La oposición fuerza nuevas elecciones en Kosovo por los conflictos con Serbia y la UE
Ivan Blazevski
Skopie, 19 nov (EFE).- Kosovo celebrará este año nuevas elecciones, diez meses después de las anteriores, ante la negativa de la oposición de respaldar a un nuevo Gobierno del partido nacionalista del primer ministro, Albin Kuri, al que achacan haber deteriorado la relación con la UE y la economía por su dura postura en el conflicto con Serbia.
Glauk Konjufca, aspirante a dirigir un nuevo Ejecutivo por el partido Vetëvendosje (Autodeterminación), de Kurti, no logró este miércoles la mayoría de 61 de los 120 escaños de la Asamblea de Kosovo, por lo que la presidenta de esta exprovincia serbia tendrá ahora que convocar nuevos comicios, que se espera se celebren a finales de diciembre.
Vetëvendosje ganó las elecciones del pasado febrero con 48 diputados, diez menos de los logrados en 2021, cuando Kurti se hizo con el Gobierno al imponerse a las formaciones que venían dominando la política kosovar en las últimas dos décadas: el Partido Democrático, la Liga Democrática y la Alianza para el Futuro de Kosovo.
Serbia perdió de facto el control sobre Kosovo en 1999, cuando los bombardeos de la OTAN acabaron con las represivas políticas del Gobierno autoritario de Belgrado y pusieron fin a la guerra entre las fuerzas serbias y la guerrilla independentista albanokosovar.
En 2008, esta región de mayoría étnica albanesa proclamó de forma unilateral su independencia, que Serbia sigue sin reconocer.
Política dura con Serbia
Ha sido justo la dura posición de Kurti en el conflicto con Serbia el argumento usado por los tres grandes partidos, dos de ellos surgidos de la guerrilla independentista de la década de 1990, para negarle el apoyo.
Kurti, hace años un ultranacionalista de izquierdas que estuvo encarcelado por Serbia por su lucha política independentista, mantiene que la normalización de las relaciones con Belgrado pasa por el mutuo reconocimiento de la soberanía.
Como primer ministro ha dado pasos para erradicar la influencia del Estado serbio en el norte de Kosovo, donde vive aún buena parte de la minoría serbia que sigue en el país.
Por ejemplo, ordenó prohibir el uso de la moneda serbia para que se emplee el euro, oficial en Kosovo; que los vehículos cambiaran la matrícula serbia por una kosovar; o el cierre de instituciones como oficinas de correos o centros médicos que estaban aún gestionados por el Estado serbio.
Kurti se opone también a la creación de una comunidad de municipios serbios, algo pactado en 2013 bajo mediación de la UE, y que daría a esa minoría cierta autonomía.
Pristina teme que esa entidad cree de facto una autoridad paralela dentro del Estado y se niega a ello, sobre todo mientras Serbia no reconozca su soberanía.
Por contra, los tres grandes partidos tradicionales defienden una actitud más pragmática y que se vaya normalizando la relación con Serbia bajo la mediación de la UE, incluso si esta no reconoce la independencia kosovar.
Distanciamiento con la UE
Esas formaciones, enojadas aún con Kurti por haberlas apartado del poder, argumentan que la actual situación causa un bloqueo político que debilita la posición negociadora de Kosovo y que ha deteriorado las relaciones con Bruselas.
Kosovo solicitó su entrada en la UE en 2022, con Kurti ya como primer ministro, pero aún no ha sido admitido como candidato.
Bruselas ha puesto la mejora de sus relaciones como condición a Kosovo y Serbia (esta sí es candidata), para una eventual entrada en la UE, e insiste en que hay que reducir la tensión con los serbios que viven en el norte de Kosovo.
La UE, el mayor donante de asistencia a Kosovo, ha mostrado repetidamente su malestar con la actitud de Kurti.
En junio de 2023 retiró a Kosovo 150 millones de euros en ayudas por sus duras políticas contra los serbokosovares, y desde el pasado agosto ha suspendido las reuniones de alto nivel con miembros de su Gobierno.
Los partidos de la oposición, que se han fortalecido con victorias en las últimas elecciones municipales, acusan a Kurti de estar minando las instituciones democráticas y la libertad de prensa, de aumentar la polarización en el país y de deteriorar los lazos estratégicos con la UE y EEUU.
El bloqueo político ha provocado una incertidumbre económica y el retraso de la aprobación de los presupuestos, de proyectos de infraestructuras y de iniciativas de inversión.
La presidenta de Kosovo, Vjosa Osmani, ha alertado de que no aprobar el presupuesto para 2026 puede provocar incluso retrasos en el pago salarios a los funcionarios e incluso problemas en la prestación de servicios públicos esenciales. EFE
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