Leonardo Padura: No más banditas, «hace falta una cirugía profunda en la economía cubana»
Moncho Torres
Ciudad de Panamá, 20 nov (EFE).- ‘Morir en la arena’, la última novela de Leonardo Padura (La Habana, 1955), muestra una Cuba golpeada por los cortes de electricidad o la inflación, una crisis que para el escritor solo podrá solucionarse si se opta por una «cirugía profunda» a la economía, en vez de superficiales «banditas» (tiritas) adhesivas.
Uno de los narradores lo expresa con rotundidad: «No se vislumbraba solución, y por eso tanta gente se había ido y, como pintaban las cosas, no pararían de hacerlo».
Para el escritor, sin embargo, sí hay una solución al «problema más agudo» de Cuba.
«Pienso que hace falta una cirugía profunda en la economía cubana y eso va a provocar, por supuesto, cambios en la sociedad y cambios en la política. Hasta que eso no ocurra, no sé cómo puede haber unos cambios importantes en esa sociedad que vislumbren una forma diferente de poder vivir la cotidianidad», afirmó a EFE.
El escritor, que viajó a Panamá esta semana para presentar la novela, recuerda que los economistas califican la situación en Cuba de «multicrisis», algo que ha llevado a la isla a parecerse cada vez más a Haití, no por los niveles de violencia, aunque se produzcan cada vez más robos, sino por el «panorama callejero», donde por ejemplo la gente vende de una manera «no solo desorganizada, sino también desesperada».
Criticar y seguir viviendo en Cuba
Padura, premio Princesa de Asturias en 2015, habla y escribe sobre la realidad cubana sin rodeos ni eufemismos, a pesar de que vive en La Habana, mientras otras voces críticas han tenido que padecer la cárcel o el exilio.
¿Existe entonces cierta libertad de expresión en Cuba? ¿Cómo es que escritores como él o Pedro Juan Gutiérrez, autor de la ‘Trilogía sucia de La Habana’, pueden seguir viviendo en el país?
«No sé si existe toda la libertad de expresión que debería haber, creo que no -responde Padura-, pero exploto toda la libertad que necesito para expresarme», y vincula también esa «libertad» a que «la industria editorial cubana prácticamente está detenida» como parte de la «policrisis», por lo que apenas hay distribución de sus libros en la isla.
Y es que desde hace «cuatro novelas» sus libros no se editan en Cuba, y antes, aunque publicaba, era con unas tiradas muy pequeñas, de hasta 1.500 ejemplares.
Así, trata de utilizar «toda la independencia y toda la libertad» que le permite tener desde hace casi tres décadas una editorial fuera de Cuba, la española Tusquets Editores.
Pero aunque no se distribuyan sus libros en Cuba -«dicen que por falta de papel y es verdad que no hay papel, pero también creo que no hay mucha voluntad de publicarlos»- sus compatriotas leen su obra por libros físicos que les mandan desde el extranjero o en «copias piratas digitales», opción mayoritaria.
Migrar o quedarse
Además, para el novelista, no existe otra opción para poder seguir escribiendo que permanecer en la isla.
«Yo creo que la solución no siempre es irse. Tampoco creo que la solución para muchos sea quedarse, pero para mí sí ha sido quedarme para poder estar cerca de esa realidad, poder palparla», reflexiona Padura, que necesita contar «las frustraciones, las esperanzas, las desesperaciones, los anhelos, los amores, los odios de la gente».
Porque aunque «la percepción que se puede tener de Cuba y de la sociedad cubana es de inmovilidad», debido a que la estructura político-económica es más o menos la misma desde hace décadas, «la sociedad sí cambia», y puso como ejemplo de cambios drásticos recientes la llegada de internet con el consecuente aumento del acceso a la información o que se permita salir del país si se cuenta con un pasaporte válido.
Eso provocó, dijo, que se estime que 1,2 millones de cubanos abandonaron el país entre 2022 y 2024, muchos de ellos a través de Nicaragua, que no les exigía visado, para luego continuar su ruta hacia Estados Unidos, aunque la llegada de la Administración de Donald Trump y el aumento de las restricciones migratorias ha llevado a muchos a cambiar el país de destino por Brasil, atraídos por el efecto llamada de otros compatriotas, detalla.
En medio de esta situación, «el ejercicio que parecía mantener a flote el país» era el sexo, según un personaje de la novela, una naturalidad no tan normal en otras sociedades más conservadoras, y que Padura cree que se debe a que, entre otros motivos, la «cultura del Caribe es una cultura de puertas abiertas».
«La gente vive hacia fuera y eso se manifiesta en casi todos los sectores de la vida de la gente, incluso en sus relaciones personales, en su comportamiento sexual y erótico», dice, pero también «tiene que ver con un elemento cultural muy profundo que es el mestizaje, que tiene que ver también con el clima, con la manera en que se entienden las religiones».
Y es que en Cuba, continúa, un alto porcentaje de la población practica la religión afro-cubana, «una religión que no tiene el concepto del pecado, por lo tanto te deja mucha más libertad». EFE
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