El absentismo escolar, un problema subestimado
Uno de cada dos alumnos en Suiza suele hacer novillos ocasionalmente y los controles son prácticamente inexistentes. Es lo que constata un estudio respaldado por el Fondo Nacional Suizo.
No se trata de un fenómeno estrictamente aislado, sino también de índole institucional, subraya la autora de la investigación.
Margrit Stamm, investigadora de la Universidad de Friburgo, ha llegado a la conclusión de que casi la mitad de los 4.000 encuestados ya ha faltado a clase. Una proporción que supera el promedio internacional.
Uno de cada tres alumnos suele hacer novillos ocasionalmente y cerca del 5% lo ha hecho más de cinco veces durante el último semestre, observa.
El absentismo comienza a una corta edad: entre el cuarto y sexto curso de la enseñanza primaria para un tercio de los alumnos.
¿Por qué faltan a clase? «No me apetece ir a la escuela», responde el 64% de los encuestados; «me apetece dormir más», asegura el 42%; el 40% considera que las clases son aburridas y el 22% no se lleva bien con su profesor o profesora.
La investigadora observa también los esquemas de incitación. El 19% de los encuestados argumenta que «los demás también los hacen». En cambio, son pocos los alumnos que citan el acoso o actos violentos para justificar el absentismo escolar.
Mala relación maestro-alumno
Margrit Stamm sostiene que la proporción de alumnos que falta regularmente a la escuela – un 5% – es muy elevada. La mitad de ellos constituye un grupo de riesgo: asiste a clases concebidas para alumnos que presentan dificultades de aprendizaje.
Estos jóvenes suelen tener peores notas en matemáticas y son los más mayores de su clase al haber repetido uno o varios cursos.
Según la autora del estudio, la predisposición de esos alumnos a adoptar comportamientos violentos es significativa. A ello se suma que las relaciones maestro-alumno son malas y que no hay un sistema de control escolar.
Falta de un sistema de control
Los otros alumnos que faltan regularmente a clase (37%) deben considerarse como inestables, pero por el momento no representan un factor de riesgo, señala la investigadora.
También en estos casos es «sorprendente» la ausencia de un sistema de control eficaz, de la misma manera que sorprende que estos alumnos estimen que su relación con el maestro es mala.
Otra constatación: los alumnos que se aburren o carecen de alicientes suficientes en la enseñanza superior (13%) estudian en centros donde el control de las ausencias es escaso.
Un deber pedagógico mayor
Estos resultados muestran claramente que el absentismo escolar no debe ser considerado solamente como un fenómeno aislado. Las instituciones deben considerar y afrontar el problema como un deber pedagógico importante.
La mejor estrategia de prevención es que las escuelas y el cuerpo de enseñanza «no cierren los ojos», subraya el estudio.
Según Margrit Stamm, es imposible saber si el absentismo se ha acentuado o no en los últimos años, pero una cosa es cierta: se trata de un fenómeno que se subestima y los maestros encuestados se equivocan completamente respecto al comportamiento de sus alumnos.
Este absentismo suele disimularse. Tres de cuatro alumnos fingen estar enfermos, los padres están dispuestos a firmar una nota de exculpación en uno de cada tres casos, y uno de cada cinco alumnos confiesa haber falsificado la firma de sus progenitores…
swissinfo y agencias
El estudio de Friburgo se basa en una encuesta a 4.000 alumnos de 28 escuelas de la Suiza de expresión alemana.
Los encuestados, en edades comprendidos entre los 12 y 17 años, seguían diferentes cursos escolares.
Para justificar el absentismo, el 64% declaró no tener ganas de ir a la escuela.
El 42% quería dormir más por la mañana.
El 40% considera que las clases son aburridas.
Según un estudio del Instituto de Criminología de la Universidad de Lausana sobre el impacto que tiene la trayectoria escolar en la delincuencia juvenil, el absentismo es el factor más importante que puede favorecer un comportamiento marginal o violento.
La delincuencia juvenil es un tema candente en Suiza tras la reciente violación de una niña de 13 años por diez adolescentes en Zúrich.
Las diferentes legislaciones cantonales permiten imponer multas que pueden ascender hasta los 5.000 francos a los padres del alumno que suele hacer novillos regularmente. En los casos extremos se prevén incluso penas de prisión.
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