La escalada yihadista amenaza el suministro energético en Mali
Mohamed Siali
Rabat, 20 nov (EFE).- El grupo yihadista Nusrat al Islam wal Muslimin (JNIM), afiliado a Al Qaeda, ha intensificado sus ataques en las últimas semanas en la región sureña maliense de Sikasso, lo que amenaza las rutas de transporte de hidrocarburos y pone en riesgo el suministro energético del país.
La escalada de la violencia terrorista se produce en medio de un apagón casi total por parte del Gobierno de Mali y de sus fuerzas militares y de seguridad, que solo anuncian sus operaciones aéreas contra algunas posiciones yihadistas, a veces sin detallar los resultados de esas ofensivas.
Mali, dirigido por una junta castrense desde 2020, se enfrenta a un repunte de las acciones yihadistas, cuyo radio de alcance se aproxima cada vez más a la capital, y esta escalada se desarrolla en un contexto de vacío de seguridad, parálisis política, desgaste de las instituciones y una situación de aislamiento internacional sin comparación en los últimos años.
¿Asfixiar Bamako?
Esta semana, el JNIM aseguró en sus canales de internet haber asaltado un cuartel de «milicias» progubernamentales en la ciudad de Koura, en Sikasso, y reivindicó la destrucción de tres vehículos militares, uno de ellos blindado, con explosivos en la carretera entre Sikasso, capital de la región homónima, y Loulouni. En las semanas anteriores reivindicó varios ataques similares en la misma región.
La organización terrorista se refiere como milicias progubernamentales a los cazadores tradicionales donzo, quienes se han convertido en grupos de autodefensa en el centro y el sur, debido a que el Ejército sufre escasez de recursos humanos y sus efectivos desconocen esas zonas de Mali.
A comienzos de mes, el JNIM dijo haber tomado un puesto militar en Fana, cerca de la localidad de Dioïla, a unos 120 kilómetros de Bamako, atacado un convoy que escoltaba camiones de combustible entre Zégoua (fronteriza con Costa de Marfil) y Sikasso, y detonado una bomba contra otro convoy en la carretera Hérémakono-Sikasso, entre otros ataques.
Un analista maliense, que ha solicitado mantener el anonimato por razones de seguridad, aseguró que los ataques perpetrados por el JNIM en la región de Sikasso tienen como principal objetivo interrumpir el suministro de hidrocarburos procedente de Costa de Marfil hacia la capital, Bamako.
Mali, país sin litoral y sin producción comercial de petróleo, depende íntegramente de la importación, y la mayor parte del combustible que consume el país entra a través del puerto de Abiyán (Costa de Marfil) y es transportado por carretera hasta la frontera, donde ingresa en territorio maliense por Sikasso.
Según la misma fuente, la filial de Al Qaeda en el Sahel ha ejecutado también varias acciones contra los corredores de combustible del este del país, los que parten del puerto de Dakar (Senegal) y atraviesan la región maliense de Kayes antes de llegar a Bamako.
El analista añadió que el JNIM ataca igualmente otros ejes viales que conectan la capital con el norte y el este de Mali, con la finalidad estratégica de aislar progresivamente Bamako y asfixiar su aprovisionamiento.
Aunque los habitantes de la capital aún logran adaptarse a la actual escasez de carburante, el experto advirtió de que, de prolongarse la situación que se arrastra desde octubre, la población no podrá resistir mucho más tiempo.
En un vídeo difundido en las últimas horas, el portavoz del JNIM Naby Diarra anunció que en los próximos días se intensificará el «bloqueo» contra Bamako y advirtió de que los transportistas y los conductores de camiones cisterna serán considerados «objetivos militares».
Ataques en otras regiones
Aunque el epicentro de su actividad reciente se concentra en Sikasso, lo que ha provocado una ola de desplazados en los últimos días, el JNIM continúa operando en otras regiones del país.
Esta semana, afirmó haber lanzado cohetes contra tres posiciones del Ejército y de mercenarios de la empresa privada de seguridad rusa ‘Africa Corps’ en Kidal, en el norte del país, y haber hecho estallar un artefacto contra un vehículo militar en la carretera entre los pueblos de Manako y Fatoma, en la región de Mopti, en el centro.
El 10 de noviembre, el grupo aseguró haber causado 48 muertos y más de un centenar de heridos en un ataque contra un cuartel en Sombé, en la región septentrional de Tombuctú. Sin embargo, este saldo no fue confirmado por el Gobierno ni por fuentes independientes.
El 1 de noviembre anunció que había matado a siete soldados y herido a otros tres en un ataque con explosivos en la carretera Séguéla-Kayes, uno de los corredores de combustible procedente de Senegal. En paralelo, confirmó combates contra la milicia unionista tuareg Gatia, aliada del Gobierno, y afirmó haber abatido a tres de sus integrantes el 25 de octubre en Intahaka, en Gao.EFE
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