El atajo a la iluminación de la olímpica venezolana Patricia Ferrando
Gustavo Borges
México, 8 nov (EFE).- Aunque buscará ganar este fin de semana en México el concurso de adiestramiento clasificatorio a la Copa del Mundo, la experiencia de la jinete olímpica venezolana Patricia Ferrando en la competencia tendrá puntos de contacto con la de los seres espirituales que alcanzan la iluminación.
«Alguna vez a través de mi respiración logré controlar la suya y su ritmo cardíaco; así es nuestra empatía», confesó a Efe la deportista al referirse a ‘Honnaisseur’, el caballo con el que intentará llegar a los Juegos Olímpicos de Los Angeles en el 2026.
Ferrando y el ecuatoriano Julio Mendoza, campeón de los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023, son las cartas principales de Latinoamérica en la competición que arrancará hoy en Santa Cruz Chiahuapan, a unos 55 kilómetros de la capital mexicana.
Si bien llega preparada para retar a varios de los mejores del planeta y sumar la mayor cantidad de puntos para el Mundial, la ‘amazona’ nacida en Caracas asumirá el concurso como la oportunidad de sumar un capítulo más a su historia de amor con su caballo.
Es una experiencia que se repite en todos los practicantes de un deporte alejado de los titulares de los periódicos, aún cuando se trata de uno de los de mayor belleza y el único en el que mujeres y hombres compiten entre ellos, sin ningún tipo de obstáculo.
«Esto no es un asunto de género, sino de rendimiento. Las únicas diferencias están relacionadas con las edades, pero en ecuestres el hombre y la mujer son iguales en todas las categorías».
Psicóloga, Patricia Ferrando usa su condición de políglota en su relación con los caballos. Los reclamos los hace en español, los elogios, en inglés.
«Mis caballos son como hijos; hay una relación de tanta entrega, por ambas partes que logras entender qué es lo que se necesita para que una relación funcione y perdure; ellos entienden, por eso el trabajo es mutuo», revela.
El ‘dressage’, o doma clásica es la disciplina olímpica ecuestre en la cual el jinete y caballo ejecutan secuencias cuidadosamente prescritas en pista; en ella muestran una armonía, un control técnico y una flexibilidad al más alto nivel.
«Yo empecé en saltos, pero en 2006 conocí esta prueba y me quedé encantada. El salto tiene una dificultad porque hay obstáculos a vencer; pero en la doma hay más técnica, necesitas el ‘feeling’ para poder hacerlo con el caballo. El adiestramiento es la precisión, la ejecución, la relajación, la fluidez y la armonía».
Aunque pesan ocho o a veces diez veces más que sus jinetes, los caballos son uno de los ejemplos más contundentes de nobleza en el deporte. Una vez domesticados, hacen todo para agradar a su pareja humana, lo cual tiene a la equitación como una de las disciplinas de más belleza en Juegos Olímpicos.
Ferrando explica que cuando el entendimiento con el caballo llega a su clímax, se parece a las muestras de amor de los humanos. No está demostrado que los caballos puedan llorar, pero sí se conmueven, como le sucedió a la venezolana con ‘Honnaisseur’ en la primavera del 2024, al conocer su clasificación a los Olímpicos de París.
«Es día corrí a la cuadra, lo abracé y ahí lloré como Magdalena; eran lágrimas de emoción y él me entendió», asegura.
Este fin de semana la olímpica Patricia Ferrando competirá contra jinetes alemanes, belgas, estadounidenses y provenientes de otras potencias del mundo. Tiene buenas posibilidades de sumar buenos puntos para llegar a la Copa Mundial, aunque la experiencia tendrá también de atajo a su iluminación como ser humano.
«Me reconoce por el tacto, por el olor; mi caballo es como un bebé grande», confiesa la jinete.EFE
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