Miles peregrinan en Paraguay para agradecer los milagros de la Virgen de Caacupé
Ron González
Caacupé (Paraguay), 8 dic (EFE).- Extenuada después de una larga peregrinación, la argentina Maida Noguera descansa minutos antes de participar en los actos centrales de la festividad de la Virgen de Caacupé, la patrona de Paraguay y a la que considera la madre de los milagros.
Recorrió casi 80 kilómetros desde su natal Formosa, en el noreste argentino, para agradecer in situ los favores de la «virgencita azul», como también se conoce a la advocación mariana más grande de la nación guaraní.
«Esta festividad trasciende todos los países, hay gente que viene de todos lados, desde muy lejos, porque la Virgen de Caacupé es súper milagrosa, todo lo que uno le pide ella lo cumple», dijo a Efe la mujer de 32 años al justificar su larga peregrinación.
Noguera, de ascendencia paraguaya, tuvo contacto con la virgen a muy temprana edad, cuando viajaba de chica cada año con sus padres a Caacupé y veía estatuillas en casi todos los lugares de la ciudad formoseña de Clorinda, donde creció y aún reside.
Pero la repentina muerte de su padre hace 8 años remeció su vida: se transformó en católica no practicante y dejó de peregrinar a Caacupé porque sentía que la virgen la había “abandonado”.
Hoy, cree que esta virgen, considerada una variante de la Inmaculada Concepción y a la que los paraguayos atribuyen miles de milagros, le ayudó a atravesar el difícil duelo por la pérdida de su padre.
«Entendí que se tienen que superar las etapas y volví a creer en ella, volví a caminar, a venir a su casa nuevamente y a sentirme completa», explicó esta maestra en formación, que viajó al centro religioso del país en compañía de otros 40 argentinos, casi todos de padres paraguayos.
Una fiesta en Caacupé
La madrugada del domingo, los poco más de 50.000 habitantes de Caacupé vieron llegar a miles de peregrinos. La festividad dura todo una semana, pero tiene su pico la noche antes del 8 de diciembre, cuando se celebra el «cumpleaños» de la virgen.
Cerca de la medianoche, miles se congregaron en los alrededores de la Basílica de Caacupé, la centenaria edificación donde reposa la talla que reúne a los fieles de esta virgen.
Agotados, cientos dormían sobre esterillas en las calles. Pero al comenzar la serenata para celebrar a la patrona paraguaya todos estuvieron atentos, quisieran o no.
La música de un recital que reunió a varios artistas tronó en decenas de bocinas repartidas en la abarrotada explanada que antecede a la basílica, y justo a medianoche, después de un conteo regresivo que recordó a la celebración de Año Nuevo, el cielo se iluminó con fuegos artificiales.
Seguidamente, se celebraron homilías durante la madrugada y los fieles aprovecharon para agradecer, pero también para pedir por otro año de salud y prosperidad, como fue el caso de la paraguaya Angelina Alfonso.
La mujer de 52 años caminó pesadamente los casi 20 kilómetros que separan a Ypacaraí de Caacupé para pedir por la salud y prosperidad de sus 8 hijos, 16 nietos y de su madre, que convalece tras sufrir un accidente cerebrovascular el año pasado.
Pero la celebración no es únicamente para agradecer. En una de las homilías, ante centenares de feligreses, el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, pidió a los gobernantes erradicar la corrupción y fomentar «el bien común» en Paraguay.
«Promover una vida digna en nuestro país exige por sobre todo erradicar la corrupción, porque quita confianza y dignidad a la persona», sostuvo Valenzuela después de apuntar que «una persona corrupta destruye a la sociedad» al buscar su propio interés.
Las autoridades han estimado que casi dos millones de personas peregrinaron a Caacupé durante toda la festividad, un dato que demuestra la devoción por la virgen en Paraguay, un país con 6,1 millones de habitantes. EFE
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