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Albert Einstein, suizo por convicción

Señora y señor Einstein. Bibliothèque de l'EPF, Zurich

En 1905, Berna fue la cuna de la teoría de la relatividad concebida por el entonces funcionario de la Oficina de Patentes, Albert Einstein. Berna festeja el centenario del 'Annus Mirabilis' con la máxima exposición mundial sobre el físico en el Museo de Historia de Berna y la Casa Einstein, además de otras manifestaciones.

Orgullosa de ser el sitio de referencia del Annus Mirabilis en el que el físico dio a conocer su teoría de la relatividad restringida, Berna se presenta con un vasto programa cultural, científico y artístico para celebrar el fructífero paso de Albert Einstein.

El Año Einstein en la ciudad de Berna cuenta con cinco actores principales en la celebración del centenario de las teorías que dieron origen a una renovada interpretación de la Física.

El Forum Einstein 2005 Berna de la Universidad de Berna junto con cuatro organismos culturales: el Museo de Historia de Berna, la Casa Einstein, el festival artístico ‘Bienal Berna 05’ de la Escuela Superior de Artes de Berna y la Biblioteca Nacional Suiza ofrecen una rica agenda de exposiciones, charlas, cursos, lecturas y conciertos bajo el programa ‘bErn=mc²: El Año de Einstein en los lugares del prodigio’.

Máxima exposición en el mundo

El Museo de Historia de Berna se ha dado a la tarea de presentar la mayor muestra sobre la vida y obra del reconocido profesor en el marco del Año Mundial de la Física proclamado por la UNESCO. A dos semanas de su apertura, diez mil personas ya la han visitado.

«Esta exposición está concebida para todas las edades. La vida y obra de Einstein se puede seguir dentro del museo. Alrededor está el ‘Parque de la Física’ con inventos desde la época de la edad de piedra hasta el año 1905, el Annus Mirabilis de Albert Einstein», explica a swissinfo, Suzanne Mennel, responsable de comunicación del museo.

Pero en Berna, la conmemoración centenaria del prodigioso año de Einstein se siente en toda la ciudad: las calles del casco viejo y las vitrinas de los comercios se adornan con las fotos del genio y con sus frases célebres, mientras un tranvía circula con grandes imágenes del sonriente y desparpajado anciano de cabello blanco que todos conocemos de su época norteamericana.

Sin embargo, el Einstein que la capital federal vio dirigirse cada día a su empleo en la Oficina de Patentes era un joven de no más de treinta años que desconocía la popularidad que le acompañaría algunos años después.

Llega a Suiza a los 16 años

En la parte biográfica de la exposición, el Museo Histórico de Berna coloca al visitante en el entorno en el que el físico nació, describiendo los orígenes de la familia Einstein. «Lo que es importante es que esta exposición no sólo es biográfica sino que sitúa la vida de Einstein en un contexto histórico y cuenta a través de su biografía casi 70 años de historia universal», detalla Mennel.

Albert nació en Alemania. Sus padres, de origen judío, vivían en Ulm cuando en 1879 llegó al mundo.

A la edad de 16 años, Albert Einstein llegó en solitario a Suiza. Era la primavera de 1895. Allí empieza su historia helvética.

Bachillerato en Aarau

«Aarau 1895-1996. La familia Winteler recibió a Einstein como a un hijo de adopción», indica el texto al costado de una fotografía en la que aparecen los miembros de esa familia que acogió al recién llegado al cantón suizo para obtener su certificado de bachillerato.

A diferencia de su pasada experiencia en un «bachillerato autoritario» en Alemania, la escuela suiza «con su espíritu liberal y su seriedad sencilla sin muestras de autoridad externa me dejó una inolvidable impresión», escribió Einstein sobre su tiempo en Aarau en su esbozo biográfico aparecido en una edición de 1955 del diario de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

En su título de bachiller la nota opaca la obtiene en francés, con un tres, a la mitad de la escala de calificación helvética cuyo máximo es el seis. De cualquier forma, fue el más joven de la clase y obtuvo el mejor promedio, nos recuerdan las notas informativas que durante la muestra acompañan al visitante, escritas en alemán, francés e inglés.

Suiza a comienzos del siglo pasado

En la sala del Einstein, en Aarau, se encuentran diversos documentos originales entre los que se puede leer una disertación en francés del célebre alumno con las correcciones pertinentes marcadas en rojo. Un grupo de estudiantes que visitan la exposición respira con alivio luego de conocer la habilidad limitada de Einstein en el aprendizaje de idiomas.

Sólo dos de ellos sabían del tiempo de Einstein en una Suiza considerada como liberal: «Un país multicultural, con voz particular en medio de Europa. La revisión total de la Constitución de 1874 crea un Estado moderno, dotado de reglas liberales», explican los creadores de la exposición en la sala que nos sitúa en este país de principios del siglo XX que Einstein escogió.

«De 1885 a 1914 reina un periodo de alta coyuntura económica. Suiza será la sede de innovaciones revolucionarias en los rubros técnico y científico», pero también es la Suiza humanitaria de Jean-Henry Dunant, condecorado con el primer Premio Nobel de la Paz de 1901.

