Las alhajas de las vacas
Los cencerros que portan las vacas suizas llegan a pesar más de 10 kilogramos.
Su costo varía, de acuerdo con los materiales, el tamaño y la forma de confección y puede llegar hasta los 4,000 francos.
Angi Pfiffner mantiene la tradición familiar de elaborar las tradicionales campanas. En su tienda deportiva, en Flums, hay un sector destinado a esos instrumentos inseparables de la imagen de las vacas suizas que todos conocen pero que tal vez pocos se han detenido a analizar.
Los cencerros que los pastores cuelgan al cuello de sus vacas, cabras u ovejas, para evitar que puedan extraviarse, tienen múltiples presentaciones.
Los hay pequeños y simples, con un tañido suave, como también de grandes dimensiones con un sonido más bien de tamborileo. Además, aunque las campanas tengan un mismo tamaño, cada una tiene un repique diferente.
Los cinturones para fijar las campanas son de cuero adornado con piel de tejón. Los bordados se hacen con hilos de plástico y pueden reproducir los típicos adornos de flores como las banderas de los cantones o alguna otra inscripción que solicite el cliente.
Los cencerros son de diversos metales y en algunos de ellos se encuentran paisajes o leyendas que, en el caso de los más caros, son labrados a mano.
Por supuesto, tan amplia como la presentación de las campanas es la gama de los precios, alcanzando hasta unos 4 mil francos por unidad en el caso de las más elaboradas.
De ahí que las ventas hayan disminuido, según explica Angi Pfiffner. En los últimos años los ganaderos han optado por alquilar los vistosos instrumentos para las fiestas del ‘desalpe’.
Marcela Aguila Rubín
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