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La guerra en Ucrania agrava la insuficiente financiación para paliar otras crisis

Mujeres y niños etíopes refugiados
La guerra en Ucrania ha generado millones de personas refugiadas y desplazadas, pero el conflicto y el cambio climático incrementan también los desplazamientos forzados en otros lugares, como Etiopía (en la imagen). Copyright 2020 The Associated Press. All Rights Reserved.

Las Naciones Unidas estiman que necesitarán un récord de 51 500 millones de dólares en 2023 para responder a las inmensas necesidades humanitarias. Esto se produce tras otro año récord en 2022, en el que se profundizó la diferencia entre las necesidades y los fondos recibidos. La guerra de Ucrania es uno de los factores desencadenantes, pero no el único.

Esas cifras, consignadas en el resumen anualEnlace externo de la ONU sobre las necesidades humanitarias proyectadas, publicado el 1 de diciembre, representan un aumento de 10 500 millones de dólares en comparación con las proyecciones para 2022.

En su ‘Informe de infrafinanciación’Enlace externo, publicado en septiembre, la agencia destacó 12 países en los que sus operaciones no están cubiertas ni siquiera en un 50%. A finales de octubre, lanzó un nuevo llamado a las donaciones, afirmando que necesitaba al menos 700 millones de dólares (693 millones de francos suizos) para finales de año, so pena de que “la próxima ronda de recortes sea catastrófica para las personas en situación de necesidad”.

La infrafinanciación también es un problema para otras agencias de ayuda de la ONU. Un portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) indicó que, hasta el 22 de noviembre, la entidad solamente había recibido donaciones para cubrir el 46,7% de sus necesidades anuales de financiación, frente a una media del 55% en los tres años anteriores.

“Evidentemente, es una llamada de alerta, ya que parece que nos dirigimos a una infrafinanciación récord de la cantidad total que necesitamos”, subrayó el portavoz de la OCHA, Jens Laerke. Sin embargo, el monto total de fondos recibidos se incrementa. “El problema es que las exigencias son cada vez mayores. La financiación aumenta, pero no al mismo ritmo. Así que la brecha se está ampliando”, precisó.

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Las respuestas a los llamados de la OCHA correspondían a menos del 50% hasta el 4 de noviembre e incluían, por ejemplo, aquellos financiamientos destinados a Siria, Yemen, Somalia, Chad, la República Democrática del Congo (RDC) y Sudán, así como a los planes de respuesta para los refugiados de Siria, Venezuela y los rohinyás de Myanmar en Bangladés. Los llamados urgentes se hacen varias veces al año, en función de las necesidades. La OCHA los coordina para la ONU y otros organismos de ayuda, pero no para el Comité Internacional de la Cruz Roja. Las donaciones proceden principalmente de gobiernos occidentales, pero cada vez más, de donaciones privadas.

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Recortes que afectan a los beneficiarios

Ante este déficit de financiación, el ACNUR ha tenido que hacer recortes presupuestarios. Uganda, por ejemplo, es uno de los países africanos que más refugiados acoge, sobre todo de la RDC y de Sudán del Sur. Actualmente se enfrenta a un brote de ébola, pero el ACNUR afirma que carece de recursos para comprar jabón y estuches de higiene para ayudar a la gente a protegerse del virus.

En Chad, país que acoge a los refugiados de Sudán y la República Centroafricana y registra desplazamientos internos, el ACNUR señala haber tenido que cortar el suministro de agua en algunos campamentos debido a la escasez de combustible. En Líbano, donde se han refugiado muchas personas, particularmente sirias, la agencia de la ONU afirma que “70 000 familias vulnerables ya no se benefician de la red de seguridad del ACNUR”. Teme que, en caso de que se interrumpan las ayudas, los refugiados de Oriente Medio puedan sufrir por el frío invernal o ser desalojados de sus casas por carecer de recursos para pagar los alquileres.

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“Sabemos que normalmente no recibimos el presupuesto completo, nunca es financiado en su totalidad”, explica Olga Sarrado, portavoz de ACNUR en Ginebra. “El problema este año es que los 700 millones de dólares (que ACNUR necesita antes de finalizar este 2022) son realmente el mínimo estricto para cubrir las necesidades básicas”.

El impacto de la guerra en Ucrania

Las causas de la crisis de infrafinanciación de la ayuda humanitaria son diversas, desde los efectos de la COVID-19 hasta el cambio climático, pasando por los actuales problemas económicos de algunos países occidentales. Pero la guerra en Ucrania también es un factor importante, según los expertos de la ONU.

Ese conflicto ha aumentado considerablemente el número de personas desplazadas en todo el mundo, con millones de refugiados (as) procedentes de Ucrania, y otros millones de desplazados (as) en el interior. En octubre, la ONU contabilizaba 7,6 millones en Europa, de los cuales 1,5 millones en Polonia. Pero la necesidad también ha aumentado en otros lugares, dice Sarrado. Además, el suministro de ayuda se ha encarecido debido a las “repercusiones” de la guerra, que han hecho subir los precios de los alimentos y el combustible. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el próximo año la inflación mundial llegará al 6,6% en las economías avanzadas y al 9,5% en los países en desarrollo.

