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Refugiados y mutilados: hay «más minas que personas» en el Sáhara Occidental

Laura Fernández Palomo

Campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), 7 nov (EFE).- El refugiado saharaui Aziz Haidar perdió las dos piernas y el brazo derecho en la explosión de una mina en 1979, cuando desconocían la existencia en el Sáhara Occidental de este peligro que hoy cerca los más de 2.700 kilómetros de muro levantado por Marruecos, en una de las regiones más contaminadas del mundo.

«Quizá somos la única población en el mundo donde hay más minas que personas», resume en declaraciones a EFE el jefe de operaciones de la oficina relativa a minas del Frente Polisario, Gaici Nah Bachir, que calcula unos 10 millones de artefactos en la delimitación que separa el 80 % del Sáhara Occidental que controla Marruecos desde la movilización de la Marcha Verde de 1975, conmemorada este jueves.

«Durante la colonización español no conocíamos las minas; sin embargo, la primera víctima saharaui la registramos un mes después de que Marruecos entrara en el Sáhara en 1975», asegura Nah Bachir.

El Servicio de Acción Contra Minas de las Naciones Unidas (UNMAS), que opera en la Minurso, confirmó este mismo año la existencia de otros tres campos minados en Bir Lahlu y dos zonas afectadas por municiones de racimo en Miyek -en el 20 % del territorio saharaui bajo control de Polisario y al que se accede desde los campamentos en Argelia-, «cuya antigüedad se estimaba entre 1975 y 1991», año de la firma del alto el fuego con Marruecos.

Mutilados en campos de refugiados

Con la tregua de 1991, muchos saharauis se mudaron desde los campamentos de refugiados, en territorio argelino, a los conocidos como territorios liberados, próximos al muro, que resultó ser una zona altamente peligrosa ante las «sorpresivas explosiones» que han dejado miles de heridos y una cifra desconocida de muertos, explica Nah Bachir.

Las lluvias arrastran los artefactos bajo la arena, por lo que las minas quedan ocultas y estallan al paso de camellos, vehículos y personas, como los 2.000 saharauis heridos que tiene censados la asociación que creó Haidar hace 20 años para asistir a víctimas, como él.

Este saharaui refugiado, nacido en El Aaiún hoy controlado por Marruecos y que aprendió a conducir tras la amputación de su brazo, aclara que el censo está «incompleto», porque no incluye a los que mueren «sin que nadie lo sepa», gran parte de ellos pastores y nómadas.

Solo constan los heridos que son trasladados a los campamentos de refugiados para unos primeros auxilios y transferidos a la cercana localidad argelina de Tinduf, ante complicaciones, y a la capital, Argel, cuando los daños son más graves, como le ocurrió a Haidar.

Desde su asociación, coordinan las visitas médicas a las jaimas donde, en muchos casos, los heridos quedan atrapados, ya que tienen dificultades para desplazarse por unos campamentos de arena, sin asfaltar, pese a las sillas de ruedas que les facilita la organización.

Desminado incompleto

En 2006, el Polisario inició actividades de desminado con la ayuda de ONG internacionales, pero la ruptura del alto el fuego en 2020 imposibilita actualmente «operaciones masivas y humanitarias» para limpiar las zonas contaminadas y, además, denuncia que Marruecos «no paró de plantar minas».

Entre los artefactos encontrados, aparecieron minas antivehículos fabricadas en 2001, «cuando estaba en vigor la tregua», denuncia Paco, un saharaui que adoptó el nombre de un amigo español de su padre cuando nació en la excolonia española y hoy hace de guía en el llamado Museo de la Resistencia que muestra estos artefactos encontrados.

Con la vuelta del conflicto en los aledaños del muro, que separa a la población saharaui entre el oeste controlado por Rabat y el este administrado por el Polisario, los drones marroquíes se han sumado a los peligros de las minas y despoblado la región oriental del Sáhara, al tiempo que engrosa la población refugiada de los campamentos, explica Haidar.

Según Nah Bachir, algunas de las zonas declaradas limpias durante los años de paz han vuelto a ser cubiertas por minas, por lo que el desminado real no será posible «hasta la resolución del conflicto», que ha reavivado la reciente resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al apoyar la autonomía marroquí del Sáhara.

lfp/sb/rf

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