Crisis de vivienda, reto para los universitarios extranjeros en Países Bajos

Imane Rachidi

La Haya, 11 jun (EFE).- Las universidades de Países Bajos ofrecen estudios de prestigio, en inglés y a un coste asumible para estudiantes europeos, una opción de futuro reforzada por el brexit, pero la crisis de la vivienda que azota el país empuja a las facultades a instar a los alumnos extranjeros a reconsiderar sus planes si no encuentran alojamiento este verano.

La imagen se ha estado repitiendo cada septiembre en los últimos años: jóvenes extranjeros que llegan con su maleta para empezar una aventura universitaria en Países Bajos y se ven sin un techo bajo el que vivir debido a la escasez de viviendas.

Una circunstancia que les obliga a deambular durante meses entre sofás, hoteles, Airbnb o campings, si se lo pueden permitir a nivel financiero. Otros se dan por vencidos y hacen el viaje de vuelta a casa.

En la mayoría de los casos, el problema se soluciona después de varias semanas o meses, cuando los estudiantes internacionales empiezan a conocerse y descubren opciones de alojamiento compartido, pero antes tienen que sobrevivir al mal trago y el estrés de no encontrar vivienda.

Por eso, algunas universidades han empezado a advertir ya de esta realidad para evitar sorpresas: «No es lo que deseamos a nuestros estudiantes, así que, de cara a este verano, recomendamos explícitamente a los nuevos alumnos internacionales que reconsideren su inscripción en la Universidad de Utrecht si no han encontrado casa», señaló Lenn Lamkin, asesor de movilidad y vida estudiantil de esta universidad.

Admite que esta recomendación es «difícil» porque «el talento internacional es importante para la investigación y educación» en esta universidad, pero subraya: «no queremos que la gente subestime la situación y termine en situaciones difíciles». Con sus consejos, busca evitar el pánico que surge cuando los estudiantes se topan con la escasez de vivienda.

Según los datos recopilados el último curso educativo, unos 26.500 estudiantes universitarios tuvieron problemas para encontrar un lugar en el que vivir al comienzo del año académico, lo que supuso un aumento de más del 20 % en un solo año, según datos publicados por Kences, una asociación centrada en la cuestión de la vivienda estudiantil.

Además, se espera que el problema empeore en los próximos ocho años, con unos 57.000 alumnos sin opción de alojamiento, a pesar de los planes oficiales de incrementar la oferta de viviendas estudiantiles para 2025 en 16.500 unidades.

La Universidad de Utrecht también se ha movilizado con antelación para intentar ayudar a los alumnos: ya tiene 950 habitaciones reservadas para estudiantes internacionales, y está considerando otras 200 habitaciones como alojamiento temporal de emergencia.

Además, ha llegado a un acuerdo con un albergue local para alojar temporalmente a 75 estudiantes internacionales.

Pero estos números siguen estando lejos de la demanda existente. La Universidad de Utrecht, por ejemplo, recibió un total de 37.000 estudiantes este año, de los que 5.000 han llegado desde otros países, por lo que «hay muy pocas habitaciones» y no se debe asumir que la universidad es un proveedor de vivienda para los estudiantes, advierte Lamkin.

Recuerda que la universidad tampoco puede reservar todas las habitaciones disponibles para estudiantes internacionales porque «los alumnos neerlandeses también quieren vivir» fuera de casa de sus padres y cerca de la universidad.

Según la Unión Nacional de Estudiantes (LSVb), la escasez de viviendas y el aumento de los alquileres limitan el desarrollo personal de los estudiantes, puesto que «vivir en una habitación durante la época universitaria es un paso importante para desarrollar la independencia y la vida social», pero se les niega eso, puesto que «para muchos una habitación es imposible o simplemente inasequible».

El actual gobierno neerlandés, que llegó a La Haya el pasado enero, designó al ministro de Vivienda, Hugo de Jonge, al reto de desbloquear la crisis inmobiliaria, y planea construir alrededor de 900.000 viviendas para 2030 a nivel nacional, de las cuales 350.000 son alojamientos asequibles en propiedad y alquiler, pero esto es accesible a la población general, no solo para los estudiantes.

Por otro lado, las universidades neerlandesas también han apelado al gobierno para establecer límites al número de estudiantes extranjeros, que ha alcanzado un récord este año académico. De los más de 340.000 universitarios en Países Bajos, unos 80.000 llegan desde otros países, según la asociación de universidades VSNU, que alerta de un aumento de estudiantes en general.

Algunas universidades también quieren que esto vaya acompañado de una reducción en la oferta de plazas en los estudios en inglés, dando prioridad a las carreras en neerlandés, un idioma que pierde terreno en las universidades de Países Bajos. La propia princesa heredera Amalia empezará en septiembre sus estudios en inglés en la Universidad de Ámsterdam. EFE

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