El sapo concho desafía la extinción de su especie con su fama mundial junto a Bad Bunny
Esther Alaejos
Arecibo (Puerto Rico), 14 nov (EFE).- El sapo concho, el único endémico de Puerto Rico, que fue catapultado a la fama este año por su aparición en el documental ‘Debí tirar más fotos’ de Bad Bunny, desafía a la extinción de su especie desde hace más de 40 años con reproducción asistida por herpetólogos.
«El personaje de concho, a través de esta producción de Bad Bunny, se ha visibilizado y en cierta medida ha salido del anonimato. Es una especie que siempre ha sido parte de la biodiversidad de Puerto Rico, de nuestra fauna», explica a EFE Sondra Vega, bióloga de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Arecibo, en el norte del archipiélago.
Carismático por su nariz respingona y famoso por ser el personaje que pronuncia la frase «Acho PR es otra cosa», este sapo vive entre 6 y 8 años cuando está en cautiverio y la mitad en su vida silvestre, que está amenazada por la pérdida de hábitat, depredadores como libélulas y especies invasoras.
Vega, de 53 años y especializada en conservar esta especie, cuenta que gracias a esta exposición del personaje inspirado en el peltophryne lemur, nombre científico de este anfibio, se ha podido llegar a un público más amplio para educar sobre este sapo que lucha por no desaparecer desde 1984, cuando se inició un plan para su protección.
«Esa parte de conectar con la gente no había sido posible a la magnitud de lo que se ha elevado en este año», precisa la herpetóloga, asombrada por el interés del público cuando estuvo educando sobre esta especie coincidiendo con los conciertos de Bad Bunny el pasado mes de agosto.
El reto de reproducir al sapo concho en Puerto Rico
Abel Vale Nieves, presidente de la organización sin ánimo de lucro Ciudadanos del Karso, que forma parte de este esfuerzo de conservación desde 2006 junto a la UPR, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), el Gobierno federal y 14 zoológicos estadounidenses, reclama un centro de reproducción del sapo concho en Puerto Rico para abaratar el coste.
«Hasta el momento la reproducción se hace en los zoológicos en Estados Unidos y en Canadá y se traen por avión en cajas, con agua, se les pone oxígeno, todo lo necesario para que sobrevivan y se liberan en charcas», indica Nieves a EFE, antes de recibir a nueve científicos en su finca El Tallonal para liberar a 20 adultos y 106 individuos juveniles con radio transmisores.
En el Tallonal, se crearon tres charcas artificiales para este anfibio, amante de los bosques kársticos áridos y semiáridos sobre todo del sur de Puerto Rico y que se reproduce de manera intensa en periodos cortos de tiempo, principalmente después de lluvias fuertes.
Se estima que de media una hembra puede liberar de 1.000 a 3.000 huevos en un evento reproductivo, aunque el máximo reportado es de 15.000. Con estos esfuerzos de conservación, en junio de 2025 se habían liberado 751.938 renacuajos, 58.983 de ellos en la temporada estival de este año.
Una especie todavía desconocida
Desde el Tallonal, Ramón Luis Rivera, asesor técnico de la división de Ecología del DRNA, asevera que aún queda mucho trabajo para evitar que el sapo concho desaparezca, ya que menos del 5 % de los puertorriqueños lo conocía antes de su estrellato con Bad Bunny.
«Todavía hay desconocimiento, así que el tenerlo presente y poder dar la oportunidad de que la gente trabaje directamente en Puerto Rico, nos ayudaría a que la gente lo valore», expresa Rivera, sobre la creación del mencionado primer centro de reproducción de especies en peligro de extinción en la isla.
El proyecto fue aprobado esta semana por el DRNA y solo falta que la Oficina de Gerencia de Permisos lo valide para comenzar su construcción, que duraría un año o año y medio y daría, según Rivera, «la oportunidad de que muchos estudiantes y personas de la comunidad se integren y conozcan al sapo concho».
Para que cada vez más jóvenes se interesen por su conservación, Vega espera que Concho tenga protagonismo en la gira internacional de Bad Bunny, que comienza el 21 de noviembre en República Dominicana, y así la especie «salga de Puerto Rico» y logre visibilidad mundial. EFE
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