En Ginebra, un siglo de dibujos escolares
Fantasías, sueños, impresiones de la niñez ginebrina en la exposición 'De todos los Colores' que presenta el Museo de Etnografía–MEG Conches.
La muestra, una imersión en los cien últimos años de la pedagogía del dibujo, está por concluir. Sus organizadores celebran el interés del público.
“Las personas estuvieron más bien entusiasmadas por esta exposición porque evidentemente, el dibujo evoca para los visitantes su propia infancia, y a los padres les hace pensar en sus hijos, amén de la ternura que se puede sentir frente a los dibujos de los niños”, comenta Éléonere Zottos, comisaria, junto con la artista boliviana Carmen Perrin, de la muestra.
En efecto, el visitante no puede menos que sentirse conmovido con esos trazos que adquieren precisión cuanto mayores son sus autores; transportados a otros tiempos, a través de las mismas escenas: la maestra, la escuela, la estación del tren… reproducidas por niños de la misma edad, pero en diferentes épocas.
“Así dibujaban nuestros abuelos”, explica una maestra a un grupo de chiquillos de una escuela visitante. Y, además de sus creaciones, la exposición incluye también la fotografía “de los abuelos”, digamos, en embrión (grupos escolares de otrora), y una serie de textos que explican la orientación educativa de la enseñanza del dibujo a través de los años y de las reflexiones que ese arte ha generado:
Un pedazo del alma infantil
“Los dibujos de los niños nos revelan, negro sobre blanco, mejor que muchas otras cosas, la estructura de su espíritu, la dirección de sus preocupaciones, la naturaleza de sus sentimientos. El dibujo de un niño es un pedazo de su alma en un papel” (Édouard Claparède, “La psicología del dibujo del niño”, 1922).
Muchos niños han disfrutado a la vista de esos dibujos de otrora. Para ellos, los organizadores de la muestra instrumentaron una serie de actividades complementarias:
“También hubo un programa de animación que fue realizado para los niños de las escuelas que pudieron venir a recibir aquí sus clases, efectuar talleres, visitar la exposición, y yo creo que eso fue un placer para todo el mundo”.
Compartir el legado
‘De todos los colores. Un siglo de dibujos en las escuelas ginebrinas’ fue inaugurada el 24 de mayo pasado y cerrará sus puertas el próximo 31 de diciembre. La muestra fue integrada con dibujos de la colección de la Comunidad de Investigación Interdisciplinaria sobre la Educación y la Infancia (CRIEE), y con donaciones privadas.
“La CRIEE – institución que conserva la memoria de la infancia y de la escuela en Ginebra- tiene la suerte de contar con esta magnífica colección y ésta es una ocasión de sueño para mostrarla”, subraya Éléonere Zottos.
Alude igualmente a la pertinencia del lugar para una exposición de esa naturaleza: el Museo de Etnografía de Ginebra (MEG) Conches, situado en un edificio rodeado de jardínes, con tres pisos para la exposición, “es absolutamente magnífico, y las condiciones, ideales”, destaca nuestra entrevistada.
Añade que esas condiciones fueron muy bien aprovechadas por la pintora Carmen Perrin, también comisaria de la muestra y responsable de la escenografía.
Desde 1872
“El objetivo de la exposición es mostrar, a través de dibujos de niños, la historia de la Pedagogía del dibujo para alumnos de 4 a 12 años. La exposición cubre más de un siglo de dibujo. Va de 1872 a nuestros días”, precisa nuestra entrevistada.
Explica que, a nivel de la enseñanza del dibujo se distinguen dos fases, una antes de los años 60, con una vocación esencialmente utilitaria…
“El dibujo, que se puede y se debe enseñar en la escuela primaria, no debe tener por objetivo la formación de dibujantes, sino de poner a los niños en situación de convertirse en buenos aprendices y más tarde, en buenos obreros en todas las ramas de la industria, poniéndoles a dibujar también los objetos usuales”.
El anterior es un extracto de ‘La enseñanza de las artes del dibujo en Suiza, desde el punto de vista técnico y artístico comparado con lo que se hace en otros países’, de Charles Menn, fechado en 1874 e incluido en los textos de la muestra.
Una nueva orientación
“Es decir, que se busca formar buenos dibujantes, principalmente para hacer buenos obreros, buenos artesanos. Entonces es un dibujo esencialmente técnico, de observación, lo que se llama dibujo de naturaleza”, acota Éléonere Zottos.
Añade que más tarde, a partir de los años 60, la pedagogía del área que nos ocupa se orienta hacia un tipo totalmente diferente de dibujos que se funda sobre todo, en la expresión de los niños, en su creatividad, que busca desarrollar su imaginación, sus sentidos, y en el que interviene también una noción de placer.
“A partir de los años 60 se puede ver que el dibujo y la lección de dibujo están reservados a que el niño se exprese”, enfatiza la cocomisaria de la muestra. Indica que el análisis de las creaciones infantiles no tiene un enfoque psicoanalítico puesto que eso no es un rol que corresponda a la escuela, pero que ese aspecto es subyacente en los dibujos de los chicos.
swissinfo, Marcela Águila Rubín, Ginebra
Reconocida desde el siglo XIX como indispensable a la formación del individuo y al desarrollo de la sociedad, la enseñanza del dibujo figura en el programa de la escuela primaria desde la instauración de la escolaridad obligatoria en 1872.
Inicialmente, la enseñanza del ramo se dirigía esencialmente un objetivo práctico: educar al espíritu, el ojo y la mano a fin de formar a los futuros obreros y artesanos en el empleo de las formas geométricas.
En los años 60 la disciplina conoce una revolución, tras el compromiso de maestros especializados y la introducción de nuevas técnicas tales como el Neocolor. El dibujo representa entonces una medio para que el alumno exprese su creatividad.
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