Los civiles de Mosul, ante el dilema de quedarse o intentar huir
Durante la ofensiva militar en Mosul hubo relativamente pocos desplazamientos de civiles, pero ahora los que se han quedado en la parte oeste se exponen a más peligros que nunca y no saben si quedarse, como aconseja el ejército, o intentar huir.
El éxodo masivo que preveían las organizaciones humanitarias al comienzo de las operaciones para expulsar al grupo Estado Islámico (EI) de Mosul no se produjo. Han huido alrededor de 200.000 civiles, de los cuales 50.000 ya han vuelto a casa, según las estimaciones de la ONU.
En los primeros días de la ofensiva, a mediados de octubre, el ejército iraquí lanzó desde el aire miles de octavillas con consignas de seguridad, pidiendo a los habitantes que permanecieran enclaustrados en sus casas.
Esto ha impedido el uso de armas pesadas y evitado una destrucción a mayor escala, como la registrada en las batallas de Faluya y Ramadi.
«Sabemos que el EI ataca a los habitantes que intentan huir, causando muchas víctimas», explicó a la AFP el general Abdelwahab al Saadi, un comandante de las unidades de élite antiterroristas (CTS).
«A nosotros por supuesto que nos resultaría mucho más fácil bombardear a los yihadistas con armas pesadas si la ciudad estuviese vacía. Pero nuestro principal objetivo es preservar la vida de los civiles, estamos convencidos de que están mejor protegidos si se quedan en casa que si intentan huir», asegura, calificando de «éxito» esta estrategia.
– ¿Huir o quedarse? –
Hazem Ghanam, un habitante de 58 años que se quedó en el este de Mosul durante la batalla, asiente. Está preocupado por su hermano y dos sobrinas que viven en el oeste pero cree que «más vale quedarse en casa». «Aunque Dios ha preservado a algunos, los que han intentado huir están heridos», afirma.
Taha Ahmed, de 19 años, les exhorta, sin embargo, a irse de la ciudad «si tienen la posibilidad de hacerlo». Él lo hizo con toda su familia hace dos meses, a las «dos de la madrugada». «Dáesh nos disparaba pero seguimos corriendo durante 3 kilómetros y las fuerzas iraquíes se ocuparon de nosotros», cuenta este joven de ojos azules en el campamento de desplazados de Hasancham, al este de Mosul.
Las CTS necesitaron más de tres meses para reconquistar toda la parte este. La batalla por el oeste se anuncia más dura debido a sus callejuelas, sobre todo en el casco antiguo, y porque los yihadistas, mejor asentados en ella, pueden verse tentados de usar a los civiles como escudos humanos.
– ‘Riesgo extremo’ –
«Los civiles se encuentran en una situación de riesgo extremo y pueden ser alcanzados por francotiradores, por tiroteos y por bombas», enumera Lise Grande, coordinadora humanitaria de la ONU en Irak.
Desde el comienzo de la ofensiva, «las fuerzas iraquíes fueron capaces de proteger a cientos de miles de civiles», añade. Estima que alrededor de 550.000 se quedaron en sus casas.
No se dispone de cifras oficiales sobre el número de muertos en la ofensiva contra el este.
El Gobierno de la región autónoma del Kurdistán iraquí informó deque 14.000 heridos -civiles y militares- han sido ingresados en hospitales en Erbil desde el comienzo de las operaciones el 17 de octubre.
En la batalla por el oeste, «si el ejército no consigue proteger a los civiles, entonces se podría buscar alguna manera de ayudar a las familias a cruzar la línea del frente», según Grande.
La estrategia del ejército «ha funcionado bastante bien» en el este de Mosul y «actualmente es casi imposible que las fuerzas iraquíes garanticen corredores de seguridad para los civiles» del oeste, afirma por su parte Belkis Wille, portavoz de Human Rights Watch (HRW) en Irak.
Según ella, esta estrategia busca reducir el número de desplazados por «motivos logísticos y de seguridad». Porque «hay la sensación de que cualquiera que huya de Mosul es un terrorista potencial, que representa un peligro para la seguridad», explica.