«Si se quiere la paz, hay que prepararse para la guerra», ¿es eso cierto?
A finales de año, el exembajador de Estados Unidos en Moscú, Michael McFaul, escribió en TwitterEnlace externo: «Nadie que yo conozca está en contra de la diplomacia con Putin para poner fin a su invasión en Ucrania. Y nadie que yo conozca tiene una estrategia viable y realista para lograr o incluso iniciar ese proceso». El llamamiento a ‘más diplomacia’ no es una estrategia. Sencillamente, no es realista».
Esta afirmación parece describir la situación actual. Sin embargo, el apoyo militar a Ucrania no está exento de polémica en Europa. Incluso en la neutral Suiza se está debatiendo una adaptación de la neutralidad para apoyar a Ucrania.
La guerra en Ucrania ha obligado a Europa a replantearse su propia arquitectura en seguridad. Europa se encuentra en un punto de inflexión, pasando de la distensión a una estrategia de equilibrio del terror.
Pero, ¿puede el armamento y el apoyo militar a Ucrania acabar realmente con la guerra, o existe el peligro de que esta estrategia conduzca a una escalada militar o incluso nuclear en el peor de los casos? ¿Y la diplomacia tiene alguna posibilidad en este momento?
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