
El exmilitar uruguayo Troccoli suma otra cadena perpetua en Italia por tres asesinatos
Roma, 21 oct (EFE).- El exmilitar uruguayo Jorge Néstor Troccoli, encarcelado en Italia por sus crímenes en el marco de la Operación Cóndor, fue condenado este martes a cadena perpetua en Roma por el asesinato y desaparición de tres personas en la década de 1970.
La jueza del Tribunal Penal de Roma, Antonella Capri, ha dictado la segunda cadena perpetua para este represor, que ya cumple otra en Nápoles tras ser juzgado en Italia, según confirmaron a EFE fuentes del proceso.
El imputado no ha acudido al tribunal para escuchar el veredicto.
Troccoli (Montevideo, 1947) fue durante la dictadura uruguaya (1973-1985) un torturador del Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA) y en 2007 logró escapar de la justicia de su país para refugiarse en Italia, valiéndose de su doble nacionalidad
Sin embargo, actualmente cumple cadena perpetua en Nápoles al haber sido condenado en firme en 2021 por el Tribunal Supremo italiano tras un juicio sobre el asesinato y desaparición de italianos en el Plan Cóndor, la operación represiva y coordinada entre dictaduras de Sudamérica en las décadas de 1970 y 1980.
Esta sentencia responde a otro proceso sobre el asesinato de otras tres personas: Elena Quinteros, militante del Partido por la Victoria del Pueblo de Uruguay y desaparecida en 1976, y la pareja José Augustín Potenza, argentino, y la italiana Raffaella Filipazzi en 1977.
La abogada de la familia Quinteros, Alicia Mejía, consideró este fallo «una gran victoria».
«Es una gran victoria de la justicia italiana porque reconoce la responsabilidad de Troccoli en los tres crímenes, en particular contra la maestra Quinteros. Hoy en día por primera vez se condena a uno de los ejecutores de su muerte», declaró a EFE.
En una audiencia del pasado 3 de abril en el Tribunal de Roma, Troccoli declaró a petición propia ante la jueza, asegurando que por aquel entonces no conocía la existencia del Plan Cóndor, y dijo que su papel dentro del ejército uruguayo era de mera «administración de inteligencia antiterrorista».
«No soy un delincuente ni un criminal, no he asesinado a nadie (…) Soy un hombre solo, sin patria, partido político ni fortunas, un enfermo al final de su vida sin nada que no sea mi mujer, que hoy vive sola en Italia por una tremenda injusticia. No tengo nada que perder», sostuvo en una declaración leída. EFE
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