La educación suiza tiene un puesto distinguido y La Escuela Politécnica Federal de Zúrich, fundada en 1854, se considera «entre las mejores universidades de la Europa de 1900». Allí se inscribe el joven Einstein a la edad de 17 años. La sección elegida es Matemáticas y Ciencias.

Mileva llega a su vida

Una sala aparte se consagra a la época universitaria en Zúrich de quien se convertiría en el personaje más importante del siglo XX, como lo designaría mucho después la conocida revista estadounidense Time. En esta sección, Mileva Maric -una mujer proveniente de una familia de terratenientes de origen serbio y una de las primeras en estudiar Física en Zúrich- hace su aparición en la vida de Einstein.

«Albert Einstein y Mileva Maric se enamoran en el segundo semestre. Los dos tienen intereses comunes. Los padres de Einstein rechazan la relación. Piensan que no es la mujer que le conviene», nos advierte la introducción a este periodo.

Cartas originales de las calificaciones de la única estudiante mujer en la clase a la que pertenece Einstein, la búsqueda de empleo de Albert y otros documentos establecen el estado de cosas en esa época.

Pide la ciudadanía helvética

Durante sus estudios, Einstein decide adquirir la nacionalidad suiza por lo que «cada mes ahorra 20 francos para los gastos de la naturalización».

El 26 de junio de 1900 entrega su solicitud a las autoridades del Interior del cantón de Zúrich. Dos apartados llaman nuestra atención en el formulario rellenado por el puño de Einstein. Ya en ese tiempo las autoridades tienen la preocupación en torno a los seguros. Einstein no está asegurado. Por otra parte, el universitario se declara sin confesión alguna.

Un detective de apellido Hediger es el encargado de investigar sobre la reputación del solicitante. Se puede ver su informe del 4 de julio 1900 dirigido a las autoridades zuriquesas en el que destaca que Albert Einstein no toma alcohol y que se trata de un estudiante serio, quien –por cierto- aprueba sus últimos exámenes en el otoño de ese mismo año.

Inepto para el servicio militar

Las autoridades de Zúrich aceptan su solicitud de naturalización el 21 de febrero de 1901.

Albert Einstein se vuelve suizo por convicción luego de cinco años de vivir en la Confederación como apátrida (había renunciado a la nacionalidad germana años atrás).

Como nuevo suizo, el 31 de marzo de 1901 es convocado a los exámenes de reclutamiento. En su libro de servicio, queda inscrito: «Enfermedades o dolencias: Várices, pies planos y con hiperhidrosis» (¡transpiración excesiva de los pies!) Einstein no es apto para realizar el servicio militar por estas razones.

Destino incierto de su primera hija

Entre tanto, la relación con Mileva continúa. Ella está embarazada. Esconden su estado en una época en la que un embarazo extramatrimonial era visto como un hecho deshonesto.

La joven estudiante da a luz en la casa de sus padres en Novi Sad en enero de 1902.

Una carta de Albert dirigida a Mileva un mes después del nacimiento de su hija -a quien bautiza en el nombre de «Lieserl»- fechada el 4 de febrero deja la impresión de que la situación en la casa de los Maric no era de júbilo: «¡Mi querido tesoro! (…) ¡Qué tanto debes sufrir que ni siquiera puedes escribirme! (…) ¿Está saludable y llora como es debido? ¿Cómo son sus ojos? ¿A quién de nosotros se parece más? (…) ¡La amo tanto y todavía ni la conozco!»

Al fondo de la sala del museo, una cama de esos tiempos nos introduce en lo que pudo ser el rincón íntimo de esta pareja de estudiantes de Física en Zúrich.

Un momento de reflexión ocupa a los espectadores. Aunque han pasado 50 años de su muerte, hemos conocido un poco más al hombre de carne y hueso que era Einstein.

Continúa con ‘La Berna de Einstein’ en MÁS SOBRE EL TEMA

swissinfo, Patricia Islas Züttel

2005: Centenario de un año asombroso para la ciencia universal:

1905: Año en el que Albert Einstein, un desconocido funcionario de patentes en Berna, publicó cinco trabajos que cambiarían el curso de la física, de la ciencia, y de la humanidad.

La conmemoración del Annus Mirabilis de Einstein destaca a la ciencia como motor del conocimiento y catalizador del desarrollo tecnológico y socioeconómico.

La mayor exposición sobre este hombre universal se presenta en el Museo de Historia de Berna.

La Casa Einstein y otras instituciones se han unido a la celebración del Año Mundial de la Física, proclamado por la UNESCO.

Este 9 de julio es el Día Mundial del Año Einstein.

El presidente suizo, Samuel Schmid, participa en la celebración en el ‘Kultur-Casino Bern’.

En el marco del festejo, el Museo de Historia de Berna invitó al astronauta suizo Claude Nicollier y al alemán Hanns Ruder, director del Instituto de Astrofísica de la Universidad de Tübingen.

Organizó, además, un amplio programa para la ‘Noche de la Física’.

El Museo de Historia de Berna proyecta, a partir del otoño, la introducción de una guía sonora en español que acompañe el recorrido de la exposición.

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