Hong Kong censura libros sobre represión del 4 de junio en la pekinesa plaza de Tiananmen
Hong Kong, 2 jun (EFE).- Los libros sobre la represión de la pekinesa plaza de Tiananmen de 1989 son cada vez más escasos en las librerías independientes de Hong Kong, en un contexto de creciente autocensura impulsado por la inseguridad jurídica derivada de las leyes de seguridad nacional.
Según denuncian los libreros, la venta de títulos políticamente sensibles se ha reducido drásticamente, mientras la conmemoración del 4 de junio, antes un evento público masivo, se ha transformado en una actividad privada y discreta.
El diario hongkonés South China Morning Post (SCMP) publicó este lunes un análisis basado en la revisión de archivos de bibliotecas públicas y universitarias, así como encuestas en librerías locales, para evaluar la disponibilidad de obras en chino e inglés sobre el suceso, a pocos días del 36º aniversario de la masacre.
Los resultados reflejan una preocupante restricción del acceso a información histórica crítica, lo que ha generado alarma entre defensores de los derechos humanos y expertos en libertad de expresión.
Según un informe de 2009 del Departamento de Asuntos Internos, las instituciones públicas de la excolonia británica contaban entonces con 149 títulos relacionados con la represión de Tiananmen, sumando 1.162 ejemplares.
Sin embargo, una búsqueda reciente en los catálogos digitales revela que ninguno de estos está disponible actualmente.
En respuesta a consultas del SCMP, el Departamento de Servicios Culturales y de Ocio afirmó que los materiales son revisados periódicamente para garantizar su «adecuación» con las leyes vigentes, lo que incluye la retirada de aquellos considerados sensibles.
En el ámbito universitario, las salas de lectura de las ocho universidades públicas de Hong Kong mantienen algunos títulos y documentales sobre el tema en sus catálogos digitales, pero el acceso está restringido a estudiantes y personal académico, limitando su alcance al público general.
En el sector privado, el mercado librero está dominado por grandes cadenas, algunas vinculadas a la Oficina de Enlace de Pekín, mientras que las aproximadamente 20 librerías independientes enfrentan presiones crecientes.
Una encuesta del diario en diez de estas tiendas reveló que solo dos títulos en chino sobre Tiananmen estaban disponibles, exclusivamente en dos librerías independientes y dos comercios especializados en libros de segunda mano.
Paralelamente, agrupaciones patrióticas locales, respaldadas por el Gobierno, organizarán por tercer año consecutivo un carnaval en el Parque Victoria del 1 al 5 de junio, coincidiendo con la controvertida efeméride.
Este emplazamiento, que durante más de tres décadas albergó vigilias masivas en memoria de las víctimas de 1989, está ahora vetado para tales conmemoraciones.
La tradicional marea de velas, organizada hasta 2019 por la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos de China, fue suspendida en 2020, oficialmente por la pandemia de covid-19.
Sin embargo, tras la detención de líderes como Chow Hang-tung, Albert Ho y Lee Cheuk-yan en 2021, acusados de incitar a la subversión, la agrupación se disolvió, y las autoridades han prohibido desde entonces cualquier acto conmemorativo.
En territorio chino, donde el debate sobre el ‘Incidente del 4 de junio’ está fuertemente censurado, Hong Kong fue durante décadas el único enclave del gigante asiático donde se podía recordar públicamente la represión.
No obstante, la imposición de la Ley de Seguridad Nacional por Pekín en 2020, que penaliza actos de secesión, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras, y la aprobación de una ley local de seguridad en 2024, han transformado el panorama.
Estas normativas, justificadas como medidas para cerrar vacíos legales en materia de espionaje y agentes extranjeros, han generado un clima de temor que limita la libertad de expresión y el acceso a información histórica en la región.
Organizaciones de derechos humanos advierten que estas restricciones no solo afectan la memoria colectiva, sino que también erosionan los pilares democráticos de la urbe, consolidando un entorno de control cada vez más estricto. EFE
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