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Neutralidad suiza: ¿alineada ayer, soberanista hoy?

Fidel Castro
En 1962, un asesor del presidente de EE UU, John F. Kennedy, declaró al embajador de Suiza, August R. Lindt: “Si la Suiza neutral no existiera, habría que inventarla”. En 1964, Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, regaló la boina verde olivo de su uniforme al embajador de Suiza, Emil Stadelhofer como prueba de reconocimiento por sus servicios.​​​​​​​ (DODIS) Documents Diplomatiques Suisses, dodis.ch/40943

El caso de espionaje internacional que involucra a la empresa Crypto AG recuerda los buenos viejos tiempos en que Suiza era útil para los dos bloques de la Guerra Fría. ¿Puede este posicionamiento funcionar nuevamente ante los indicios de la “guerra fría” entre China y Estados Unidos? Nada es menos seguro.

Las recientes revelaciones sobre el espionaje efectuado gracias a las máquinas de encriptado de la firma de Zug Crypto AG conmocionaron a la opinión pública en Suiza por la amplitud y duración de los operativos. Urge saber ahora en qué medida las autoridades suizas sabían que esos dispositivos habían sido manipulados en su diseño por los propietarios de la compañía, los servicios secretos estadounidenses y alemanes.

Así pues, en Suiza, el asunto de Crypto AG apenas comienza, especialmente porque algunas de las personas involucradas todavía son altos funcionarios, como el exjefe del Servicio de Inteligencia de la Confederación (SRC), Markus SeilerEnlace externo, actual secretario general del Ministerio de Exteriores (DFAE).

Neutralidad identitaria

El caso también puso nuevamente sobre la mesa el tema de la neutralidad suiza, un estatuto jurídico reconocido en el derecho internacional al que la abrumadora mayoría de los suizos siguen firmemente apegados. En su más reciente estudio anual sobre seguridadEnlace externo (2019), el Centro de Estudios Estratégicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich revela que “la aprobación de la neutralidad alcanza un nivel récord. El 96% de los encuestados se pronuncian de manera casi unánime por el mantenimiento de la neutralidad (…) Además, las suizas y los suizos atribuyen un gran valor a la neutralidad como componente de la identidad suiza”.

De hecho, las autoridades suizas comprendieron perfectamente, desde la Primera Guerra Mundial, las virtudes pacificadoras de la neutralidad en el plano interno en el que cohabitan poblaciones de habla alemana, francesa e italiana.

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Internacionalmente, por otro lado, la mayoría de los Estados estaban conscientes, durante la Guerra Fría, que la neutral Suiza no era menos parte del bloque occidental opuesto, como se recordará, al totalitarismo soviético. La defensa del mundo libre invocada por Estados Unidos para justificar su papel de policía mundial (y sus guerras devastadoras, en particular en Asia) no fue sino una fórmula de propaganda. Pero en Suiza, el rechazo a la Unión Soviética fue muy vigoroso desde sus inicios.

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“Incluso antes de la Primera Guerra Mundial, subraya el historiador Hans-Ulrich Jost, la lucha contra la izquierda y luego contra el comunismo fue de hecho una de las líneas directrices de la diplomacia. Esto no significa que Suiza, como espacio de producción industrial, haya rechazado cualquier apertura hacia la URSS y la China maoísta. Si se afectaban los intereses económicos, podíamos desviarnos un poco de esta directriz”.

Y esa adhesión de ninguna manera impedía que Suiza ofreciera sus buenos oficios. “La neutralidad suiza pudo demostrar al mundo su utilidad en 1953, cuando Suiza participó en Corea, como un “país occidental neutral, en las comisiones para la vigilancia del armisticio y la repatriación de prisioneros de guerra”, señala el Diccionario Histórico de Suiza en su artículo sobre la Guerra FríaEnlace externo.

Suiza también pudo desempeñar su papel en el marco de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, la futura OSCEEnlace externo, que permitió un acercamiento entre los bloques del Este y Oeste desde el inicio de los años 1970.

Las exigencias de Washington

Pero el caso de Crypto AG recuerda también que Suiza se plegó fuertemente a las exigencias de Estados Unidos durante ese período. “Hasta principios de la década de 1950, Suiza fue maltratada por Estados Unidos”, enfatiza Hans-Ulrich Jost. Una actitud que surgió de la política de acomodo de la Confederación hacia la Alemania nazi y sus reservas de oro. “Suiza prácticamente se alineó, sin especificarlo oficialmente, con el Acuerdo de Hotz-LinderEnlace externo, un embargo contra los países del Este”, agrega el historiador que desarrolla en un artículoEnlace externo sus reflexiones sobre la neutralidad suiza.

