Los habitantes de la costa de Bangladés, en primera línea del cambio climático
En la costa de Bangladés, los caudalosos ríos del Himalaya que desembocan en el mar marcan el ritmo de la vida. Pero con el cambio climático, los habitantes de estas zonas enfrentan cada vez más dificultades para acceder a agua potable.
El aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático inunda las zonas bajas, mientras que tormentas cada vez más intensas empujan el agua salada hacia el interior, convirtiendo pozos y lagos en salobres, describen estudios científicos.
Para las millones de personas que viven en estos deltas ecológicamente sensibles, encontrar agua potable limpia se ha convertido en un reto cada vez mayor.
En 2009, el paso del ciclón Aila por India y Bangladés supuso un punto de inflexión.
A lo largo de las costas, las aguas del océano Índico inundaron numerosas viviendas y recubrieron las tierras con grandes cantidades de sal que acabaron con su fertilidad.
El agua de los ríos y pozos se volvió no apta para el consumo y la vida de las poblaciones de los distritos de Khulna y Satkhira se vio profundamente alterada.
Numerosas familias se apresuraron a construir casas sobre pilotes para escapar de las inundaciones.
Los niños se bañan en ríos que han ido erosionando lentamente sus riberas y devorando viviendas y escuelas.
Para los habitantes de estos pueblos, sobrevivir significa ahora migrar.
Los hombres se ven obligados a abandonar sus hogares durante meses para buscar trabajo en el campo.
Las mujeres y los niños caminan durante horas para acceder a una fuente de agua potable que luego almacenan en depósitos proporcionados por las ONG.
Otros se esfuerzan por recoger agua de lluvia. Cada hogar almacena unos cuantos miles de litros, que se racionan cuidadosamente hasta que llega el siguiente monzón.
Este reportaje acompaña una serie de fotografías tomadas por Muhammad Amdad Hossain y premiadas en el marco del Premio Marai de Fotografía, otorgado a jóvenes fotógrafos de 25 años o menos que trabajan en el sur de Asia.
La edición de 2025 estuvo dedicada al cambio climático y su impacto en la vida cotidiana de las poblaciones.
El premio se concede en homenaje a Shah Marai, antiguo jefe de fotografía de la oficina de AFP en Kabul, quien murió el 30 de abril de 2018 a los 41 años en un atentado suicida en la capital afgana.
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