Crece cólera de la población burkinesa ante el aumento de la violencia yihadista

La cólera se está incrementando en Burkina Faso ante el reciente aumento de la violencia yihadista, cada vez más letal, y el ejército gubernamental no puede detenerla.
Tras el ataque yihadista más mortífero desde 2015 en este país de la región africana del Sahel –perpetrado en la madrugada del 5 junio en la aldea de Solhan (noreste), con un balance de entre 132 y 160 muertos de acuerdo a fuentes diversas– las manifestaciones de ira se multiplican.
Una semana luego de la masacre, varios miles de personas se manifestaron en Dori, capital de la región del Sahel, donde está ubicada Solhan, para denunciar la «ineficacia» de las autoridades.
El sábado pasado tuvieron lugar otras importantes manifestaciones en varias ciudades de las regiones norte y centro-norte. «¡Muertes y más muertes, no queremos más!», «No a la inseguridad en aumento», o inclusive «Queremos cultivar nuestros campos en paz», se podía leer en los carteles y pancartas que portaban los habitantes.
Se prevén nuevas concentraciones en todo el país en este fin de semana, convocadas por la oposición y la sociedad civil.
El partido Balai Citoyen, que estuvo a la cabeza del levantamiento popular que derrocó al presidente Blaise Compaoré en 2014, no convocó a manifestarse, pero en cambio presentó una denuncia contra el actual gobierno por «no asistir a personas en peligro».
Para la formación política surgida de la sociedad civil, la masacre de Solhan «constituye un símbolo de la clara ineptitud, inclusive de la imprudencia del gobierno para proteger a su población ante las amenazas terroristas». El poder del presidente Roch Marc Christian Kaboré «ha tomado conscientemente la decisión de abandonar a la población a su triste destino», asegura.
Ante esta explosión de ira popular, el presidente Kaboré, en el poder desde 2015 y reelegido en 2020 con la promesa de encaminar a su país hacia la paz, anunció el miércoles haber destituido a sus ministros de Defensa y de Seguridad.
El jefe de Estado, que ha solicitado a la oposición y sociedad civil «posponer» las manifestaciones programadas para el fin de semana, asumirá él mismo la cartera de Defensa.
– «Reconciliarse con el pueblo» –
Más que un juego de sillas que rotan en el gobierno, los burkineses esperan medidas contundentes, actos concretos sobre el terreno», estima el analista político Drissa Traoré. Añadió que «este cambio fue hecho sin convicción, fue necesaria la rabia del pueblo y la entrada en el escenario de la oposición para que el presidente reorganice al gobierno, cuya eficacia deja dudas».
Al margen del Consejo de ministros de este jueves, el primer ministro, Christophe Dabiré, afirmó que «hoy, nuestro pueblo debe estar unido contra el terrorismo y no debemos equivocarnos de enemigo».
«El ataque de Solhan ha servido como detonador puesto que permitió resaltar una serie de disfunciones en nuestro sistema de defensa y seguridad», reconoció. «Por ello el presidente Kaboré ha tomado el control del ministerio de Defensa nacional (…) para poder realizar una reorganización interna de todas nuestras estructuras de defensa y seguridad», añadió.
Quiere creer que esta decisión, «de suma importancia», posibilitará al jefe de Estado «reconciliarse con el pueblo y restablecer la confianza indispensable para poder garantizar la seguridad de las personas y sus bienes».
De acuerdo a Dabiré, «la agitación política tiene su lugar en el juego democrático de nuestro país, pero cuando éste se encuentra en peligro hay que saber preservarlo, unirnos para combatir al enemigo».
Burkina Faso se enfrenta desde 2015 a ataques cada vez más frecuentes y mortíferos por parte de milicias yihadistas, incluido el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (afiliado a Al Qaida) y el Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS).
Estos ataques han provocado más de 1.500 muertes y obligaron a casi 1,5 millones de personas a desplazarse.