Nadia, madre de Lamia y vecina del 13N: «Dejar el barrio sería como abandonar a mi hija»
Antonio Torres del Cerro
París, 8 nov (EFE).- Nadia Mondeguer perdió a Lamia, de 30 años, el 13 de noviembre de 2015 en la terraza del bar La Belle Équipe, a 150 metros de donde todavía reside, en la Avenue Voltaire. Un comando de terroristas yihadistas ametralló el local en el que estaba su hija.
«De ninguna manera me mudo. Eso sería como si la abandonase», reivindica Nadia, quien recibió a un equipo de EFE en el mismo apartamento en el que vive desde hace más de cuatro décadas y en el que, junto a sus dos hermanos, Lamia se crió.
Su padre Jean-François tampoco está. Falleció de una galopante enfermedad en 2020, justo antes de la crisis del covid.
La Avenue Voltaire de Nadia es además la misma donde está la sala Bataclan, epicentro de los atentados yihadistas del 13N en París. Difícil para la madre de Lamia no acordarse de los ataques terroristas más sangrientos de la historia reciente de Francia.
«La oficina de correos a la que voy está enfrente de La Belle Équipe, así que tengo que pasar por allí. A donde no conseguí ir durante nueve años fue a la calle en la que mi hija vivía, que está aquí cerca», asevera este mujer franco-egipcia, antigua profesora de árabe.
Lamia Mondeguer, que trabajaba en una agencia descubriendo nuevos actores, fue asesinada, junto a su pareja Romain Didier y otras 17 personas, mientras tomaba algo en el frecuentado local Belle Équipe, en la calle Charonne, en el animado barrio XI.
Un Seat León azul con matrícula belga se detuvo con un comando yihadista que los ametralló indiscriminadamente. De este grupo, formaba parte Brahim Abdeslam, hermano del único superviviente de los comandos del 13N, Salah Abdeslam (condenado a cadena perpetua).
Un total de 39 personas perdieron la vida en terrazas y restaurantes de la capital durante el 13N.
Junto a las 19 de La Belle Équipe, los terroristas acabaron con la vida de 15 personas entre los bares Le Carillon y Le Petit Cambodge, ambos en el distrito X. En el XI, atentaron en La Bonne Bière y Casa Nostra (5 muertos entre los dos locales), mientras en el Comptoir Voltaire falleció el propio Brahim Abdeslam cuando estalló su chaleco de explosivos.
Nadia Mondeguer denuncia un cierto olvido de las víctimas de las terrazas y restaurantes de París y del Estadio de Saint-Denis (una persona), eclipsadas, de alguna manera, por la masacre del Bataclan, la sala de conciertos en la que los yihadistas asesinaron a 92 personas y tomaron un grupo de rehenes.
«Es cierto que hasta hoy todo el mundo habla más del Bataclan. Una vez mi marido charlaba en el hospital con unas enfermeras que solo se acordaron de los atentados del 13 de noviembre de 2015 por el nombre de Bataclan», lamenta.
Nadia achaca ese olvido a «los periodistas, los ministros, que hablaban de los atentados del Bataclan». «Hoy parece que ya se habla de los atentados del 13 de noviembre, o del 13N», se felicita.
«Supe al día siguiente que mi hija no estaba más con nosotros»
Esta antigua profesora de árabe, quien retomó el activo papel que su marido había jugado en una de las asociaciones de víctimas del 13N, rebobina lo que sucedió aquella noche parisina, en la que mucha gente disfrutaba de un excepcional tiempo casi primaveral.
Un mensaje de WhatsApp llegado de sus allegados de Egipto la alertó; también unas fuertes detonaciones que escuchó desde su casa. «Lo primero que pensé es que habían atacado a nuestro barrio, en el que hacemos tanta vida. Luego escuché que hubo algo en la calle Charonne. Esa calle está detrás de mi casa».
«Supe al día siguiente, a las 14 horas, que mi hija ya no estaba más con nosotros», cuenta Nadia, con un hilo de voz.
Ella no se considera una víctima del 13N, pues «la víctima» fue su hija. «A lo sumo soy una impactada por los atentados. Entraron en mi vida y me la pusieron patas arriba».
En la entrada del apartamento haussmaniano, una foto de Lamia llama la atención. Se ve a una chica de pelo castaño largo, hablando, apoyada en una pared blanca, mirada muy viva. «Esta foto se la hicieron una hora antes» del atentado, explica, mientras, delicadamente, la vuelve a poner sobre la mesilla. EFE
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