Exdiplomático y alto funcionario del Ministerio suizo de Exteriores, Georges Martin subraya que la Confederación, como muchos otros Estados, ha llevado a cabo tres tipos de relaciones exteriores: de seguridad, económica y política: “Pero los arbitrajes a menudo se hacían en favor de la economía, incluso de la seguridad. El DFAE buscaba desarrollar ejes que mostraran nuestra diferencia con respecto a otros países occidentales. Pero los dulces soñadores del DFAE que podríamos ser y nuestros conceptos de solidaridad y compromiso en el seno de la comunidad internacional (ONU) a menudo eran llamados al orden cuando se trataba de nuestra economía o nuestra seguridad”.

Sin embargo, el alcance de la manipulación efectuada con las máquinas Crypto AG bajo la etiqueta suiza va más allá del curso normal de las cosas: “No podemos cargar todo a la Guerra Fría, porque la operación que afectó a decenas de países continuó mucho después de la caída del Muro de Berlín. La mejor manera de limitar el daño en términos de credibilidad es esclarecer lo que sucedió”, estima Georges Martin, cuyo blog en el periódico Le Temps analiza y comenta la política exterior de SuizaEnlace externo.

En una emisión matinal de la RTS, el 20 de febrero, el exdiplomático estima que el caso de Crypto está “en la misma zona que el de los Mirages o las fichas” (video en francés).

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Hans-Ulrich Jost, por su parte, evoca otro caso muy sonado que se produjo en 1957 cuando la prensa reveló que el procurador de la Confederación, René Dubois, monitoreaba las comunicaciones telefónicas de la embajada egipcia en Berna para recopilar información sobre el FLN argelino y transmitirla a los servicios secretos franceses. “Fue un juego similar al que se jugó con Crypto AG”, indica Hans-Ulrich Jost.

En 2007, al dar cuenta de ese episodioEnlace externo que había seguido de cerca, el periodista y editor Charles-Henri Favrod revelaba que el desafortunado incidente -el procurador se suicidó, según la tesis oficial-, había empujado al titular de Exteriores de la época, Max PetitpierreEnlace externo, a establecer contactos con separatistas argelinos y actuar como mediador entre ellos y el Estado francés hasta los acuerdos de EvianEnlace externo de 1962.

La vida se vuelve peligrosa para los ratones

¿Más allá del posible daño que el asunto de Crypto AG pudiera tener en las relaciones exteriores de Suiza, su neutralidad es aún una ventaja internacional? Después de la caída del bloque soviético, Suiza perdió ese capital. Actualmente, otros países pueden desempeñar el papel que tuvo Suiza durante la Guerra Fría, incluidos miembros de la OTAN como Noruega. Una constatación que comparte el exdiplomático Georges Martin, quien recuerda la conmoción experimentada en ese momento: “No lo vimos llegar y caímos desde lo alto. Ya no éramos el “darling” (querido) de la comunidad internacional. Hoy, es mucho más difícil posicionarse dado que las relaciones internacionales son muy volátiles”.

Hans-Ulrich Jost lo expresa de otra manera: “Suiza ha perdido su credibilidad como actriz que muestra la neutralidad como valor supremo. Por otro lado, Suiza sigue dependiendo de la UE, que a su vez está debilitada en el plano internacional”.

Suiza duda hoy entre dos opciones, según el historiador: “Intentar ascender en el nivel global a través de Estados Unidos, lo que se traduce en la búsqueda de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Pero aparte de las finanzas, el peso de Suiza no es suficiente para poder jugar ese juego. Por otro lado, Suiza casi se ve obligada a colaborar con la UE, para garantizar la seguridad en sus intercambios cotidianos con el exterior. Sin embargo, eso no es necesariamente una perspectiva para el futuro, ya que la UE no logra unirse para ser un actor global”.

Por lo tanto, Suiza puede reflexionar en torno a ese proverbio africano que cita Georges Martin: cuando los elefantes hacen la guerra o el amor en la sabana, la vida es peligrosa para los ratones.

En la conferencia sobre seguridad en Múnich a mediados de febrero, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, asumió una postura de tipo “guerra fría”Enlace externo al evocar a China: “Nuestros países han mantenido juntos nuestras libertades y nuestra soberanía durante más de 30 años. Lo hemos hecho frente a los desafíos del terrorismo islamista, lo hemos hecho frente a la crisis financiera mundial y ahora lo hacemos frente a un partido comunista chino cada vez más agresivo. Las naciones libres son simplemente más exitosas que cualquier otro modelo que haya sido probado en la historia de la civilización. “Nuestros gobiernos respetan los derechos humanos fundamentales, favorecen la prosperidad económica y brindan seguridad para todos”.

Infrarrojo, programa de debate de la RTS, se preguntó si Suiza se había traicionado haciendo la vista gorda a las acciones de la empresa Crypto AG. (Video en francés)

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Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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