Según el ACNUR, el número de personas desplazadas de manera forzosa en el mundo ascendía a mediados de año a 103 millones; esta cifra incluye a refugiados (as), solicitantes de asilo y desplazados (as) dentro de su propio país. Esto representa un aumento de 13,6 millones (15%) en comparación con el final de 2021 y es el mayor aumento de la historia entre dos años, según las estadísticas del ACNUR. Si bien Ucrania fue la principal fuente de desplazamiento forzado en los primeros seis meses de 2022, también hubo un aumento del 21% en el número de refugiados (as) de Venezuela, que huyeron principalmente a Colombia y otros países latinoamericanos. Los desplazamientos forzados también han aumentado en otras partes del mundo, especialmente en zonas de África y Asia.

En respuesta a las crecientes necesidades, el ACNUR ha lanzado varios llamados. “Nunca hemos recibido tanto dinero, pero no es suficiente para cubrir las necesidades actuales”, lamenta Sarrado.

Crisis prolongadas

El ‘Informe sobre infrafinanciación’ del ACNUR se centra en 12 países que sufren una “infrafinanciación crónica”: Bangladés, Chad, Colombia, Etiopía, Irak, Jordania, Líbano, República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, Uganda y Yemen.

Olga Sarrado reconoce que a menudo existe un cansancio entre los donantes ante las crisis prolongadas de refugiados (as) y desplazados (as) internos. Pero afirma que en estos 12 países, unos 40 millones de personas necesitan ayuda, al igual que los ucranianos. “Necesitan apoyo, y también las comunidades que los acogen”, puntualiza. “Por lo tanto, es importante que el mismo compromiso, compasión y empatía que el mundo ha mostrado a los ucranianos se extienda a todas las personas que se ven obligadas a huir en todo el mundo para escapar del conflicto y la inseguridad”.

También señala que la mayoría de los refugiados (as) que necesitan protección internacional proceden de Siria, Venezuela y Ucrania, seguidos de Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar. “Así que, sí, los números son muy importantes para Ucrania, pero lo son aún más para otras nacionalidades”, continúa.

Según Sarrado, solamente unos pocos donantes menores han asignado su financiación específicamente a Ucrania, y que la mayoría de los países donantes “comprenden la importancia de una financiación flexible”, lo que significa que ACNUR puede utilizar alrededor del 40% de sus fondos para satisfacer las necesidades que prioriza.

La crisis de Ucrania ha atraído a más donantes al ACNUR, entre ellos particulares, empresas y fundaciones. “Decidieron ofrecer su apoyo tras ver lo que estaba ocurriendo en Ucrania”, dice Sarrado. Espera que este apoyo continúe más allá de este año y que se amplíe a otras nacionalidades o situaciones.

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Contabilidad creativa

Otro factor que influye en las donaciones es el hecho de que algunos Estados están desviando parte de su ayuda pública al desarrollo (APD) -ayuda gubernamental destinada a promover el desarrollo económico y el bienestar de los países en desarrollo- para cubrir los costes de acogida de los refugiados en su propio territorio, especialmente aquellos procedentes de Ucrania en 2022. Aunque las normas internacionales permiten a los Estados hacer esto, parece que algunos Estados llevan los límites al máximo.

Según Jens Laerke, esta práctica es difícil de supervisar, pero la OCHA es consciente de que algunos países, especialmente en Escandinavia, están utilizando parte de la APD de esta manera. “La califican de ayuda humanitaria, y básicamente se la dan a sí mismos para satisfacer las necesidades de los refugiados que llegan. No estamos de acuerdo con esta designación de ayuda humanitaria, pero esa es solamente nuestra opinión”.

Algunos expertos afirman que el Reino Unido, por ejemplo, gasta ahora una mayor parte de su presupuesto al desarrollo internacional en su propia casa y no en los países pobres en desarrollo. Según el periódico The GuardianEnlace externo, que cita una investigación del Centro para el Desarrollo Global, una parte importante de esa cantidad se destina a alojar a los refugiados, principalmente de Ucrania. Añade que el Reino Unido es “uno de los pocos países -y el único del G7- que financia la totalidad de los costos de los refugiados ucranianos con su actual presupuesto de ayuda”.

Suiza espera que el porcentaje de su presupuesto de APD utilizado internamente aumente este año. “De acuerdo con las normas contables del CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE), Suiza declara en la APD los costos ligados a la acogida de solicitantes de asilo, las personas admitidas provisionalmente y los refugiados (as) de los países en desarrollo durante los primeros doce meses de su estancia en Suiza”, según la página web del Gobierno suizo. Afirma que estos costos ascendieron al 9% de la APD suiza en 2021.

A la pregunta de si Suiza aumentó su ayuda al desarrollo en 2022 en respuesta a las peticiones de más fondos, el Ministerio de Asuntos Exteriores (DFAE) refirió que los datos aún no estaban disponibles. “Pero esperamos que la APD aumente debido al previsible aumento de los costos de acogida de los refugiados en Suiza (costos de asilo en los países donantes, que pueden incluirse en la APD)”, señala. El DFAE agrega que “el nivel de la APD, excluyendo los costos de asilo, podría disminuir en 2022, a pesar de los recursos financieros adicionales acordados para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania”.

Editado por Virginie Mangin

Adaptado del francés por Marcela Aguila Rubín

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