¿Debe permitir más debates la escena cultural suiza?
Por un tuit antiisraelí, la cadena suiza de supermercados Migros canceló cuatro conciertos del mundialmente conocido artista turco de música clásica Fazil Say en Suiza. ¿Se trata de una reacción proporcionada?
La música del mundialmente conocido pianista turco Fazil Say es intensa y siempre ofrece algún momento sorprendente. Lo mismo ocurre con las declaraciones que Say hizo acerca de la situación en Oriente Próximo en la plataforma X, antes conocida como Twitter.
Por un tuit en el que responsabilizó a Israel por el bombardeo de un hospital en Gaza, Enlace externo Migros decidió cancelar de inmediato los cuatro conciertos de música clásica que el pianista estrella tenía previsto realizar en SuizaEnlace externo.
El compositor y pianista Fazil Say compartió un tuit del presidente turco Recep Tayyip Erdogan en la plataforma X (antes Twitter), en el que el mandatario responsabilizó a Israel por haber bombardeado un hospital en Gaza. Además, Say publicó un comentario en el que exigía que se debía perseguir penalmente al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu por “crímenes de guerra, genocidio y masacres”.
Según investigaciones de los medios de comunicación internacionalesEnlace externo, se trata en el caso de la bomba que impactó cerca del hospital, presuntamente, de un misil desviado de la organización terrorista Yihad Islámico.
Mientras el presidente turco publicó un segundo tuit en el que ya no responsabilizó a Israel por el ataque, Fazil Say sigue reafirmándose en sus declaraciones.
A pesar de que la noticia compartida por Fazil Say resultó ser un bulo, la cuestión de la cancelación de un concierto por parte de Migros debe hacernos reflexionar si el mundo de la cultura no debería permitir más debates, sobre todo ante la estremecedora situación internacional actual.
¿Necesita la cultura más debates?
La cancelación de los conciertos de Say se inscribe en una serie de sucesos similares. Recientemente, también se ha cancelado un simposio en Berna. Entre las invitadas estaba la filósofa estadounidense Judith Butler, que en un ensayo reciente en la “London Review of Books”Enlace externo había expresado su opinión sobre el conflicto en Oriente Próximo.
La filósofa e investigadora en estudios de género Judith Butler es judía y una de las representantes más famosas de la izquierda global. Además, forma parte del movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) crítico con Israel.
Recientemente, Butler firmó una carta abierta en la que trabajadores culturales e intelectuales exigieron “justicia para los palestinos en Gaza”. Además, llamó la atención con un ensayo publicado en la “London Review of Books” en el que, después de condenar el ataque de la organización terrorista Hamás, vuelve a expresar una vieja crítica de la izquierda contra la política palestina de Israel.
El 26 de octubre tendría que haber pronunciado una ponencia en el simposio “Genero y políticas del miedo” en el local Dampfzentrale de Berna. Sin embargo, la Universidad de Berna acabó cancelando el evento.
En un comunicado, la Universidad declaró lo siguiente: “Se ha cancelado el evento por circunstancias imprevisibles y por motivos personales. Desconocemos si estos motivos guardan relación con la guerra en Oriente Próximo.”
El director del festival Culturescape de Basilea, Jurriaan Cooiman, trabaja sobre todo con artistas del Sur global. Critica ante todo la falta de predisposición para mantener debates políticos en el mundo de la cultura: “Deberíamos soportar los debates. Quizás seríamos capaces de vivir conciertos aún más intensos y conmovedores si entendiéramos que la cultura no se produce en el vacío, sino que siempre tiene alguna dimensión política”.
Ambivalente en la música y en el pensamiento
Fazil Say respondió a la cancelación de sus conciertos con un comentario en Facebook: “Todas mis declaraciones las he hecho desde un espíritu de paz. Siempre he defendido el bien, el consenso y la búsqueda común de un futuro positivoEnlace externo”.
No fue la primera vez que llamó la atención con comentarios críticos el pianista estrella que se crió en un ambiente secular en Ankara. En el pasado criticó, en repetidas ocasiones, el Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo AKP y el islam. Mantiene una relación complicada con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan cuyo tuit sobre el bombardeo de Gaza había compartido. En 2013 fue incluso condenado a una pena de diez meses de libertad condicional por haber retuiteado versos persas del poeta KhayyamEnlace externo, considerados como críticos contra el islam.
La identidad artística de Say es polifacética. Estudió en Berlín y da conciertos en Nueva York y Tokio. Se inspira en la música popular turca. Resulta difícil comprender su posicionamiento político. Con sus declaraciones controvertidas sobre el conflicto en Oriente Próximo ha recibido muchas reacciones positivas en los países musulmanes, mientras que Occidente se indignó.
Los discursos necesitan más moderación
Jurriaan Cooiman distingue entre instituciones y trabajadores de la cultura. “Creo que el arte y los artistas viven de las cosas que les conmueven”, afirma el director del festival: “En cambio, las instituciones culturales tratan de sobrevivir en nuestra sociedad. Dependen de la situación general en la política, del ambiente y de las finanzas.”
Su deseo es que la escena cultural suiza ofrezca más espacio para los debates, que además deberían ser moderados. Pero, en su opinión, es necesario que los organizadores de los eventos culturales tengan más coraje para decir: “Cumplimos con nuestra palabra dada y seguimos adelante con el acto”.
Texto adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela
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