El “escándalo McKinsey”, que afecta a Macron, llega a los tribunales
París, 1 abr (EFE).- El conocido como “escándalo McKinsey”, según el cual el presidente, Emmanuel Macron, y su Gobierno acudieron de forma abusiva a esa firma de asesoría externa durante los últimos años, llegó este viernes a los tribunales.
La presidenta de la asociación francesa de víctimas de la covid, Julie Gasset, presentó una demanda contra McKinsey y otras empresas de asesoramiento por “corrupción” y “tráfico de influencias”, al tiempo que denunciaron “desvío de fondos”.
Estas firmas fueron contratadas por el Gobierno para gestionar la crisis sanitaria ligada a la pandemia pese a que eran “incompetentes en materia médica”, lo que impidió que se implementara “una política pública eficaz para propagar la covid”, según la denuncia, divulgada por la radio pública France Info.
Gasset, que ya ha presentado denuncias en el pasado contra varios ministros por la gestión de la crisis sanitaria, agrega que esos contratos fueron atribuidos sin concurso público y pide que se investiguen “los vínculos existentes entre esos gabinetes de asesoría y los funcionarios del Ministerio de Sanidad”.
El Ejecutivo francés acudió a McKinsey y otras consultoras para organizar las campañas de vacunación contra la covid y otras operaciones logísticas durante la pandemia.
La denuncia se produce en medio de una creciente polémica sobre la atribución de contratos a McKinsey por parte del Gobierno francés, denunciada por varios medios de comunicación y considerada a mediados del mes pasado “excesiva” por una comisión de investigación del Senado, donde la oposición tiene mayoría.
El informe de los senadores ponía de manifiesto que en 2021 el dinero público en dirección a esos gabinetes de asesoría externa rozó los 1.000 millones de euros, frente a menos de 400 millones en 2018.
La comisión de investigación del Senado denunciaba “la influencia creciente de los gabinetes de asesoría privados en las políticas públicas”, argumentos que fueron recogidos por algunos candidatos que acusaron a Macron de estar detrás de un “escándalo de Estado”.
El presidente se defendió diciendo que no había pruebas, que el recurso a este tipo de empresas es habitual y que si fue superior en 2021 fue por las circunstancias particulares que atravesaba el país en esos momentos que aconsejaban actuar con rapidez y eficacia.
Pero esa explicación no ha impedido que el nombre de McKinsey se haya colado en la campaña electoral y haya cobrado fuerza a medida que las intenciones de voto del presidente se estancan y crecen las de su principal rival, la ultraderechista Marine Le Pen.
Tanto Macron como sus ministros tienen que escuchar el nombre de esa firma de asesoramiento en cada uno de sus actos electorales y en las redes sociales el #McKinseyGate corre como la pólvora, según la consultora Majorelle, que señala que casi el 10 % de los franceses lo han comentado en los últimos días.
El ultradrechista Éric Zemmour aprovechó el escándalo para recordar que McKinsey ya fue objeto de polémica relacionada con Macron en 2017, cuando según el medio de investigación Mediapart esa empresa había prestado personal a la campaña del entonces neófito candidato al Elíseo.
Todo ello ha creado un ruido de supuesta corrupción en la campaña del presidente, que ya tenía una imagen de cercano a este tipo de empresas desde los años en los que trabajó como banquero de negocios para la firma Rothschild. EFE
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