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Gobierno conservador en Polonia vuelve a jugar la baza antiinmigración para evitar perder apoyo

Soldados polacos preparan el material para construir un cerco de alambrada en la frontera con Bielorrusia, el 26 de agosto de 2021 afp_tickers

Los conservadores nacionalistas que gobiernan Polonia han vuelto a poner sobre la mesa el problema de la inmigración, que ya les dio el poder en 2015, con la esperanza de retomar la iniciativa sobre la escena política.

Miles de migrantes, en su mayoría procedentes de Oriente Medio, atravesaron la frontera entre Bielorrusia y la Unión Europea en los últimos meses, lo que las autoridades europeas calificaron como “represalia” del régimen de Minsk frente a las sanciones europeas. Varsovia y los países bálticos hablan de “un ataque híbrido”.

En Polonia, 30 migrantes (probablemente afganos) bloqueados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, y a los que se niega la ayuda humanitaria, simbolizan la crisis migratoria denunciada por el gobierno.

“No se puede excluir la idea de que haya elecciones anticipadas el año que viene, en vez de en 2023, y no está claro que Ley y Justicia (PiS) consiga la mayoría, o incluso construir una coalición”, considera Agata Szczesniak, analista política de la página web OKO.press.

El gobierno perdió su mayoría parlamentaria a principios de mes tras la salida de uno de los socios de la coalición. Según un reciente sondeo, el PiS perdió tres puntos en intención de voto hasta quedar cerca del 26%, codo a codo con el principal partido de la oposición, Plataforma Cívica.

“Para subir en los sondeos, el PiS intenta hacer lo mismo que en 2015. Se centra en las emociones sociales de la guerra” contra los refugiados.

Durante la crisis migratoria de 2015, el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, utilizó con éxito el miedo al extranjero en las elecciones, llegando a mencionar los peligros epidemiológicos y “todo tipo de parásitos” que los migrantes podrían introducir en Polonia.

– “El sagrado territorio polaco” –

Actualmente, señalando que los migrantes se encuentran en territorio bielorruso, Polonia impide a este grupo que acceda a las oenegés que les traen comida, mantas y medicamentos.

El gobierno polaco hace oídos sordos a estas peticiones, incluso si cuentan con el respaldo de la Agencia de la ONU para los Refugiados, el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El primer ministro Mateusz Morawiecki declaró el sábado proteger “el sagrado territorio polaco”.

Vestido con una chaqueta militar, Morawiecki visitó la frontera con Bielorrusia donde se está levantando una valla de alambres y que fue reforzada con el envío de 2.000 soldados.

Según Adam Szostkiewicz, analista político del semanario Polityka, el PiS construye su campaña electoral “sobre” los migrantes.

Sin embargo, la situación cambió respecto a 2015, señalan los analistas.

“Entonces, cerca del 70% de los polacos eran hostiles a la acogida de inmigrantes, hoy sería el 55%”, afirma Agata Szczesniak.

Cada vez hay más migrantes en Polonia, sobre todo ucranianos y bielorrusos, y la población siente simpatía por los afganos.

Por otra parte, el gobierno evacuó de Kabul a un millar de antiguos colaboradores de las tropas polacas. El primer ministro afirmó que su país “no dejaría atrás a sus amigos”.

“El PiS ayuda a los afganos pero al mismo tiempo los rechaza, esto crea confusión”, señala Szczesniak.

El hecho de que esta crisis pueda estar orquestada por Minsk, “no justifica la falta de empatía”, afirma Szostkiewicz, y “los polacos lo ven”.

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