
Los hazaras de Pakistán entierran a sus muertos tras una semana de protestas

Miles de personas se congregaron el sábado en Pakistán para el entierro de 10 mineros de la minoría hazara muertos en un ataque reivindicado por la organización Estado Islámico (EI), una tragedia que suscitó controversia ante la falta de protección de esta comunidad chiita.
Centenares de hazaras se manifestaron durante seis días antes de llegar el viernes a un acuerdo con el gobierno de Balochistán, la provincia más grande y la más pobre de Pakistán.
Los diez mineros de la minoría hazara fueron secuestrados el domingo en una mina de carbón por hombres armados, y llevados a una colina donde fueron fusilados y algunos decapitados.
El sábado en Quetta, más de 4.000 personas asistieron, bajo estrictas medidas de seguridad, a los funerales de los mineros muertos.
Los hazaras constituyen la mayor parte de la población chiita en Quetta, la capital de Balochistán, una región afectada por movimientos insurgentes étnicos, sectarios y separatistas.
La comunidad hazara, que tiene características cercanas a las de Asia central, es a menudo atacada por militantes sunitas, que los consideran herejes.
El viernes, las autoridades prometieron que los agresores serían detenidos, además de otorgar indemnizaciones a las familias de las víctimas y ofrecerles una mejor protección.
El acuerdo prevé igualmente la creación de una comisión dirigida por el ministro de Balochistán para investigar los ataques contra la comunidad hazara en las últimas dos décadas.
Las autoridades paquistaníes niegan desde hace tiempo la presencia del EI en su territorio. Pero este grupo, sunita, ha reivindicado varios ataques.