes en el país desde el momento de formar parte de estos programas ya que necesitan esforzarse más para poder salir adelante, ser mas disciplinados, ya que el tipo de educación que siguen requiere de un esfuerzo personal.»
Además, «muchos de ellos son jóvenes que tienen que trabajar para vivir. Solamente pueden estudiar en su tiempo libre», un hecho que muestra el valor de los esfuerzos de los tres programas dirigidos a los que menos tienen en Honduras.
swissinfo, Patricia Islas Züttel
En Honduras, la mitad de la población vive en la pobreza y la educación en áreas rurales es un reto aún para el gobierno.
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