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Por qué la fortaleza del franco ya no asusta a las empresas suizas

Una mujer en una fábrica.
Una colaboradora de Dormakaba, un grupo especializado en tecnologías de seguridad, en la sede de Wetzikon, en el cantón de Zúrich. © Keystone / Christian Beutler

Desde la creación de la moneda única en 1999, el franco ha ganado más de un 60% frente al euro. Aunque la lucha contra un franco demasiado fuerte ha sido durante mucho tiempo uno de los principales campos de batalla de la industria exportadora, las prioridades han cambiado radicalmente en los últimos meses. 

El 15 de enero de 2015, el Banco Nacional Suizo (BNS) hacía temblar a los mercados monetarios y bursátiles con su sorpresivo anuncio de que suprimía el tipo mínimo de 1,20 francos suizos por euro. Esta medida había sido establecida cuatro años antes, en plena crisis de la deuda en la zona euro, para evitar una apreciación demasiado fuerte de la moneda nacional, que encarecía los productos suizos en el extranjero. Pocos minutos después de la decisión del BNS, el franco se disparó y ganó casi un 30% frente a otras monedas, antes de estabilizarse en 1,04 francos por euro. 

Esa decisión del BNS generó airadas reacciones en los círculos económicos. Empresarios, sindicalistas e industriales denunciaron unánimemente un “tsunami” que ponía en “gran peligro” los puestos de trabajo en la economía de exportación y entrañaba el riesgo de resultar “fatal para muchas PYME”.

Sin embargo, siete años después hay que decir que estas sombrías previsiones no se cumplieron. Al contrario: entre 2015 y 2021, la contribución de la industria suiza al producto interior bruto (PIB) aumentó en más de un punto porcentualEnlace externo para situarse en 19,4%, una tasa que solamente Alemania supera (20,8%) entre las principales economías occidentales. Lo que resulta aún más sorprendente es que, mientras el franco suizo ha seguido subiendo frente a la moneda europea (un 10% en un año), apenas hay voces en Suiza que denuncien el alto costo de la moneda suiza.

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Una industria resiliente

“La situación actual no es comparable a la de 2015. En ese momento, la decisión del BNS provocó un choque brutal, rápido e inesperado. Desde entonces, las empresas han tenido tiempo de tomar medidas para hacer frente al fortalecimiento del franco”, subraya Philippe Cordonier, director en la Suiza francófona de Swissmem, la asociación que agrupa a la industria de la maquinaria, el material eléctrico y los metales (MEM).

Reducción de costos, compras de componentes en euros, diversificación de mercados, desarrollo de productos más innovadores: los riesgos monetarios han sido plenamente integrados por las empresas exportadoras, más del 55% de las cuales dependen de mercados situados en la zona euro. 

Otra diferencia importante con respecto a 2015 es que, en un contexto inflacionario en el que la inflación es más acusada en Europa que en Suiza, los productos Swiss Made vuelven a ser competitivos en el mercado europeo. Los exportadores suizos pueden aumentar más fácilmente sus precios de venta y contrarrestar así el efecto negativo de los tipos de cambio. 

Cambio de rumbo radical del BNS

Fue precisamente la lucha contra la inflación lo que llevó al BNS a subir su tipo de interés básico en 50 puntos básicos el pasado 16 de junio. Esta alza, inédita desde 2007, aceleró aún más la tendencia a la apreciación del franco frente al euro. Desde el inicio del verano, el tipo de cambio entre la moneda suiza y la europea está por debajo de un franco por euro por primera vez en su historia

“La elevada inflación ha transformado las políticas monetarias en todo el mundo”, observa Stéphane MonierEnlace externo, jefe de inversiones de Lombard Odier. Al igual que la mayoría de los bancos centrales, el BNS lucha contra la subida de los precios aumentando sus tipos de interés. Pero, a diferencia de otras autoridades monetarias, ha mostrado su disposición a intervenir para mantener un franco suizo fuerte, lo que podría revertir dos décadas de trabajo para debilitar su moneda”.

Una moneda fuerte mantiene bajo el precio de los bienes importados, especialmente el petróleo y el gas, y por tanto mantiene bajos los precios al consumidor. Hasta ahora, esta política ha funcionado en Suiza: aunque la inflación volvió a subir en agosto con respecto al año anterior (3,5%), sigue estando lejos de las tasas observadas en el resto de Europa (9,1% de media en la zona euro).

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La nueva doctrina del Banco Nacional Suizo no está causando ningún revuelo en Suiza, ni siquiera en los círculos industriales y turísticos, que a menudo han sido muy críticos en el pasado. “Respetamos la independencia y el mandato del BNS, que está haciendo todo lo posible para contener la inflación. Nuestra prioridad actual es garantizar que la industria no sufra una penuria de energía con consecuencias dramáticas. En este contexto, la fortaleza del franco es una preocupación secundaria, aunque siga penalizando los márgenes de nuestras empresas”, afirma Philippe Cordonier. 

Un franco estructuralmente fuerte

Para las industrias MEM, la recuperación pospandemia se tradujo en resultados satisfactoriosEnlace externo durante el primer semestre del año en curso, con un aumento en los pedidos y la facturación del 10,1% y del 12,1%, respectivamente, en relación con el año precedente. Sin embargo, el aumento de los precios de la energía y las materias primas, así como los problemas de abastecimiento, ensombrecen el sector, que sufre una enorme presión sobre sus márgenes. 

Además, las perspectivas económicas en los países vecinos de Suiza no son alentadoras. En julio, la Comisión Europea rebajó sus previsiones de crecimiento en la eurozona para 2022 y 2023 al 2,6% y al 1,4% respectivamente, debido al impacto de la guerra en Ucrania. “Sin un estímulo presupuestal adecuado, los países de la eurozona se enfrentarán a importantes dificultades económicas en los próximos meses”, estima Sergio Rossi, profesor de economía de la Universidad de Friburgo. 

En ese contexto, los analistas coinciden en que el franco debería mantenerse en un nivel elevado frente al euro durante los próximos meses. Credit Suisse estima una cotización de 96 céntimos de euro por franco dentro de tres meses, mientras que Lombard Odier prevé que el tipo de cambio euro/franco llegue a 0,93 dentro de 12 meses. 

Sin embargo, según Sergio Rossi, la caída del poder adquisitivo en la zona euro podría ser mucho más perjudicial para las empresas suizas que un franco permanentemente fuerte. “Por supuesto, siempre habrá suficientes personas ricas que compren relojes de lujo. La industria farmacéutica, con sus productos de alto valor añadido, tampoco debería sufrir demasiado. Pero para el resto de bienes industriales o productos de consumo más comunes, las previsiones no son francamente buenas”.

Adaptado del francés por Marcela Águila Rubín

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